Luz del Alma ¹ ✴ [ TaeJin ]

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De lo malo, siempre hay que ver lo bueno.

Una semana más tarde, Seok Jin le ofreció a su cuñada que le ayudaría en la pensión porque lamentaba estar allí sin pagar la habitación.

—No tienes que hacerlo SeokJin. Esto es lo que hace la familia.

—No te preocupes, al menos de una manera quiero compensarte.

La chica insistió hasta que se cansó, pero no esperaba cuán obstinado podía ser el castaño.

—Está bien. —Resignada suspiró. —Me ayudarás con la pensión, así que tenemos que hablar de tu salario. —

—¿Un sueldo? —Preguntó y ella dijo que si, entonces rotundamente él se negó. — Darme refugio para mi es más que suficiente. —

—No insistas. No acepto un no como respuesta. —Aclaró y enseguida añadió. — Aparte no solo no tienes dinero, sino que también lo necesitas. —

El mayor sin más opciones asintió con una mueca.

—Bueno. Eso es todo, te doy un trabajo y tu me ayudas aquí.

—No veo la lógica en todo esto, iba a compensarte con trabajo el alquiler de la habitación.

—Bueno, si recibir un sueldo te molesta tanto.— Hizo una pausa, pensando en lo que podría hacer. —Puedes ayudarme a cultivar verduras en el patio trasero. No recibirás un bono por ello. —

Al escucharla, el castaño la miró con asombro y sus pupilas brillaron con entusiasmo.

—¿Tienes un huerto? — Y ella asintió.

—Sí, es más que eso. —Le dijo que se acercara para escuchar. — Este es uno de mis secretos que le da a la comida un sabor agradable. —

—¡Eso es genial! — Expresó con emoción y enseguida se avergonzó. —Lo siento, pero siempre me ha llamado a la atención. —

—Bueno, supongo que encontré al indicado. — Ella sonrió y le guiñó un ojo. —Nadie hará este trabajo mejor que tú. —

[ ... ]

Estaba ansioso por aprender, quería saber todo lo que la joven sabía y lo que ella podía enseñarle.

Ese día, le mostró el área donde se encontraba el huerto, no era tan grande, pero ni siquiera se imaginó que este lugar podía estar detrás de la casa.

—Bien, pues tienes mi total confianza cuñado, puedes entrar y salir de aquí en cualquier momento, también no te contengas de tomar de aquí lo que gustes. —

—Muchísimas gracias Dulce. — Dijo al mismo tiempo de observar perfectamente el lugar. — ¿Y cuando comenzarás a enseñarme? —

Con diversión la chica sonrió.