-Eso es todo por el día de hoy, chicos, pueden salir- aquel apasionado y dedicado profesor había finalizado su clase una vez más, con una sonrisa amable y un tono de voz calmado, les resaltó algo a sus niños antes de que los mismos salieran-, recuerden que sus proyectos tienen que ser llamativos y bien hechos, ocupen todos los materiales que quieran, pero necesito que sean trabajos presentables.
-¡Sí, profesor Frost!- respondieron en sincronía todos sus alumnos, con sus vocecillas agudas y hasta un punto tiernas, posteriormente, todos salieron de ese espacioso y cómodo salón de clases, entre risas y murmullos, felices de finalizar un día más de enseñanzas, lecciones y aprendizaje, sin embargo, como era ya costumbre, un pequeño permaneció en el lugar, sentado en su pupitre sin hacer nada más que concentrarse en lo que estaba haciendo. Él siempre solía dibujar después de clases, cosa que a su maestro le daba mucho gusto, el hecho de que él permaneciera al finalizar las lecciones diarias lo habían convertido en más que su alumno: ellos eran grandes amigos, pero no sólo eso, aquel niño quería a su maestro como si fuera su padre, debido al gran apoyo que este le había estado dando desde que llegó a esa pequeña pero buena escuela.
Cuando el niño perdió a sus padres, quienes tuvieron un terrible accidente automovilístico, ese maestro fue realmente el único que estuvo ahí para él desde el primer momento, fue quien secó sus lágrimas, quien fue su hombro para llorar, quien recibió sus abrazos sin cansarse, y lo más importante, quien lo quiso como si fuera su propio hijo. En algunas ocasiones, aquel profesor lo invitaba a comer a su casa, le regalaba cosas e incluso lo llevaba al parque, ya que, con quien él se quedaba, es decir, su tía, casi no le prestaba atención, por eso el niño lo quería tanto.
-¿Qué estás dibujando ahora, Jamie?- el joven docente se acercó al pupitre de su estudiante, notando que ese pequeño de nuevo dibujaba aquellos personajes del juego que tanto le gustaba, utilizando sus colores de madera para darles textura, luces, sombras y un aspecto realmente increíble. El mayor sonrió de oreja a oreja, fascinado por tan maravillosas habilidades que su acompañante poseía, comenzando a hablar después-, ¡Vaya! De verdad estás hecho para las Artes, mi niño, ¡Es hermoso!
-¡Gracias, profe!- el chiquillo volteó a ver a su profesor, feliz de escuchar una vez más sus halagos, cuando intercambiaron miradas, él siguió hablando-, somos mi amiga y yo con nuestros skins de Minecraft, ¿Le gusta?
El niño contemplaba con mucha curiosidad a su maestro que, sentándose en el pupitre de al lado y acercándose más a él, asintió, sonriendo ampliamente. A él le encantaba ver todo lo que sus alumnos tenían para mostrar, los que quizá no eran buenos para las Matemáticas, eran unos genios para las Artes, y viceversa, otros preferían hacer manualidades, otros adoraban la lectura, otros la escritura, ¡E incluso les gustaba crear cosas nuevas! Esa era una de las cosas que más le encantaban de ser docente, ver todas las características de sus niños que hacían a cada uno alguien sumamente especial y único, y su acompañante no era la excepción.
-Dijiste que un día de estos ibas a enseñarme a jugar Minecraft, Jamie, debes cumplir tus promesas, pequeño- dijo entre risas, contemplando a su acompañante, y cuando notó que su sonrisa se había borrado, se preocupó de inmediato.
-De hecho... Empecé a dibujar a mi amiga y a mí para hablar con usted acerca de esto... ¿Tiene tiempo todavía?
El interrogado, angustiado por lo que el niño iba a decirle, volteó hacia la pared, donde un reloj amarillo con manecillas en forma de lápiz se encontraba marcando la hora, eran las tres y media, así que todavía tenía tiempo para al menos tener una charla breve.
-Por supuesto, cielo, dime.
El pequeño, suspirando pesadamente, comenzó a hablar, sintiendo cómo su fuerza se desvanecía poco a poco, conforme salía palabra tras palabra.
-Usted sabe que yo conocí a Emma en Minecraft...- al ver a su maestro asentir, siguió hablando-, la conozco desde casi dos años y medio, ella es una gran amiga, profe, siempre me ayuda y me apoya cuando tengo problemas, como usted... Pero hace poco me contó que su papi no quiere a su mami...
-¿A qué te refieres con eso, mi niño?- el mayor comenzaba a comprender todo, a pesar de que no lo demostrara, su preocupación aumentaba conforme los segundos pasaban, veloces, sin detenerse y sin apiadarse de nadie.
-Bueno... Me dijo que su papi a veces llega en la noche, pero es como si fuera otra persona, habla muy extraño, camina como si fuera un zombi y siempre carga una botella consigo... Y me dijo que, cuando su mami intenta hablar con él, él se enoja y le hace daño...
El ojiazul quedó sin palabras, durante todos sus años laborando como profesor jamás le había tocado vivir una experiencia de ese tipo, y en ese momento, cuando se percató de que era aún más complicado de lo que él imaginaba que sería lidiar con una situación así, decidió callar y seguir dándole la palabra a quien le estaba relatando todo de forma tan inocente...
-Antes de que mi mami y mi papi me dejaran solo, siempre me daba cuenta de que ellos se querían mucho, no entiendo por qué dos personas se casan si no se quieren... Profe, si usted no quisiera a una mujer, ¿se casaría con ella para golpearla? Porque yo opino que, si un hombre golpea a su esposa es porque no la quiere, ¿o me equivoco?
-No, hijo, estás en lo correcto... Son cosas que ni siquiera yo alcanzo a comprender, pero tengo que decir que debe ser demasiado complicado para tu amiga vivir de esa manera, y más a su corta edad, además de complicado, debe ser muy traumático...
-Ella me dice que suele escuchar música para así no escuchar cuando sus papás están discutiendo, pero la verdad yo no podría dejar de escuchar esos gritos aún con el volumen más alto de mis audífonos. Entonces, para no hacer esto más largo, quisiera preguntarle, profesor Frost, ¿podría ayudarme? Quiero intentar arreglar esto, no me gusta que Emma esté triste, es como mi hermanita, tan sólo tenemos que ir a donde ella vive, ya le he dicho que vive en Brasil, no está tan lejos, ¿O sí...?
La manera con la que el chico de cabello de chocolate miraba a su maestro era una donde le suplicaba auxilio, sus ojitos llorosos terminaron por conmover su corazón, pero aún tenía que pensar en todas las posibilidades, las posibles consecuencias y sobretodo, el peligro de confrontar algo así, era necesario añadir que el abuso doméstico es un problema enorme y lidiar con el mismo es uno de la misma magnitud, no obstante, una de las características de ese joven profesor albino era su enorme empatía, su insistencia por ayudar al prójimo sin importar si se llevaba unos cuantos golpes a cambio, por eso decidió esa profesión, además de que amaba enseñarle cosas nuevas a los demás.
-Escucha, Jamie- sin más qué decir, el albino comenzó a hablar, tomando al pequeño de los hombros-, para todo hay un límite, mi niño, comprendo que te preocupes por tu amiga, pero literalmente ella vive a miles de kilómetros de nosotros y la verdad no creo que podamos hacer mucho, además, me estás pidiendo que vayamos hasta Brasil a ayudarla a solucionar esto, el problema no es el viaje en sí ni mucho menos ayudarte. Es decir, si te llega a pasar algo, ¿Qué voy a decirle a tu tía? Seguro me mata...
-Usted sabe perfectamente que mi tía ni siquiera me hace caso, es como si no existiera para ella, encargarnos de convencerla será pan comido, además, ¡Ella sabe que yo lo quiero mucho! Y, siendo sincero, es la única persona a la que le tengo la confianza suficiente para pedirle ayuda con esto, contando también que, en realidad, es el único que puede ayudarme...
-¿Y cómo pretendes que vamos a ir hasta Brasil, Jamie? Yo tengo que encargarme también de mi trabajo, no puedo dejar a tus compañeritos solos, por otra parte, eso también afectaría a mi salario...
-¡De eso ya me encargué, créame!- totalmente entusiasmado, el chiquillo tomó a su acompañante de la mano y se levantó rápidamente de su asiento, lo que causó que, inevitablemente, el mayor también se levantara. Posteriormente, ambos se dirigieron hacia la oficina del director de aquella maravillosa escuela, corriendo con velocidad, el castaño guiaba a su segundo padre, entre más se acercaban, el menor se sentía más emocionado, y entre más se alejaban del salón de clases, el mayor se sentía más nervioso. Finalmente, llegaron a su destino, y lo primero que el niño hizo fue tocar desesperadamente la puerta, llamando con plena alegría a la persona con la que quería hablar-. ¡Señor director, señor director! Abra la puerta, por favor, queremos hablar con usted.
Pasaron un par de minutos y nadie abría la puerta, así que el albino sentía que ya se había librado de esa complicada situación, por otro lado, el niño no perdía la esperanza, alzaba y bajaba sus talones, esperando pacientemente, y justo cuando el peliblanco se creyó salvado, la puerta de abrió, dejando ver a ese amable pero estricto jefe de profesores.
-¡Hola, Jamie!- él sonrió, hablándole dulcemente al mencionado a la par que intercambiaba miradas con él, cuando el chiquillo correspondió el saludo, el mayor dirigió su mirada a aquel nervioso profesor, quien lo veía con extremo temor, que simplemente le causó una particular gracia-. ¡Hey, Jack! ¿Qué sucede?
-¿Qué tal, Norte?- el interrogado rio nervioso, saludando con la mano a su jefe-. Escuche, estoy demasiado confundido para contarle lo sucedido, pero...
-¿Verdad que me dejó ir con el profesor Frost a ayudar a mi amiga?- el pequeño interrumpió, demostrando que su emoción había llegado a su punto más alto, dando brinquitos a la par que aplaudía, sin borrar su tierna y sincera sonrisa.
-¡Por supuesto!- respondió el mayor, entre risas, dejando al pequeño feliz y al joven totalmente impactado-. Estoy seguro de que podrán solucionar esto, confío en que lo harán.
-¿¡Qué!? Pero...- el ojiazul simplemente no lo podía creer, ese hombre era bastante estricto y difícil de convencer, pero cuando el mismo comenzó a hablar, comprendió todo.
-Jack, ¿Recuerdas que un día, en la junta de profesores, les conté cómo perdí a mi madre? No quiero que haya otra víctima, mi madre no pudo ser salvada por nadie cuando mi padre la agredía, por eso ahora sé que aún no es tarde para que salven a esa mujer. Y si lo que te preocupa es el dinero que te voy a descontar y dejar solos a los niños, no te preocupes por eso, el resto de profesores y yo estuvimos buscando profesores suplentes desde que Jamie me contó lo que quería hacer, ¡Y finalmente encontramos uno! Además, yo voy a pagarte como si estuvieras aquí, así que... ¿Qué dices?
El chico, rendido, suspiró, asintiendo, pensando en todas las posibles consecuencias que iba a tener eso, y cuando menos se lo esperó, ya se encontraba en ese avión, junto con el pequeño Jamie, aterrizando en su destino, Brasil, y siendo más específicos, Río de Janeiro, la ciudad maravillosa. Sentía que lo que estaba haciendo estaba mal, a pesar de que supiera que era todo lo contrario, sin embargo, cuando miraba a su acompañante tan emocionado, tan contento y tan decidido a arreglar todo, intentaba desechar todos esos pensamientos y enfocarse en lo que de verdad importaba...
-¿Sabes en dónde vive tu amiga, Jamie?- ambos varones se encontraban caminando con su equipaje por el aeropuerto, teniendo en mano sus pasaportes y contemplando todo el lugar, ¡Era bastante atractivo a la vista! Era un espacio bastante amplio, demasiada iluminación, personas caminando por doquier, además del sonido de los aviones despegando y aterrizando.
-¡Claro!- posteriormente, el castaño sacó de su bolsillo una pequeña consola de videojuegos, misma donde se dedicaba a jugar y a conversar con su adorada amiga, entrando a su conversación de Xbox con ella, buscando el mensaje indicado. Cuando lo encontró, se detuvo en seco para mostrárselo a su acompañante, quien tomó la consola entre sus manos, deteniéndose de igual manera para ver la pantalla y ese mensaje.
"Rua do gelo #46."
Había algo en el nombre de esa calle que le resultó verdaderamente familiar al mayor, algo le decía que ya había escuchado esa dirección antes, pero otra parte de él le dejaba en claro que eso era totalmente ilógico; decidió hacerle caso a dicho pensamiento. Sin más, ambos se dirigieron a un taxi del aeropuerto, ambos se subieron y tan sólo bastó con mostrarle al taxista la dirección para que supiera a dónde dirigirse.
El pequeño miraba emocionado hacia afuera de la ventanilla, sonriendo ampliamente, ese lugar era tan diferente a Tennessee, donde él vivía. Había vegetación por todos lados, abundaban las aves, las personas vestían de una forma muy ligera, fresca y sencilla, había mujeres hermosas y hombres apuestos, morenos en su mayoría, de cabello rizado maravilloso y ojos color chocolate, esmeralda o miel, se escuchaba de fondo una movida y entretenida samba, que tenía a varios bailando en círculo, ya sea con llamativos disfraces o con simple ropa casual, el cielo, azul como los ojos de su profesor, contaba con escasas y blancas nubes, el Sol era el protagonista del cielo, brillante, deslumbrante y que producía bastante calor a comparación de Estados Unidos. El menor estaba definitivamente maravillado por ese bello paisaje, tan tropical, especial... Pero lo que terminó por asombrarlo por completo fue aquella maravilla del mundo que se veía a lo lejos, la razón por la que muchos visitaban Río de Janeiro.
-¡Profe, profe!- exclamó, tomando al albino del brazo, que también miraba por su ventanilla hasta ese momento, que volteó con su acompañante-, ¿Por qué ese señor es tan grande? ¡Y tiene los brazos estirados sin moverse! ¿Usted cree que esté cansado? Yo digo que sí, ¡Mírelo! Ya hasta está blanco de lo pálido y agotado que se encuentra.
El peliblanco, divertido por la inocencia de su alumno, rio, mirando esa estatua enorme y atractiva a la vista, después, decidió aclarar las dudas del niño, revolviendo su cabello de chocolate entre risas.
-No es un señor, Jamie, es una estatua. De hecho, ¡Es una de las maravillas del mundo! Se llama Cristo Redentor, ¿sabías que esa estatua recibe más de medio millón de visitantes al año?
-¿¡De verdad!? ¡Esas son muchas personas!
El ojiazul rio de nuevo, asintiendo, dándole la razón a su estudiante.
-Lo son.
El taxi terminó de avanzar después de varios minutos más; tanto el pequeño como su profesor habían llegado a su destino. Ambos bajaron del vehículo, no sin antes haber pagado, sacaron su equipaje de la cajuela y se quedaron un par de minutos parados enfrente de aquella casa, bastante linda, con puerta de madera color café oscuro, se podían ver hojas y flores que se asomaban desde adentro de la casa, nadie podría imaginar que un abusador podría vivir en esa casa tan bonita. Sin más, el albino tocó el timbre, y después se arrodilló frente a frente con el pequeño, pues lo notó asustado, quedando a espaldas de la casa.
-Jamie, mi niño, ¡No te preocupes! ¿Sí? Si llega a pasar algo, estás a salvo conmigo, le prometí a tu tía que iba a cuidarte bien y no pienso romper mi promesa- mientras hablaba, la puerta de esa casa se abrió, y el primero en darse cuenta de eso fue el castaño, que contempló cómo una preciosa dama de cabello rubio platinado se dejaba ver, sus ojos azules atraparon la atención del chiquillo en un dos por tres, eran igual de bonitos que los de su maestro, la única diferencia era la tonalidad de azul, los de ella azul como el mar y los de él azul como el zafiro
-Bom dia- fue lo primero que dijo la señorita, dándole los buenos días al par de varones que habían llamado a su puerta. El mayor se levantó, pero cuando volteó a ver a la dueña de esa casa, quedó en shock, casi en sincronía con ella, y entonces ambos recordaron todo en un santiamén.
Dos jóvenes se tomaban de las manos entre la multitud de personas, desesperadas, furiosas, que lloraban y gritaban sin consuelo. Esos hombres intentaban separarlos, pero su amor juvenil era más fuerte que eso, más intenso, más estable.
-¡ELSA, NO PUEDES DEJARME, ERES LO ÚNICO QUE TENGO!-aquel chico de cabello de nieve comenzaba a desesperarse, recibiendo empujones de quienes se encontraban ahí, cada vez era más difícil seguir unido a ella, pues uno de esos hombres había tomado a su amada por la cintura con fuerza.
-¡JACK, NO TE PREOCUPES! ¡SÓLO PROMÉTEME QUE VOLVEREMOS A ENCONTRARNOS!
Antes de que el masculino pudiera contestar algo, sintió cómo sus manos se soltaban de las de la joven, que de inmediato fue subida a un vehículo junto con su familia a la fuerza, con el propósito de ser enviados de vuelta a su país por vivir ilegalmente en Estados Unidos, dejando a ese albino completamente destruido.
-Lo prometo...
Ambos seguían mirándose, recordando todos los momentos que habían pasado juntos años atrás, tan sólo eran unos adolescentes que comenzaban a descubrir el significado del amor cuando de romance se trata, tomarse de la mano con vergüenza, decirse cosas bonitas, dedicarse canciones, y lo que más había marcado a ambos: El primer beso. Todo era demasiado confuso para el albino, creía que era demasiado bueno para ser verdad haber encontrado a su antiguo amor, y al mismo tiempo un enorme terror al pensar en la posibilidad que ese antiguo amor era víctima de abuso doméstico.
-Jack...- sus pensamientos fueron interrumpidos por la dulce voz de la fémina, serena, apacible, como un suave algodón de azúcar-, eres tú...
Debido al fuerte impacto de ese reencuentro, el mencionado únicamente calló, sintiendo que le arrojaban un balde de agua helada tras escuchar de nuevo cómo ella lo llamaba por su nombre, después de tanto tiempo... No obstante, el pequeño, tras notar que probablemente su docente y esa agraciada muchacha se conocían, fue libre de hablar en su idioma sin impedimento alguno.
-¡Hola, buenos días!- saludó cortésmente, antes de comenzar a hablar-, mi maestro y yo vinimos para salvarlas de ese malvado villano, ¡Somos como esos superhéroes que salen en la televisión! ¿A que sí, profe?
-¿Qué?- apenas pudo cuestionar la platinada, cuando el joven decidió responderle a su pequeño acompañante.
-Jamie...- fue lo primero que contestó, cruzando miradas con su estudiante, aún sin comprender muy bien si eso era la realidad o el mejor sueño de todos-, ¿Estás seguro que no nos equivocamos de casa?
-No, profesor Frost, este es el número cuarenta y seis, ¡Es una casa muy bonita! Bien dicen que todo se parece a su dueño, ¿No lo cree?
El interrogado cruzó miradas con la chica de nuevo, y esbozando una cálida sonrisa, respondió, causando que la misma sonriera de vuelta:
-Vaya que sí.
Quedaron otro par de minutos contemplándose el uno al otro, esta vez sonriendo, en sus mentes había una especie de línea del tiempo que pasaba sin cesar, cada vez más y más rápido. Cuando la joven finalmente supo que no era una fantasía, sino una fabulosa coincidencia, se acercó con velocidad a su antiguo amado y lo abrazó con melosidad, sintiendo miles de emociones encontradas.
-Sabía que volveríamos a vernos, lo sabía- ese abrazo dejó tan confundido al menor que en su cara era evidente, por otra parte, el albino, extremadamente feliz, correspondió el abrazo, tomando a la platinada de la cintura con delicadeza.
-¡Estoy demasiado confundido! ¿Acaso ustedes se conocen?- el desconcierto del castaño hizo que ambos adultos se separaran, no estaba de más decir que la chica también seguía desorientada, así que, riendo nerviosa, se dirigió a la entrada de su hogar, para luego girarse nuevamente con los dos hombres:
-Creo que es mejor aclarar todo adentro, ¡Vengan, pasen! -ambos, obtemperando sin dudar, entraron a esa pintoresca casa, siguiendo a la fémina, los dos con equipaje en mano, al entrar, lo primero que pudieron apreciar fue un bonito jardín que estaba unido a la cochera, donde se encontraba un pequeño huerto tanto de flores, como de frutas y vegetales, en la cochera, un pequeño Volkswagen blanco se encontraba estacionado a la perfección con el espacio correspondiente, todo estaba tan ordenado que le daba un toque todavía más estético a la casa, cuando los tres entraron, la ojiazul de inmediato se dirigió a la cocina.
-¡Quédense aquí! ¡Iré por limonada!
Cuando ella se retiró, la curiosidad terminó por consumir al niño que, repleto de ganas de conocer el trasfondo de todo eso, decidió inquirir respecto al tema con su docente.
-Profe, es demasiado extraño lo que acaba de pasar, ¡Ella le dio un abrazo! ¿Por qué?
El albino, suspirando con una sonrisa, respondió:
-¿Recuerdas cómo era la relación de tu mamá y tu papá? Siempre demostrándose que se querían mucho, dándose abrazos, muestras de afecto...
-¡Claro! Siempre cerraba los ojos cuando ellos se daban un beso...
-Pues, curiosamente, ella y yo fuimos así en un tiempo... Nos conocimos en California, cuando apenas éramos jóvenes, llegamos a querernos mucho, Jamie, pero ninguno lo confesó hasta que ya era demasiado tarde...
-¿Por qué?
-Bueno, cuando las personas viven en un país ilegalmente, generalmente las llevan de vuelta a su país de origen, es decir, si tú fueras, por ejemplo, de México y vivieras en Tennessee sin autorización, un grupo de personas se encargaría de llevarte de vuelta a México... Eso pasó hace años, cuando la volví a ver, todos esos recuerdos con ella pasaron por mi mente de nuevo, por eso me quedé sin palabras... Fue una enorme coincidencia.
Lo que no sabían era que la joven ya estaba escuchando todo, así que, con la charola donde cargaba los tres vasos de refrescante limonada, se dedicó a descubrir lo que estaba ocurriendo en realidad, ¿Se habían equivocado de casa? No, más bien la dirección que esa pequeña le otorgó a su amigo estaba mal, al igual que ellos, ella les explicó todo por lo que había pasado alrededor de esos años tanto al peliblanco como a su estudiante, la mañana se fue rápidamente, entre risas y anécdotas, cuando quisieron irse a un hotel para pasar la noche, ella no se los permitió, diciendo que tenía dos cuartos vacíos en los que podían quedarse, una razón más para pasar más tiempo con ese joven que nunca había dejado de amar. El mayor descubrió a qué se dedicaba su antiguo amor y de verdad quedó fascinado; además de ser veterinaria, justo lo que ella quería ser desde joven, tenía como pasatiempo bailar en los carnavales, con prendas llamativas y sensuales, bailando al ritmo de la melodía representativa de Río de Janeiro, en un carro alegórico de colores fascinantes y llamativos, ¡Era soberbio!
Sin que se lo esperaran, la noche cayó, esa bella bailarina les preparó una cena exquisita y la hora de dormir para el pequeño ya estaba a la vuelta de la esquina. En compañía de su profesor, el niño ya estaba listo para descansar, conversando por última vez con el ojiazul antes de cerrar los ojos.
-Profe, entonces, yo hablaré mañana con Emma para saber en dónde vive en realidad, de todos modos, ¡Ella ya sabe que estamos aquí! Está muy feliz.
-Lo imagino, mi niño- el joven sonrió, cobijando al menor con delicadeza, sonriendo, una sonrisa que contagió al chiquillo, que sonrió de igual manera-, pero tienes que prometerme que, cuando Emma te pase su dirección, me avisarás de inmediato, ¿de acuerdo?
-Sí, profe, lo prometo.
El albino, revolviendo con cariño el cabello de su alumno, asintió, dirigiéndose a la puerta para apagar la luz.
-Descansa, Jamie, te quiero.
-Igualmente, profe, ¡Yo también lo quiero!
El mayor salió de esa habitación, cerrando la puerta lentamente. Lo que él no sabía era que, en realidad, ese niño no iba a dormir hasta averiguar la dirección de su amiga en peligro.
El peliblanco, después de un bostezo, se dispuso a caminar hacia la recámara donde iba a quedarse, siendo detenido por la voz de aquella chica de ojos de mar.
-Jack- le llamó, cuando él se giró, continuó hablando-, ¿Te gustaría tomar un café en la terraza conmigo?
Él obviamente no iba a negarse, así que asintió, sonriendo ligeramente, dirigiéndose hacia ella para acompañarla a preparar todo. Tardaron aproximadamente quince minutos, cuando ya tenían sus dos tazas de café, dos cobijas y un plato de galletas, ambos caminaron hacia la terraza, la vista era preciosa, al vivir cerca de esa increíble maravilla del mundo, había naturaleza por doquier, era un paisaje verde e increíble, cuando se instalaron, la primera en hablar fue la platinada, después de darle un sorbo a su café.
-Así que tu sueño de convertirte en profesor se hizo realidad, al igual que mi sueño de ser veterinaria...
-Créeme que batallé bastante para lograrlo, pero sí, mi sueño se hizo realidad y estoy muy orgulloso por eso.
-Te entiendo, yo siento exactamente lo mismo... Recuerdo cuando ambos íbamos a la cafetería del colegio para hablar acerca de nuestros sueños, ¿lo recuerdas?
-Por supuesto que lo recuerdo, y pensar que se hicieron realidad...
La muchacha asintió, para luego hablar de nuevo, fijando su vista en el paisaje.
-Y me doy cuenta de que ahora estás cumpliendo el sueño de ese pequeño, ¡Es como si estuviéramos dentro de una película! Como cuando yo era niña, cada vez que veía películas de princesas o de personajes animados que salvaban al mundo, siempre sentía como si fuera parte de la historia, mi fantasía era pensar que era una bonita princesa, o una fabulosa heroína, ¡Era tan divertido!
Él rio tras escuchar las palabras de su acompañante, eran claras, firmes y honestas, sin embargo, la voz con la que decía todo era una donde parecía toda una niña pequeña, llena de sueños y metas que a veces son simples disparates, así que comenzó a hablar después de darle un pequeño sorbo a su café.
-Yo también tuve muchas fantasías en mi niñez- sonrió, mirando el paisaje tan bello que podía contemplarse desde ahí, vegetación por todos lados y un cielo nocturno lleno de brillantes pero lejanas estrellas, al igual que esa luna, era luna llena, la más bella y al mismo tiempo a la que más le temían todos-, recuerdo que, cuando tenía cinco años, me gustaba jugar con mi papá a los superhéroes, usaba las sábanas de mi cama como capa y mezclaba prendas de mis dos uniformes del jardín de niños para hacer un traje especial... Mi papá era tan creativo, cada día inventaba un nuevo villano, una nueva personalidad y un nuevo poder para él, mientras que yo seguía siendo el mismo superhéroe repetitivo: "The Amazing Frost", vaya nombre ridículo, ¿no lo crees?
La platinada, riendo, negó con la cabeza, cruzando miradas con el chico, que por un momento dejó de ver ese bello paisaje para contemplarla sólo a ella.
-Cuando somos niños, vivimos con tanta inocencia que no imaginamos lo dura que en realidad es la vida... ¿Y cuál era tu superpoder?
-Creo que era algo relacionado con el hielo, recuerdo que fingía lanzar rayos de hielo y tormentas de nieve con ayuda de serpentinas y la espuma de afeitar de mi papá, él jamás se molestó por eso, supongo que le gustaba ver a su hijo seguir sus descabellados sueños... Un día, uno de sus villanos me estaba causando dolor de cabeza, y sin pensar muy bien, corrí al refrigerador y saqué un cubo de hielo, con el que lo golpeé después, ¡No pensé en lo mucho que le iba a doler eso! Es decir, ¡Era un cubo de hielo! Me gané un buen regaño de mi mamá, mientras que mi papá sólo reía con una mano en la frente, lugar donde le había caído esa extraña arma... No sé si te llegué a platicar cómo murieron mis padres, pero lo único que puedo decirte es que fallecieron de la misma forma que los padres de Jamie, también esa es una de las muchas razones por las que me volví tan cercano a él. El día que me dieron la noticia de que mi mamá y mi papá habían muerto en un accidente automovilístico, simplemente me quedé en shock, sin saber muy bien si esa noticia era cierta o no, durante toda mi niñez creí que habían muerto porque ya no querían seguir siendo mis padres, pero luego, con el pasar de los años, comprendí que en esta vida hay un verdadero héroe, un verdadero villano: El destino.
-Tienes razón, el destino fue el que nos separó, sin embargo, fue el que nos juntó de nuevo, bien dicen que el destino es el que baraja las cartas y nosotros somos quienes jugamos, ¿O me equivoco?
Él negó con la cabeza, para luego demostrarle a su acompañante que estaba totalmente de acuerdo.
-Tienes toda la razón.
Se quedaron en silencio un breve lapso, sólo miraban las estrellas, las montañas, y todo ese escenario que podía verse desde esa terraza, casas por todos lados, coches, e incluso una que otra persona caminando por la ciudad nocturna.
-Le agradezco al destino enormemente por habernos juntado de nuevo- él rompió el silencio, antes de dejar su taza vacía encima de la mesa, levantándose de su silla-, pero será mejor que continuemos esta charla en la mañana, nos espera un largo día, hay que estar preparados.
La chica, ligeramente desanimada, asintió, pero justo cuando él estaba por irse, se dio cuenta de que, en realidad, ella no quería que se fuera, así que lo tomó del brazo, causando que él volteara.
-Jack, espera... Tengo que decirte que...- de un momento a otro, los nervios de la fémina aumentaron exponencialmente, y sin pensarlo, con delicadeza ubicó la mano del chico en la parte superior izquierda de su pecho, donde los latidos acelerados de su corazón se sentían increíblemente, sintiendo que todo estaba dando un giro inesperado-, quiero que sientas cómo mi corazón aún late por ti, pese a todo lo que pasó, a todos los problemas que tuvimos que enfrentar años atrás y a pesar de todos estos años...- la platinada cruzó miradas con el albino, el cual estaba concentrado en obedecer a la misma-, lo único que quiero saber es, ¿Tu corazón late de esta misma manera por mí todavía?
Hubo un breve silencio incómodo, donde nadie decía nada, él simplemente sentía los latidos del corazón de su antiguo amor y ella sentía un dolor inmenso en el mismo, sin embargo, cuando el peliblanco se atrevió a hablar, sus palabras fueron realmente sorprendentes.
-¿Por qué no lo averiguas por tu cuenta?- dijo, antes de tomar la mano que quedaba libre de su acompañante para posarla en su pecho, cerca de aquel órgano lleno de amor que sólo latía con esa intensidad por ella, y no hicieron más que eso, la platinada guiaba la mano del albino hacia el pulso que él le causaba y viceversa, mirándose fija y profundamente, demostrando que se amaban como solían hacerlo.
-¿Eso quiere decir que nunca me olvidaste?- finalmente, preguntó ella, acercándose peligrosamente a él, a tal punto de que sus pares de manos se rozaban, pero jamás se alejaban del corazón del opuesto.
-Eso quiere decir que aún te amo tanto como tú me amas a mí todavía, a pesar de todo...- fue lo último que alcanzó a decir, entonces la vulnerabilidad que tenía ante la muchacha desde su adolescencia se apoderó de él en un santiamén, como en los viejos tiempos. Ella soltó la mano del joven que se encontraba en su pecho, pero no quitó la mano del corazón del peliblanco, así que, con la mano que tenía libre, se dedicó a acariciar una de las suaves y rojizas mejillas de su acompañante, notaba que, con cada caricia, el corazón del chico se aceleraba más y más, y en su rostro comenzaba a notarse un nerviosismo tan tierno que la derritió en su totalidad y la impulsó a hacer algo de lo cual tenía ganas desde tiempo atrás.
-Entonces déjame mostrarte cuánto te extrañé, Jack.
Se acercó cada vez más y más, a tal grado que la nariz de ambos estaban unidas, y fue cuando cayeron en cuenta que ya no había vuelta atrás, él simplemente se rindió, volviéndose esclavo de sus sentimientos... Tanto la chica como el chico fueron cerrando poco a poco sus ojos, color mar, color zafiro, y cuando el albino sintió que unos suaves y húmedos labios aroma a fresa abrazaban los suyos, sintió que el corazón se le salía del pecho.
Esa sensación de electricidad se apoderó de ambos, con plena timidez, pero dejándose llevar por el momento, el joven tomó a la fémina por la cintura, rodeándola con enorme cariño y delicadeza, y la misma no hacía otra cosa que sentir que el corazón de aquel ojiazul iba a mil por hora. Sus labios se movían en una deliciosa sincronía, mezclando sus respiraciones y sus alientos a menta y frutas, combinadas extraña pero perfectamente con el sabor de café brasileño, la chica ascendió su mano del pecho del joven a su cuello con bastante encanto, lo cual causó que él se estremeciera inevitablemente, ahí se dio cuenta que esa chica todavía lograba sensibilizarlo, más de lo que él creía.
Seguían juntos, compartiéndose su mutuo amor, y a pesar de que un beso de esa forma fuera inesperado, era una experiencia maravillosa, no querían separarse, pues ya habían estado separados lo suficiente para darse cuenta que un amor de ese tipo jamás podría olvidarse. Los minutos pasaban, casi en silencio, hasta que, ya conformes con lo que acababa de suceder, se separaron como si fuesen tortugas, abriendo lentamente sus ojos, y justo cuando el joven conectó miradas con su acompañante, le sonrió como sólo podía sonreírle a ella, de esa forma tan tierna que, complementada con sus ojitos que brillaban de amor, resultaba en una expresión digna de cautivar a cualquiera...
Era un día nuevo, una bella muchacha se encontraba descansando relajadamente en su cama, los rayos del sol entraban gentilmente por su ventana, proporcionándole calidez y una maravillosa sensación de protección, soñaba con ese chico, a quien se había atrevido a besar la noche anterior, soñaba que revivía ese precioso momento, el sabor de sus labios y su suavidad, cómo él la tomó de la cintura, mientras ella seguía sintiendo las fuertes palpitaciones de su corazón, pero ese bello sueño fue interrumpido por un grito desgarrador que le arrebató la paz como quitarle un dulce a un bebé.
-¡ELSA!- el tono de voz que usó ese joven para llamarla la despertó por completo en un dos por tres, pues se escuchaba el terror profundo, la desesperación y en el fondo la impotencia.
Ella se levantó como si tuviera resorte, corriendo con velocidad hacia donde estaba ese chico, cuando lo encontró, lo encontró caminando desfrenadamente de un lado a otro, con las dos manos en su cabello de nieve mientras lo jalaba por instinto. Asustada y confundida a la vez ella intentó detenerlo, llamándolo por su nombre para que esto ocurriera.
-¡Jack! ¿¡Qué pasa!? Me asustaste horrible...
-Elsa, oh, Elsa...- él se acercó a la chica y la tomó de los brazos, fue ahí cuando la fémina contempló que el rostro de su amado cargaba con, más que ninguna otra emoción, miedo-, Elsa, Jamie no está...
-¿¡QUÉ!?
Tras intercambiar miradas cómplices, ambos corrieron a la habitación donde había dormido ese niño la noche anterior, buscando en todos lados algo que pudiera llevarlos al paradero del menor, duraron varios minutos buscando, hasta que el joven de ojos de zafiro, comenzando a perder la paciencia, buscó entre las sábanas, encontrando nada más y nada menos que la consola de su estudiante. Cuando la chica se dio cuenta de lo que había encontrado, se acercó a él, y ambos prendieron ese aparato, encontrándose justamente con la respuesta.
"Rua do gelo #26."
-Es la misma calle que esta, ¿conoces dónde se ubica esa casa?
-¡Claro! Ahí vive una familia que también vivía en California, recuerdo que, cuando yo regresé acá, ellos iban con nosotros, cuando yo los conocí, la esposa estaba embarazada y ahora ellos tienen una hija... ¡Ahora entiendo todo!
Antes de que la chica terminara de hablar, el chico ya había ido directo a la salida, abriendo la puerta con dificultad debido a su nerviosismo, siendo seguido por ella sin opción alguna, a la par que llamaba a la policía, de todos modos, alguien tenía que guiarlo. El joven jamás había estado tan asustado, todo su cuerpo temblaba, se le dificultaba caminar, su corazón latía a mil por hora y no había forma de detenerlo, y no estaba de más decir que su expresión facial era una donde, además de ver que estaba bastante angustiado, demostraba sus ganas enormes de gritar y llorar al mismo tiempo.
-¿¡Qué voy a hacer si no está ahí!? Su tía va a matarme, ese niño era mi responsabilidad y no supe cuidarlo lo suficiente, además, si llega a pasarle algo... Elsa, yo me muero si le llega a pasar algo...
-Jack, cálmate, por favor, estoy segura de que vamos a encontrarlo, sólo tienes que tener fe- la fémina tomó la mano del chico, sin dejar de caminar, demostrándole que podía contar con ella a pesar de las circunstancias y a pesar de lo que podía llegar a pasar. Él, suspirando, le correspondió, sintiendo cómo se calmaba poco a poco tan sólo con sentir la suave mano de aquel antiguo amor unida a la suya de nuevo, era como un ángel en medio de todo ese infierno.
Tomados de la mano, llegaron a su destino: El número veintiséis de la "Calle de hielo", era una casa bastante descuidada, de paredes pintadas color azul cielo, la pintura se había caído a pedazos en la parte inferior derecha de la casa, a pesar de que fuera una casa nada pequeña, tenía un semblante aterrador... Sin dudar, él tocó la puerta con fuerza, esta se abrió en un instante de forma ruda, y lo primero que vieron fue a un hombre alto, de cabello negro y que pareciera que salía humo de sus oídos de tan furioso que estaba.
-¿¡TÚ ERES EL MAESTRO DEL NIÑO, CIERTO!?- preguntó entre gritos, arrastrando las palabras debido a que estaba una vez más bajo los efectos del alcohol, el albino ni siquiera pudo contestar, ya que ese hombre lo había tomado con inmensa solidez, dirigiéndolo hacia adentro de la casa, la platinada no se quedó de brazos cruzados y simplemente los siguió, sin siquiera cerrar la puerta.
El peliblanco intentaba soltarse, ya que ese malvado sujeto lo estaba lastimando demasiado, sin éxito. No fue hasta que el mismo hombre pelinegro lo soltó cuando pudo ubicar una de sus manos en el brazo que en ese momento ya le dolía.
-¡DEBES DE APRENDER A NO METERTE EN ASUNTOS DE LOS DEMÁS! ¡SE SUPONE QUE TÚ ERES SU MAESTRO, DEBES DE ENSEÑARLE VALORES!
-¿Dónde está Jamie?- ignorando completamente los regaños sin fundamentos de ese tipo, el muchacho preguntó con firmeza, inmensamente preocupado por lo que ese peligroso varón pudo haberle hecho a su alumno, no obstante, el mismo ignoró su pregunta de vuelta.
-¡ESTO ES TOTALMENTE RIDÍCULO, SERÁ MEJOR QUE SE VAYAN SI NO QUIEREN METERSE EN PROBLEMAS CONMIGO! ¡¡¡Y CRÉAME QUE NO QUERRÁN METERSE CONMIGO!!!
-¿¡Dónde está Jamie!?- preguntó de nuevo el menor, comenzando a molestarse ante esa actitud tan soez de aquel hombre, siendo ignorado de nuevo.
-¡Y LO PEOR DE TODO ES QUE TE ATREVISTE A TRAER A TU CONQUISTA!- el pelinegro cruzó miradas con la platinada, señalándola totalmente enrabiado, acción que ofendió y avergonzó a la misma al mismo tiempo- ¡¡¡ESTO ES REALMENTE INDIGNANTE!!!
El albino, sabiendo que con esas palabras su paciencia había terminado, se acercó amenazadoramente a ese hombre y, haciendo evidente su enorme enfado, lo tomó por el cuello de su playera, cargando fuego en la mirada y una expresión facial digna de intimidar a cualquiera.
-¿¡DÓNDE ESTÁ JAMIE!?- le gritó totalmente furioso, resaltando cada una de esas palabras con una pausa y un tono fuerte y marcado, en su voz se notaba la enorme desesperación de alguien preocupado por un ser querido, al igual que la impotencia por creer que quizá no volvería a verlo, pensamiento que se esfumó de inmediato al escuchar la atemorizada y suave voz del pequeño.
-¡Profe, por favor, váyase! ¡Ese hombre es malo y no quiero que lo lastime!
El joven, recuperando en su totalidad la esperanza, dirigió su mirada al lugar de procedencia de esa vocecilla, notando que ahí se encontraba el castaño, abrazado de su amiga de juegos y risas, y con la madre de la misma abrazando a ambos. La platinada, por otra parte, corrió hacia ellos, con palabras de aliento siempre disponibles para dejarles en claro que no había nada que temer, cuando todo comenzaba a empeorar, la puerta se cerró con fuerza debido al aire.
-¿¡SE DA CUENTA DE LO ATERRADOS QUE ESTÁN POR USTED!? ¿¡QUÉ LES HA HECHO!? ¡¡¡DÍGALO!!!- el chico no podía estar más molesto, en los ojos de su alumno notó el temor y en los de madre e hija miedo, pero no sorpresa.
-¡ESO NO ES ASUNTO TUYO! ¡¡¡COMPRENDE!!!- el hombre tomó su botella de Brandy que estaba en la mesa de comedor de esa casa hecha infierno y, tratando de intimidar al chico, la estampó en el suelo, se hizo trizas, pero eso ni siquiera inmutó al muchacho- ¡¡YO PODRÍA MATARLOS A LOS TRES Y SEGUIRÍA SIN SER ASUNTO TUYO!!
Todos los corajes que sus alumnos le habían hecho pasar hasta ese momento juntos no podían alcanzar el nivel de coraje que sentía en ese momento ese dedicado profesor que, sin pensar en las consecuencias, dirigió su puño al rostro del hombre, haciéndolo tambalear con un doloroso puñetazo que lo hizo sacar sangre de la nariz.
-¡¡¡USTED NO VOLVERÁ A LASTIMAR A NADIE!!!
Sintiendo que le hervía la sangre como si el Sol lo quemara en su interior, el hombre, con una furia enorme, tomó al chico del cuello y lo estampó contra la pared con fuerza, ahorcándolo con toda la intención de acabar con él, ante la vista de su esposa, de la platinada y de los dos pequeños, que se encontraban abrazados aún, sólo hasta que el castaño contempló aquello.
-¡DEJA DE INTENTAR SER EL HÉROE AQUÍ!- gritó el mayor, aplicando todavía más fuerza al cuello del albino que, con una expresión de dolor, terror y súplica al mismo tiempo, intentaba liberarse de él a la par que sentía cómo se quedaba sin aire lentamente, poco a poco...- ¡NO ESTAMOS DENTRO DE UN CÓMIC!
-¡¡¡SUÉLTELO!!!- terriblemente asustado, el castaño intentó acercarse a ellos con suma desesperación, siendo detenido por la mujer que era madre de su gran amiga, quien estaba casi igual de asustada que él, sin embargo, intentaba soltarse aún así, pese a que estaba prácticamente acorralado-, ¡LO ESTÁ LASTIMANDO! ¡¡¡DÉJELO EN PAZ!!!
Aquel pequeño niño inocente sentía que sus ojos se llenaban poco a poco de lágrimas cálidas y cristalinas, él quería a montones a su profesor y verlo envuelto en esa situación lo hacía sentirse culpable e inútil por no poder hacer nada, a pesar de que intentaba con todas sus fuerzas escapar para poder ayudarlo, no obstante, el peliblanco, comenzando a marearse por la falta de aire, simplemente le hizo unas cuantas señas a la ojiazul para que sacara a todo mundo de ahí, pero ella hizo caso omiso. Ella estaba loca, pero no loca como ese hombre, estaba loca de amor, loca de amor por ese chico de ojos de zafiro a quien había extrañado tanto, no iba a dejarlo tan fácilmente.
-¡YA FUE SUFICIENTE!- aquella mujer que fue víctima de los maltratos del varón durante años se acercó a él, intentando que soltara al albino, fallando en absoluto, ya que el mismo, sin importarle si lastimaba a su esposa o no, la apartó con la mano que tenía libre, tirándola al suelo en sincronía con el abrir de la puerta, dejando ver a tres policías con sus armas apuntando directamente al sujeto.
-ALTO! Polícia, mãos para cima- exclamó uno de ellos, ordenándose al victimario con firmeza que alzara las manos, fue cuando el mismo finalmente soltó al joven, quien cayó con debilidad al suelo entre tos y jadeos en un intento de recuperar aire y eliminar ese molesto mareo que le causaba que todo diera vueltas. Al ver que ya no estaba en manos de ese malvado tipo y tras notar que ya se había recuperado casi por completo, el pequeño corrió desfrenadamente hacia su maestro y, sin pensarlo, se abalanzó sobre él, abrazándolo con fuerza al mismo tiempo que sus desgarradores sollozos tanto de miedo como de alivio se hacían presentes, seguido de la platinada, que corrió para ayudar a la mujer a levantarse y luego ella sentarse en el suelo junto a ellos, tan asustada como el niño.
-¡PERDÓNEME, PROFE, PERDÓNEME!- el castaño lloraba sin consuelo en brazos del ojiazul, que tras escuchar esas palabras, suspiró y correspondió el abrazo-, ¡NO CREÍ QUE FUERA A LASTIMARLO ASÍ! Lo siento, lo siento...
Los oficiales esposaron al victimario que había causado daños casi irremediables desde años atrás, llevándolo hacia su cruel destino, pasar el resto de su vida pudriéndose dentro de una celda, a la par que el resto se acercaba al albino, con la preocupación a tope.
-Te dije que iba a ayudarte a solucionar esto, mi niño, no te preocupes, y por favor, no llores...
-¡NO, NO! Esto ha sido mi culpa, de verdad lo siento, lamento haber roto mi promesa, yo pensé que ese señor iba a matarlo y usted me iba a dejar solito como mi mami y mi papi, espero que pueda perdonarme...
-No tengo nada qué perdonarte, cielo, jamás voy a dejarte solo, cálmate, ¿Sí?
-Usted es mi héroe...
Todos se unieron al abrazo, entre lágrimas, fuera de ser lágrimas de tristeza, eran lágrimas de felicidad, la libertad se sentía tan bien...
-Gracias por salvarnos a mi mamá y a mí, muchas gracias- esa pequeña que era amiga del niño se dirigió a ambos, sonriendo con sinceridad, tomada de la mano de su madre, y fue ahí cuando todo se transformó en felicidad.
-¡Te dije que él era como esos superhéroes que veo en la tele!- su amigo se separó del abrazo de su docente y se acercó tanto a la niña como a su figura materna, alejándose ligeramente del gran héroe y de la chica de cabello de plata-, ¡Les voy a platicar todo lo que he pasado con él!
Ese maestro miraba todo con una sonrisa, ¡Finalmente podía saber qué se sentía ser un héroe! Y sin necesidad de hacer nubes de nieve con espuma de afeitar, sin necesidad de aparentar lanzar rayos con serpentinas, ¡Y sin necesidad de lanzarle cubos de hielo a alguien! Se sentía tan bien ser un héroe sin necesidad de capa alguna.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por ese antiguo amor, que lo abrazó con demasiados sentimientos encontrados.
-Me alegro mucho de que estés bien, creí por un momento que te perdería de nuevo... ¡Pero al fin te convertiste en The Amazing Frost!
-Por favor, Elsa, no me llames con ese nombre tan patético- él rio, correspondiendo el abrazo-, si quieres saber mi nuevo nombre de superhéroe, quiero que sepas que ese es Jack y simplemente Jack.
-Oh- la fémina se separó del abrazo, mirando a los ojos a su acompañante, intentando retarlo-, entonces felicitaciones, "Jack y simplemente Jack", ¡Enhorabuena!
-Jamás perdiste tu pésimo sentido del humor.
-Y tú jamás perdiste tu gran modestia.
La mujer, que al fin podía ser libre de abusos, mirando lo que estaba a punto de suceder, decidió reír y taparle los ojos a ambos chiquillos, dejando confundidos a ambos.
-Será mejor que no vean esto, hijos.
Y entonces ocurrió lo que ella se esperaba, un largo, dulce y suave beso que envolvió tanto a la chica de ojos azul mar como al chico de ojos azul zafiro en un intenso sentimiento de amor y nostalgia revueltos...
Los meses pasaron, lentos pero felices, finalmente aquel conflicto había sido solucionado, todo era más pacífico, un ambiente más tranquilo, y por fin ese infierno había terminado para Emma y para su madre. Un joven profesor corría desfrenadamente a su trabajo, el día anterior se había quedado hasta tarde viendo películas con aquella bailarina que se había convertido en su primer y para él único amor, con quien había conectado desde el primer momento en el que se vieron de nuevo, hizo de todo con tal de no volver a separarse de ella, a tal grado de que la ayudó a tramitar documentos y todo lo necesario para llevársela a vivir con él, proceso afortunadamente exitoso en su totalidad.
Finalmente, llegó a ese salón donde todos sus niños probablemente ya estaban dentro, entre jadeos, se incorporó, tratando de recuperar el aire, cuando lo logró, lo único que hizo fue suspirar y abrir la puerta, encontrando que, efectivamente, sus alumnos ya estaban ahí, todos sentados excepto uno: Jamie, el cual se encontraba justo enfrente de todo el salón, con la mirada del resto fija en él.
-¡Buenos días, chicos! Lamento llegar tarde- dijo, dirigiéndose a su escritorio, siendo interrumpido por un chiquillo de rizos pelirrojos, quien reía junto con sus dos hermanos.
-¡No se preocupe, profe! ¿Acaso se quedó dormido con su novia la bailarina?- esas típicas exclamaciones de amor se escucharon por todo el lugar, a la par que el ojiazul se detenía de golpe, comenzando a sentirse incómodo por la pregunta de su pequeño estudiante, volteándolo a ver entre avergonzado, molesto y divertido, sintiendo sus mejillas arder y su mente darle la razón al niño.
-¡Harris! Qué pregunta más inapropiada...- dijo, lo que causó las carcajadas de todos los estudiantes, provocando así que él también riera, negando con la cabeza.
El albino, entre risas, se dispuso a seguir caminando hacia su escritorio, pero sintió cómo dos niños lo detenían, tomándolo de las manos para que no se fuera, y dándose cuenta de que aquel niño castaño se ponía nervioso y se dirigía a su lugar a tomar una cartulina hecha rollo.
-Mis niños, ¿ahora qué hicieron?- preguntó por instinto aquel profesor, en su voz se escuchaba confusión, y bastante para ser precisos.
-Nada, profesor, ¡Le tenemos una sorpresa! Es decir, Jamie...- uno de esos niños que lo había tomado respondió con entusiasmo, al mismo tiempo que ambos pequeños soltaban al mayor, quien permaneció ahí. Hubo un silencio breve pero incómodo, el peliblanco cruzó miradas con su alumno, queriendo preguntar qué pasaba sólo con la expresión de sus ojos, pero el chiquillo se notaba tan nervioso, que pronto sus compañeros comenzaron a motivarlo.
"-¡Tú puedes, Jamie!"
"-¡Todo va a salir bien!"
"-¡Estamos contigo!"
Sin más que decir ni hacer, el pequeño suspiró, comenzando a hablar.
-Escuche, profe, usted sabe que yo lo quiero mucho, ¿no es así?- fue lo primero que preguntó él, el interrogado, sonriendo, asintió, por ende, siguió hablando-, y he notado que usted también me quiere, y lo sé porque cuando mis papás murieron fue mi soporte para salir adelante, siempre se preocupó porque ya no estuviera triste, me demostró que a veces es mejor reír que llorar, y sobretodo, me quiso justo como soy... En estos últimos meses se ha convertido en alguien muy importante para mí, siempre me hace cumplidos de mis dibujos, nunca se niega a ayudarme, reímos juntos, es mi amigo, más bien, ¡Mi mejor amigo! Así como mi papá lo era... Cuando pasó lo de Emma, se convirtió una vez más en mi héroe, mi mamá me decía que algunos héroes no llevan capa y ahora le doy la razón, jamás dejaré de agradecérselo, que me haya querido acompañar sin importar los riesgos, gracias a usted Emma ya no está triste, y es por eso que yo quiero preguntarle si...
Justo después de terminar de hablar, el pequeño, con sus manitas que temblaban de los nervios, desdobló esa cartulina que cargaba, dejando ver un hermoso dibujo de él y de su profesor, juntos, abrazados y sonriendo como sólo ellos sabían, ambos vestidos de superhéroes, ante la vista de todos sus compañeritos, que se encontraban sumamente emocionados, y de su maestro, que se encontraba tan enternecido que no podía parar de sonreír, sin embargo, cuando el niño habló de nuevo, quedó completamente en shock.
-¿Le gustaría ser mi papá?
Ante esa inesperada pregunta, el albino sintió una sorpresa tremenda y sus ojos lo demostraban, por un momento creyó que todo era una broma, pero ver la expresión de todos sus acompañantes lo hizo desechar esa idea, miles de pensamientos pasaban por su mente y se iban de inmediato, intentando procesar esa pregunta que estaba a punto de darle un nuevo rumbo a su vida.
-¿Qué...?- fue lo único que pudo decir, pues un nudo se había apoderado cruelmente de su garganta y no le permitía hablar, así que, sonriendo, el niño siguió con sus bellas e inocentes palabras.
-¡Prometo que voy a portarme bien! Usted me ha demostrado más cariño que mi tía, por eso yo quiero quedarme con usted, profe, y cuando la señorita Elsa y usted se casen, ella sería mi mami, ¡Prometo que voy a hacerlos muy felices! No voy a pedirles nada que no necesite, lo juro.
El mayor de pronto se perdió en sus pensamientos, sin hacer nada más que ver al pequeño que le estaba proponiendo ser parte de su vida de una manera mucho más grande, estaba tan conmovido y tan emocionado que, sin poder evitarlo, notó cómo su vista se hacía borrosa por sus ojos de zafiro que se llenaban poco a poco de lágrimas, sin embargo, de repente, otro de sus alumnos lo tomó del brazo y, junto con otros dos compañeros, le entregaron varias hojas de papel, con cinta decorativa de margen en cada una y sellitos de figuras por todos lados, al igual que un bolígrafo. El albino, confundido de nuevo, las tomó y las miró sin prestar mucha atención, pues en ese momento estaba pasmado.
-¿Y esto?- preguntó sin importarle si sus alumnos escuchaban por primera vez que su voz se cortaba, al escuchar la respuesta de los mismos, fue la gota que derramó el vaso, o más bien, la respuesta que derramó sus lágrimas.
-¡Son papeles de adopción, maestro!- inocente y dulcemente, una de sus alumnas contestó, dando brinquitos de plena y profunda alegría-, nosotros mismos los hicimos con mucho amor, no pudimos conseguir papeles originales, ¡Así que nosotros decidimos hacerlos! Sólo tiene que firmar y será el nuevo papi de Jamie, ¿no es increíble?
El mayor, fijando su vista a dichos papeles, comenzó a leer detalladamente, y la manera tan tierna en la que sus alumnos habían escrito eso lo hizo soltar las primeras lágrimas inevitablemente, llegó un punto en el que sus emociones explotaron, estaba muy feliz, impactado, conmovido, tanto que sólo pudo comenzar a leer todo:
-"Con estos papeles, hacemos realidad el sueño de Jamie, su adopción, para que el profesor Frost se convierta en su papá adoptivo, ambos van a pasar ratos de diversión juntos, van a apoyarse como siempre lo hacen, a jugar en el parque, ir al cine e ir a patinar, y sobretodo, ser muy unidos y quererse mucho, la única regla es que nunca dejen de quererse"- después de leer todo, sólo pudo reír ligeramente, mirando a cada uno de sus estudiantes-, oh, mis niños, no tienen idea de cómo funcionan los papeles de adopción, ¿cierto?
-¡Hicimos lo que pudimos, profesor!- todo el alumnado rio por el comentario del albino, estaban inquietos por saber la respuesta de su querido maestro, tanto que absolutamente todos tenían una adorable sonrisa en sus rostros que pareciera impresa, pero era tan sincera...
-¿Y?- el pequeño Jamie intervino, nervioso de la respuesta de quien quería que fuera su padre- ¿Qué dice?
El ojiazul cruzó miradas con el mismo, y luego miró de nuevo los "papeles de adopción" que sus alumnos le habían hecho, y tras mirar de nuevo al castaño, entre su silencioso llanto, cubrió sus labios con una mano cerrando los ojos, dejando salir sus cálidas y cristalinas lágrimas, y finalmente, asintió, dirigiéndose al pupitre más cercano siendo seguido por todos los pequeños y, arrodillándose y poniendo los papeles en la paleta, los firmó con su puño y letra, acción que causó los gritos de emoción de todos esos niños y la felicidad de Jamie que, dejando el dibujo de la cartulina en el escritorio y sintiendo una sensación de profundo cariño, corrió hacia donde estaba su maestro, para abrazarlo con una fuerza enorme que le demostraba al mayor cuán agradecido estaba, ambos en medio del llanto.
-Jamie, escucha...- el mayor comenzó a hablar, separándose por un momento del abrazo-, el proceso de adopción es un proceso muy largo, tedioso y complicado, pero, ¿sabes qué? Estoy dispuesto a pasar todo eso por ti, mi niño, tú no te preocupes.
El pequeño, dirigiendo sus manitas a las mejillas del peliblanco para secar sus lágrimas, sonrió con enorme dicha, abrazándolo de nuevo posteriormente.
-Muchas gracias, profe, muchas gracias...
El albino, sonriendo a la par que correspondía el abrazo, simplemente contestó:
-Dime "papá".Nambreeee, mis respetos pa' los que lean este cuarto de biblia completo, la neta. 🤧💖
Le pido disculpas a mi juez por hacerlo leer semejante escrito, casi con el doble de palabras que mi escrito anterior JAJAJAJAJAJAJA, sorry :c 💔
PD: Para que estén un poquito más familiarizados con la "casa de Elsa", la "casa de Emma" y la vista de la que hablo, en el archivo multimedia se encuentran las casas en las que me basé para que fueran la casa de Elsa y la de Emma, así como la preciosa vista que se puede apreciar desde ambos hogares, ¡Juro por Dios que tardé mucho en encontrar dos casas así, cerca del Cristo Redentor, con esa vista y que aparte estuvieran cerca entre sí! Casi estoy segura que ya conozco un octavo de Río. 😎👌🏿
Sin más, me retiro, si llegaste hasta aquí, te lo agradezco en serio. 💕
ESTÁS LEYENDO
Together Forever ~Jelsa~ #CLJelsa4
Fiksi PenggemarPequeño librito de One-Shots Jelsa para el Concurso Literario Jelsa 4 con el fin de revivir el fandom 💙 ~Portada hecha por su servidora ^^ ~Créditos del precioso fanart Jelsa a _shushushun c: