spring day

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A comienzos de abril, cuando comenzaban a florecer los árboles de cerezo, el parque de Yeouido era el mejor lugar para pasar una tarde de sábado soleada y cálida como esa. Aunque todavía no había comenzado la primavera, su llegada era inminente con la naturaleza volviendo a la vida una vez más luego del invierno. Las flores del delicado tono rosado que empezaban a asomar en las copas de los árboles tímidamente hacían que Seúl se llenara de color, a Jungkook le parecía que se encontraba dentro de un reino perfecto del más bonito cuento de hadas jamás contado. Por supuesto, un cuento de hadas no estaba completo sin el príncipe de ensueño. 

—¿Ya terminaste? —preguntó su propio príncipe azul, ubicado perfectamente justo donde él le había pedido—. ¿Cuántas fotos más vas a sacar?

—Todas las fotos que no te pude sacar en las últimas tres primaveras —respondió él, apartando la vista de su cámara tras examinar la última foto que había tomado—. Esta es la última, lo juro.

—Dijiste eso hace veinte fotos —se quejó el modelo.

—Culpable —aceptó él, encogiéndose de hombros con una sonrisa inocente—. Ahora mírame y sonríe.

Namjoon terminó por resignarse y lo dejó hacer, algo que Jungkook agradecía de corazón. De todas formas, tal como había prometido, luego de una foto más decidió detenerse (aunque bien podría haber seguido por horas) y le enseñó las fotos a Namjoon, que las calificó como "todas iguales", muy a pesar de la opinión completamente opuesta de Jungkook. Para él, cada una de las fotos eran de las más bonitas que había sacado en toda su carrera como fotógrafo, Namjoon se veía incluso más bonito que las mismísimas flores de cerezo. Con la cámara guardada, los dos se sentaron debajo de un árbol y comenzaron a comer todas las golosinas que habían comprado camino al parque mientras hablaban de todo y nada a la vez. El infame beso triple dio mucho de qué hablar.

Esa tarde habían decidido disfrutar de un paseo por el parque Yeouido, aprovechando que por esas fechas comenzaban los festivales por el florecimiento de los árboles de cerezo. La idea era una cita (¡la primera oficial!) simple, un picnic en el parque tan majestuosamente decorado, una excusa para pasar tiempo juntos y relajados luego de la intensidad del día anterior y antes de la intensidad pronta que se les venía encima con sus clases, en especial a Namjoon, que ya estaba en su último año. Jungkook no había podido luchar contra el impulso y llevó su cámara para poder capturar la mayor cantidad de momentos posibles, pues sabía que esa tarde sería uno de esos recuerdos que atesoraría hasta el último de sus días. Y no se equivocaba, se convencía más con cada segundo que pasaba, pero terminó de convencerse en el instante en el que los dos se encontraban recostados uno al lado del otro y Namjoon sujetaba una de sus manos, cuando él se volteó a mirarlo mientras el mayor le explicaba cómo los demás le habían ayudado a planear la sorpresa para la exhibición.

—... y Yoongi hyung desapareció de la faz de la tierra, como ya sabes, así que tuve que hacer de mal tercio con Hope y Jin hyung para planearlo  —relataba Namjoon—. Por suerte los dos son... bueno, muy cursis. Hicimos un buen brainstorming y se nos ocurrió la idea, al fin. Recién al día siguiente apareció Yoongi hyung y dijo que los tres estaban dispuestos a ayudar, así terminamos de definir los detalles. Ah, y lo del poema... eso se lo debo a Jackson. 

—Tal vez Jackson sea nuestro para siempre —bromeó Jungkook, ganándose una risita de parte del mayor—. ¿Te dijo que me escribieras un poema?

—Los dos poemas ya existían desde hacía tiempo —confesó Namjoon tras negar con la cabeza, girándose a mirarlo fijo también, la mirada intensa a pesar de la timidez en su voz—. Le dije a Jackson que las flores y el peluche me parecían poca cosa comparado con los detalles que tú habías tenido conmigo y que quería algo más especial, él me convenció de "regalarte palabras". 

Bye, Stranger (nj)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora