Capítulo 20

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-Esta semana hacemos 8 meses juntos ¿Quieres celebrarlo?-

Camus suspiro luego de leer el mensaje, no era la primera vez que pasaba tantos meses al lado de una misma persona, pero si era la primera vez que se sentía tan cómodo con la idea de "celebrar" el cumplir determinado tiempo juntos.

-¿Tienes algo en mente?-tecleo en respuesta mientras pensaba en algún detalle que pudiera tener con el griego

-Lo único que tengo en la mente son tus preciosas nalgas y lo rico que aprietan, pero ya en serio te veo en viernes en mi departamento a las 8-

Camus sonrió negando con la cabeza, ese era Milo. Podía parecer cursi en un momento y al instante siguiente decirle alguna leperada, por eso Camus se sentía tan cómodo con él, no dejaba que se tomara nada en serio, ni las cosas buenas ni las malas, todo parecía más simple si era Milo.

Aun así Camus no quito la idea de su cabeza de hacer algo "especial" y aunque no volvió a saber de Milo en toda la semana y este no le mando mensaje confirmando su cita dio por hecho que lo estría esperando.

El viernes por la noche llego a casa de Milo enfundado en unas botas de tacón de aguja de cuero negro, la larga gabardina negra ocultaba la sorpresa, que consistía en ir vestido únicamente con un arnés sado cubriendo su pecho,ropa interior de red también tipo arnés y una cortisima falda solo para censurarloun poco y dalre al conjunto una mejor vista.  Toco el timbre ansioso y cuando Milo abrió la puerta él se abrió la gabardina para mostrarle "su regalo"

-Felices 8 meses encanto-grito con una sonrisa en el rostro, la cara de Milo era un poema y justo cuando Camus iba a avanzar hacia él una suave voz interrumpió sus intenciones

-¿Papá quién es?-

-¿Papá?-repitió Camus frenando en seco cerrándose la gabardina de inmediato, entre las piernas de Milo abriendo más la puerta apareció una pequeña, de unos diez años de ojos y cabello color rojo, la mirada que le dirigió a Camus estaba llena de curiosidad

Milo se sobo la frente, con una sonrisa que Camus no supo descifrar

-Camus ella es Shoko mi hija, Shoko él es Camus-

Aquella presentación descoloco un poco al francés pero se obligó a sonreír cuando Shoko extendió su pequeña mano en su dirección

-Mucho gusto, mi papa me ha hablado mucho de ti ¿Quieres pasar? íbamos a tomar leche con galletas-

-Yo... no sé si...-

Camus se sentía completamente fuera de lugar, estaba enfundado en lencería vulgar y votas de mujer definitivamente no iba en condiciones de enfrentarse a una situación así

-Pasa-lo animo Milo con una sonrisa resignada –Su madre vendrá por ella en un rato-

-De acuerdo- aun algo dudoso Camus entro al departamento, la mesa de centro de la sala estaba tapizada de dibujos y lápices de colores, en el sillón individual estaban apiladas las que suponía eran las cosas de Shoko, una enorme mochila color azul chillón que tenía colgados muchos llaveros de diferentes figuras

-Van Camus siéntate conmigo- lo invito la pequeña tomándolo de la mano arrastrándolo al sillón para que se sentara con ella-¿Me ayudas con mi tarea? papá me dijo que dibujas casas-

-Algo así-el acuariano no sabía cómo reaccionar ¿Qué tanto sabia esa pequeña de él? ¿Por qué él no sabía de su existencia? tomo las hojas blancas y colores que la pequeña le ofrecía

-¿Puedes dibujarme un caballo? Son mi animal favorito y tengo que exponer sobre ellos en la escuela, papá me dibujo uno pero es horrible-le mostro una hoja que tenía dibujado el caballo más horrendo que Camus había visto plasmado en papel

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