big fish

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"No pierdes la cabeza porque la tienes pegada", le había dicho Wendy apenas media hora antes, cuando tuvo que retrasar su plan de almorzar con sus amigas para volver hasta su dormitorio a buscar el teléfono y la billetera que había dejado olvidados en su cuarto esa mañana, mientras Seulgi se reía de lo despistado que andaba últimamente. Claro que sus amigas lo veían como lo más gracioso del mundo, pero a Namjoon le molestaba estar cada día más tonto y distraído que el anterior. Sin embargo, ¿acaso podían culparlo por estarlo? Después de todo, estaba bastante seguro de que esa era la primera vez en su vida que...

—¿Que qué, Kim Namjoon? —se preguntó a sí mismo mientras abría la puerta de su habitación.

—¿Dijiste algo? —preguntó unos momentos después Hyungwon, con quien se había topado en la entrada.

—No era nada, estoy hablando solo —respondió él, negando con la cabeza—. ¿Te vas?

—Voy a comer con un amigo, ¿tú ya comiste? ¿Quieres venir?

—Vine a buscar todas las cosas que muy estúpidamente olvidé esta mañana para ir a comer con Seulgi y Wendy —explicó mientras se quitaba los zapatos y cruzaba la pequeña sala de estar—. Gracias.

—Nos vemos más tarde entonces —se despidió su compañero con una sonrisa amistosa.

Tras aquel breve intercambio, Namjoon entró a su habitación. Sobre el escritorio, justo encima de los carteles que le había regalado Jungkook la mañana anterior, se encontraban su teléfono y su dinero, burlándose silenciosamente de él. En el preciso momento en el que murmuraba unas cuantas quejas y se disponía a guardar ambas cosas en los bolsillos del pantalón, su teléfono se iluminó con la notificación de una llamada entrante y vaya grata sorpresa, se trataba del mismo Jeon Jungkook, literalmente el causante de sus desvelos y su nueva dosis de estupidez.

—Hey, Jungkookie —saludó, guardando la billetera y saliendo del cuarto.

—¡Hyung! Hasta que das señales de vida —dijo Jungkook a modo de saludo y con un tono entre cómico y de reclamo—. Ya estaba por ir al océano a pelearme con ese kraken roba-Namjoonies.

—Olvidé mi teléfono esta mañana porque salí muy apurado —explicó él entre risas, calzándose torpemente las zapatillas en la puerta con la mano libre—. Me encanta ver películas contigo pero desvelarme hace que no me despierte a tiempo y llego tarde a todas mis clases...

—¿Estás diciendo que fue mi culpa que haya pasado toda la mañana pensando que me odiabas y te habías fugado con ese maldito calamar? —bromeó el menor.

—No del todo, yo tomé la decisión de desvelarme, pero digamos que fuiste un factor bastante influyente a la hora del decision making —argumentó él, incorporándose y abriendo la puerta... para casi tirar el teléfono por la sorpresa de verlo parado ahí, de nuevo—. ¡Dios, otra vez! Tienes que dejar de aparecerte así en mi puerta, Jungkook.

—Lo siento —dijo el menor todavía en el teléfono, sonriendo burlón al cortar la llamada.

Una vez superado el susto, Namjoon también terminó por sonreírle al menor. En verdad, ¿cómo resistirse? Le alcanzaba con pensar en él para querer sonreír todo el día, el efecto era aún peor si Jungkook seguía con eso de aparecerse de repente en la puerta de su dormitorio a diario. Ahora que lo veía ahí, bonito y burlón como siempre, se sentía bastante agradecido por el olvido de la mañana, que le había permitido tener la suerte de ver a Jeon Jungkook en ese momento.

—Sé que tienes planes ahora, no te quitaré mucho tiempo —agregó Jungkook tras un momento de silencio (porque Namjoon había quedado tan embobado viéndolo que olvidó que era un ser humano que debía hacer cosas como hablarle a otras personas, claro)—. Solamente quería venir a traerte esto.

Bye, Stranger (nj)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora