La chica de los calzones rosados ya tiene nombre.

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Observé a Karla salir de su trabajo
para un taxi, silenciosa, presurosa y tan tonta.
La tarde moría y la gente estaba anaranjada,
martes es el día del espectador en el cine, podría llevarla ahí, o después también pueda llevarla a un bar.
Me convenceré a mi mismo que haciendo el amor con Karla podría llenar mis espacios vacíos.

"Uno está enamorado cuando se da cuenta que la persona es única "
lo vi escrito en un libro que Karla siempre guarda en la cartera. Pues si estoy enamorado, o no; no lo sé. Y es mejor no saberlo, a veces esos pequeñas palabras buscan rumbos y encuentran vacíos.

Nosotros reímos, mientras frente a la ventana
y mirando a no sé qué, Pedro reza un nombre
(él ya no es el mismo, desde que esa persona única se fue a Madrid)

La verdad, es que no sé rezar un nombre.
No sé si al otro lado del mundo alguien reza mi nombre.
A lo mejor no estaría de más empezar a mirar con los ojos de Pedro.
Me lo tomaré con calma, eso sí, no quiero equivocarme,
pues es bien sabido que Borges era ciego.

La Chica de los Calzones RosadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora