Apreté los puños, Kyle era muy insistente y me estaba poniendo nerviosa. Tragué saliva con fuerza, lista para responder a su pregunta.
- ¡Ky! – un chico se acercó a nosotros, venía con una gran sonrisa.
“Ky, Ky, Ky… lo he escuchado antes”
- Nate, hermano – se abrazaron, como los mejores amigos que parecían ser. Nate, quien al parecer era el exnovio de mi hermana, era bastante guapo. Era alto, casi tanto como Kyle y tenía el cabello negro y desordenado.
- ¿Es tu novia? – preguntó Nate mirándome, con una sonrisa torcida y bastante encantadora. – Se parece a…
- No es mi novia, es la hermana menor de Candace – comentó Kyle. Yo miré a un lado, muerta de vergüenza.
- Oh, claro. – Nate hizo una mueca. – Es un gusto Cass.
- ¿Cómo sabes mí…? – solté una pequeña carcajada. – Claro, tú eres el exnovio de Candie. Lo olvidaba.
- ¿Está Candie aquí? – preguntó él, ruborizándose un poco.
- Junto a la comida – Kyle guiñó un ojo y Nate asintió con la cabeza, perdiéndose otra vez entre las personas.
Me volteé otra vez queriendo escapar de una vez por todas del tal Kyle. Choqué de frente con el chico que hacía un rato tenía el arma en la mano y dirigía la competencia de beber cerveza. Esta vez, él llevaba una playera puesta. ¡Gracias a Dios!
- ¡Eh Kyle! – ni siquiera me pidió disculpas por el empujón. – Escoge una chica, venga, haremos otra competencia.
- ¡Ya la escogí!
Kyle me tomó de la muñeca, antes de poder escaparme.
¡Demonios! Mi muñeca estaba pagando las consecuencias esa noche, alguien me la iba a dislocar.
- ¡Yo no! – forcejeé para que me soltara.
- No seas aburrida, sígueme.
Me jaló por entre las personas y llegamos otra vez a la mesa donde algunos minutos atrás, él había perdido una competencia.
Todos se agruparon alrededor de nosotros. A nuestro lado estaba Dylan otra vez, junto a Cinthia Wex, una chica de mi clase de Arte.
- ¡DAMAS Y EBRIOS! – gritó el chico del arma. – ¡La competencia del beso más largo!
Todos gritaron y yo le lancé a Kyle una mirada asesina. “No, no, no, no….”
- ¿Qué? No, suéltame Kyle – gruñí entre dientes. Él me sonrió de lado y se plantó frente a mí, sin soltarme la muñeca. – Kyle, es en serio, suéltame o…
- Shhhh…
- ¡El beso más largo se lleva esto! – el chico alzó un sobre de papel blanco.
- ¿Qué es? – gritó Dylan.
- Metanfetamina.
Todos aplaudieron como locos. ¡Claro! Drogas. Grandioso.
- Demonios, Kyle. Ya suéltame. – dije por lo bajo una vez más. Todos estaban mirando, y parecían muy interesados en la competencia.
- Solo será un beso, Cass – masculló. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, pero no estaba asustada, sino ansiosa.
- ¿Listos? – gritó el chico del arma – ¡YA! – disparó por segunda vez en la noche al aire, mientras que Kyle me soltaba de la muñeca, levantaba las manos y tomaba mi rostro entre ellas para pegarme a su boca en el beso más loco que di alguna vez en la vida.
Y me olvidé de todo. Al principio fue lento, suave, todo un caballero; pero unos segundos después la presión del beso aumentó y no pude evitar seguirlo. Sus manos bajaron a mi cintura y me pegó a él con fuerza, yo levanté los brazos y rodeé su cuello con ellos.
¡Se sentía tan bien!
Otro disparo.
Me sobresalté y empujé a Kyle. Despegarme de su boca fue como salir de un sueño. De pronto todos estaban aplaudiendo de nuevo, escuché la música otra vez y me acordé de que seguía en la fiesta.
Me volteé y en ese instante Cinthia abofeteó a Dylan.
- ¡Kyle y….! ¿Cómo te llamas? – el chico del arma me miró arrugando la frente.
- Se llama Cass – Kyle respondió por mí. Tomó mi mano, y con una sonrisa, la levantó.
- ¡KYLE Y CASS GANAN! – gritó el chico. Todos siguieron gritando y aplaudiendo. – ¡Tu premio amigo!
Kyle recibió el sobre de metanfetamina, mientras todos se dispersaban y el alboroto acababa poco a poco.
- ¡No sabes cuánto quiero abofetearte ahora mismo! – gruñí. Estaba furiosa, pero no con él, sino conmigo. No podía creer lo mucho que había disfrutado besarlo.
- ¿Por qué? – ladeó la cabeza cual niño pequeño – ¿No te gusta la metanfetamina?
- ¡No bromees conmigo! – lo empujé.
- ¡Cass, maldita sea, estás en una fiesta! – gruñó de vuelta. – ¿Acaso nunca antes habías ido a una?
Me quedé callada, mirándolo fijo. Y claro, él tenía la maldita razón. Era una fiesta y esas cosas pasaban en las fiestas.
Las personas se besaban y no significaba nada.
- Lo… lo siento – bajó el tono y dio un paso al frente.
- No… solo aléjate – me tembló la voz.
- Cass – comenzó a seguirme y yo comencé a caminar más rápido. – Cass, espera por favor.
- ¡Kyle, basta! – me volteé a verlo, algo adolorida sentimentalmente. – Tampoco significó nada para mí, lo entiendo.
- No lo dije en serio – me miró a los ojos y me quedé petrificada. – Me gustó ese beso…
- ¿Esta es tu táctica para ligar? – me crucé de brazos – Podrá funcionarte con otras, pero no conmigo, ¿Vale? Ya superé nuestro beso.
Pero no era cierto. No lo había superado y no podía explicarme a mí misma qué había en ese beso que me había dejado tan atontada.
- No, no lo digo para ligar – respondió algo ofendido. – Realmente me gustó.
- Sí, cómo no. – rodé los ojos. – Ya sé qué clase de chico eres: Un mujeriego.
- ¿Qué? – alzó las cejas. – Genial, si no me crees… mira esto – hizo parar al primer chico que pasó por su lado y le dio el sobre de metanfetaminas. El chico se emocionó muchísimo, le agradeció y se fue casi corriendo. – ¿Ves? No me importa la maldita droga.
- De acuerdo, tu manera de ligar sobrepasa lo ridículo. – intenté voltearme pero una vez más choqué con alguien.
- ¿Te está molestando? – era Candie. Miré a Kyle y luego a mi hermana.
- No, ya no va a molestarme. Vámonos de aquí. Venir fue la peor idea que pude tener. – jalé a Candace conmigo hasta que salimos de la casa. No tenía ánimos para quedarme, no tenía ánimos para nada.

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Kyle | 1ra parte
Teen FictionPor azares del destino, Cass termina en una fiesta con su rara y antipática hermana mayor, algunas semanas antes de que termine el instituto. Esa noche en una competencia organizada por adolescentes ebrios, en la que es obligada a participar, besa a...