Narra Graham.
El parque. Es el único sitio en el que últimamente me siento en paz. Los árboles altos como los edificios me causan cierto vertigo cada vez que inclino la cabeza para lograr ver la copa de estos, elevándose hasta el cielo hasta casi rozar las nubes. Tal vez no sean tan altos después de todo. Tal vez yo sea demasiado pequeño.
Mis pies caminan solos por el asfalto interminable, el cual hay que escalar caminando en horizontal sin pisar el césped de alrededor. Mi cabeza está perdida en mis pensamientos y casi ni me molesto en subir mis gafas las cuales se deslizan poco a poco por mi nariz. La gente mayor sentados en los bancos, con sus ojos cubiertos de párpados, lo dicen, debe de ser cierto: hoy hace un buen día, el cielo despejado, si ninguna nube.
Por muy buen día que haga yo no soy capaz de elevar la vista más allá de mis zapatos, todo en mi se sentía pesado, como si una placa de hormigón se posara sobre mis hombros, y una angustia invadiese mi estómago de nuevo. Necesitaba salir de casa, eso era lo único que necesitaba.
El sonido de una guitarra, ya se me hizo familiar, era aquel chico de nuevo, sentado en el borde de una fuente deslizando sus finos dedos por las cuerdas de aquel instrumento, parecía tan delicado al rozar las llemas con aquellos hilos metálicos, pero al mismo tiempo creaba un sonido fuerte que invadía el lugar, o al menos mi mente. No era la primera vez que le observaba desde la distancia, ¿tanto se nota? es decir, me he fijado hasta en sus manos, ¿cuánto tiempo me ha llevado dirigir mi mirada hasta ellas? ¿3 o 4 días? Wow, tal vez esos eran muchos días escuchando la música de un joven que pedía limosna en un parque.
Le miraba con cierta... envidia, tardé bastante tiempo en darme cuenta de ello, envidia de que él pudiera plantarse allí y tocar, como si nadie le ahogara con una correa que le impidiera hacer lo que realmente quisiera. Tal vez estaba pensando demasiado, dando por hecho demasiadas cosas, pero últimamente mi cabeza no hacía más que pensar, y aquel rato escuchando la melodía de aquel chico rubio era lo único que hacía olvidarme de aquella pesadez en mi cuerpo.
(. . .)
—Deberías marcharte ya.— Alex siempre conseguía pillarme por sorpresa, y aquella vez no fue de menos, no sé muy bien como lo hace, por suerte siempre que es su turno en la cafetería acaba invitándome a un café de más por las molestias de hacerle compañía en su "aburrido trabajo," lo pongo entre comillas porque yo creo que ser camarero en una cafetería de exterior de un parque debe ser bastante entretenido. —Ya no hay ni un solo día en el que no te pases por aquí, vienes incluso cuando no es mi turno.
—¿Y tú como sabes eso?
—Me lo ha dicho Dave— Explicó el moreno como si se tratara de la cosa más obvia del mundo.
—¿Quién es Dave?— Le pregunto.
—Es el otro chico que trabaja aquí, ese pelirrojo—
Ante aquella breve explicación simplemente me limité a asentir mientras dejaba algunas monedas encima de la mesa, acto seguido miré a mi amigo y de vuelta al dinero indicandole que ya podía dejar de quejarse, ese día simplemente quería estar solo, y Alex no es de esas personas que precisamente ayudan a que eso pase.
Mi amigo el cual su oscuro cabello lograba tapar parte de su rostro, elevó sus manos una vez recogido el dinero indicando que ya iba a dejarme en paz y poco a poco comenzó a retroceder apretando sus labios. Había captado mi indirecta, eso había sido bueno.
Volví a apoyar mi cabeza sobre la palma de mi mano, observando cada detalle el cual mi vista cansada lograba detectar, me gustaba aquella cafetería solo porque no era una cafetería normal, era una cafetería en mitad de un parque, y eso hacía que me calmase, me gustaba sentir los susurros de las hojas chocando contra las piedras del camino.
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𝐖𝐄 𝐂𝐀𝐍 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓 𝐎𝐕𝐄𝐑 𝐀𝐆𝐀𝐈𝐍 - Gramon (ESP)
Fiksi Penggemar"𝘛𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘥í𝘢𝘴 𝘪𝘣𝘢 𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘵𝘰𝘤𝘢𝘳 𝘵𝘶𝘴 𝘤𝘢𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘣𝘢𝘴 𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳𝘢 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘭𝘪𝘮𝘰𝘴𝘯𝘢. 𝘌𝘳𝘢𝘴 𝘭𝘰 ú𝘯𝘪𝘤𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘦 𝘤𝘢𝘭𝘮𝘢𝘣𝘢 𝘋𝘢�...