Capítulo 5

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El parque de atracciones estaba repleto de personas. Niños y padres en su mayoría; unos cuantos adolescentes, y varios oficiales de policía circundando el área.

Intenté mantenerme cerca de Kyle, puesto que no quería quedarme sola y perderme en el parque. Cuando por fin lo alcancé, él me miró por el rabillo del ojo, sin prestarme demasiada atención.

       -       ¿Qué vamos a hacer primero? – pregunté tragando saliva con fuerza. Era algo incómodo tener que pasar tiempo con él.

       -       ¿Qué quieres hacer? – soltó con menos rudeza que hacía unos minutos. Bien, era un avance.

       -       Algo que implique estar lejos de mi hermana – admití.

Divisé su cabeza rubio-rojiza por entre la multitud, y tomé el brazo de Kyle para arrastrarlo en la dirección contraria.

       -       ¡Eh! ¿Qué haces? – dijo ceñudo, aunque dejándose guiar.

       -       No quiero importunar la cita de Candie – rodé los ojos.

       -       Cass, por algo les llaman citas dobles. Se supone que debemos ir con ellos – medio gruñó, buscando a Nate con la mirada. Sin embargo, no era capaz de divisarlo y tampoco yo. – Felicidades, Cass. Los perdimos.

       -       ¿Tan malo es? – me crucé de brazos.

       -       ¿El qué?

       -       Estar solo conmigo… ¿Es tan malo? ¿Por eso llevas esa cara de pocos amigos?

Me sostuvo la mirada unos segundos, y relajó su expresión.

       -       Solo para que conste, Cass, tengo muchos amigos. – sonrió de lado.

       -       Sabes que no me refería a eso, no cambies el tema. – lo fulminé con la mirada, y parecía que mientras más molesta me ponía yo, más relajado estaba él.

       -       Vamos por un refresco, yo invito – tomó mi mano y di un pequeño salto.

Se me erizó el vello de todo el cuerpo y comencé a ahogarme con mi propio aire. Era una sensación muy extraña. Bien sabía que Kyle no me estaba tomando de la mano de una manera romántica, simplemente no nos quedaba otra opción que sujetarnos, puesto que podíamos perdernos en la marea de gente; pero aun así… sostener su mano se sentía extrañamente satisfactorio.

Relajé los hombros y dejé que me guiara hasta el puesto de comida. Compró dos latas de Coca-Cola y guardó silencio hasta que se acabó la suya.

       -       ¿Te asustan las alturas, Cass? – preguntó.

Mi mente viajó doce años en el pasado, y me vi a mí misma sobre el tejado de la casa de mi tía Tess. Había sido obligada por mis primos a subir y buscar una pelota de fútbol que había quedado atrapada en una de las canaletas de lluvia. Entré en un ataque de pánico cuando noté lo alto que estaba, y que no podía bajar como había subido… mis primos me habían abandonado ahí.

       -       Cass… ¿Te asustan? – soltó una pequeña risita burlona. Bebí el resto de mi refresco de un solo trago.

       -       No – mentí. – ¿Por qué?

       -       Porque nos vamos a subir ahí – apuntó la rueda de la fortuna y sentí un nudo en el estómago.

“No, no, no.” Odiaba esas cosas.

Kyle | 1ra parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora