La fuente del parque

•Banco•

-Dicen que Dios, al crear el universo se centró en cierto lugar en el que había colocado cierta estrella, similar a una gran bola de fuego. Los residuos de esta creación se fueron agrupando en esferas. Y mientras él se ocupaba de su creación en otras regiones del espacio, las esferas entraron en guerra. Un rumor se había esparcido, Dios le daba un gran tesoro a la esfera más digna. Todas las esferas de aquella región querían ´´el premio´´, muchas fueron destruidas, y sus restos fueron absorbidos por las que se quedaban en pie. Murió más del 90%. Hubo una que nunca peleó, se mantenía alejada prudentemente de la contienda. Les exhortaba a las demás que hicieran lo que ella, que el CREADOR las castigaría por su necedad cuando volviera.

Dios regresó 1000 millones de años después, y para su sorpresa, solo quedaban ocho esferas. Cuatro estaban muy grandes, eran los vencedores. Tres pequeñitos, se formaron de los restos de algunos caídos, pero que se habían dedicado a empujar a otros hacia la estrella, acabando así con la competencia. Y por supuesto, el que nunca peleó, que también se había quedado pequeño. Se reunió con todos, uno por uno, todos le pidieron lo que querían por haber sobrevivido. Llegó el día que Dios tuvo audiencia con los ocho a la vez. –Yo los organizaré como mejor deben estar-dijo él.

-Tú, desde hoy serás un planeta, y como me pediste, serás el primero en la fila. Hoy lo llamamos MERCURIO.

-Tú, desde hoy serás un planeta, y como me pediste, serás el más brillante. Se convirtió en VENUS.

-Tú, desde hoy serás un planeta, y como me pediste, serás de color rojo. Su nombre es MARTE.

-Tú, desde hoy serás un planeta, y como me pediste, serás el más fuerte de todos. El gran y poderoso JÚPITER.

-Tú, desde hoy serás un planeta, y como me pediste, tendrás anillos. Es el hermoso SATURNO.

-Tú, desde hoy serás un planeta, y como me pediste, el azul será tu color. Hoy en día es NEPTUNO.

-Tú, desde hoy serás un planeta, y como me pediste, vas a ser el más frío. El más lejano, URANO.

-Y tú, también desde hoy serás un planeta, pero no te daré lo que me pediste. Dijiste que querías ser el último, pero te mereces algo mejor por no haber matado a tus semejantes. A ellos solo les concedí un deseo, mas a ti te daré la oportunidad de estar en contacto conmigo. Tendrás todos los colores, no solo uno. Tú albergarás la vida, que es la cumbre de mi obra. Tus hijos te cuidarán, te dañarán,  los más inteligentes serán los humanos. Ellos lucharán por tus extensiones, una y otra vez hasta tu fin. Serás la cuna de la raza más tonta y más pretenciosa de todas las que hice. Pero sin duda está destinada a hacer grandes cosas. Te pondré de tercero, y no te preocupes, te estaré observando de cerca. Desde hoy te llamarás LA TIERRA.

Y aún hoy, Dios sigue observando ese tercer planeta. Ni muy lejos ni muy cerca de su estrella.

Bajaron de la torre, estaban regresando a la pensión. La dormida ciudad estaba muy tranquila, no se oía ruido alguno, como si los únicos habitantes fueran Lorena y Miguel.

-Esa historia me la contó mi padre cuando era niña, nunca la olvidé.

-¡Qué extraño que nunca me la contaste!

-No sé, realmente jamás se me ocurrió.

-Hay cosas que solo se pueden decir en el momento escrito para ellas.

-Supongo que tienes razón.

-Tu padre es un genio, es un relato que nos hace reflexionar sobre la suerte que tenemos de estar aquí.-Miguel pensó en lo afortunado que era al conocerla.

-De mi padre aprendí muchas cosas importantes que me servirán toda la vida.

-Estoy muy contento por ti.