Capítulo 9

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. : : \ La Calma Entre Dos Tormentas / : : .

Tan pronto dijo que confirmaría si estaba enamorado de él en persona, Zero empezó a moverse. Aterrorizado como estaba, no hice cuidado al ruido que podía traicionar mi presencia cuando empecé a correr y rogué por que no me hubiesen escuchado.

¿Adónde iría Zero primero? Sin dudarlo, a mi habitación. Todavía creía que yo estaba encerrado dentro de ella. Eso me haría ganar unos minutos. Tenía la suerte de mi lado, pero no por mucho tiempo. Tan pronto descubriría que mi habitación estaba vacía ― nunca cerraba la puerta de mi dormitorio a seguro cuando no me encontraba ― partiría a mi búsqueda por doquier en el MHHQ.

Tendría que salir de la base sin perder ni un minuto más.

Gracias a unos dash pude salir del corredor antes que Zero pudiese verme y emprendí el camino para ir al lobby del MHHQ. Ahí podría tomar uno de los tantos ascensores para alcanzar el parqueo subterráneo. Tomaría una de las motos ― las que usan los Hunters cuando aparece una urgencia en la ciudad ― y me marcharía a la metrópolis subterránea donde la población de Abel City debió transferirse tras el impacto de la colonia espacial Eurasia.

Me retiraría durante unas horas esperando que de esta manera daría tiempo a Zero de retomar la calma, y abandonar la idea de preguntarme de manera tan directa

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Me retiraría durante unas horas esperando que de esta manera daría tiempo a Zero de retomar la calma, y abandonar la idea de preguntarme de manera tan directa. Tenía la esperanza que así sería... Al menos tuviera tiempo para acostumbrarme a la idea, para recuperarme un poco más y así tener el coraje de enfrentarlo.

Finalmente alcancé el parqueo subterráneo. Dejé que la puerta escaneara la gema rojo rubí de mi casco como modo de identificación y la compuerta se abrió de manera automática – el hecho de ser comandante de una unidad me permitía usar una de las motos cuando quería y no exclusivamente cuando surgía una emergencia.

Realicé un ultimo dash hacia una de las motocicletas, y aun sin montarme en ella noté que mis manos ya temblaban menos. Me sentía un poco más seguro ahora que tenía un plan. Sin embargo, dudé antes de montarme en la moto : reconocía que había tomado una medida muy drástica y me preguntaba si esa era la buena solución. Y es que a pesar de todo estaba simplemente escapando del problema, no lo estaría enfrentando. ¡Odiaba ser cobarde! Eso no estaba inscrito en mis circuitos... Dr. Light no lo habría querido así.

Mientras reflexionaba, la compuerta que daba acceso al parqueo subterráneo se abrió y alguien entró. Una voz se hizo súbitamente oír haciendo que todas las moléculas de mi cuerpo se crisparan.

"¡X!"

Paré de respirar. Por un momento tuve hasta miedo de moverme. Pero recordé lo que había justo acabado de pensar, que no estaba en mí de ser cobarde, y volteé hacia la voz.

"Zero..."

"¿Qué haces acá?" Me preguntó, luciendo sospechoso.

La tensión en el ambiente no podía llegar a un nivel más alto. Simplemente no existía nivel superior.

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