Emiliano Ortega [Capítulo 7]

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Caminamos hacia la estación de tren para ir a la base. Pasamos por al lado de la escuela y la miraba de reojo, las puertas ya estaban abiertas para los que quisieran asistir temprano.
—Ustedes vayan, yo los alcanzo en unos minuto— Les dije.
—¿A dónde vas?
—Quiero hablar con Felipe.

Era arriesgado ya que, si el director Uitzsom me veía, posiblemente intente capturarme para entregarme a la policía.
Me puse la capucha y me coloqué en una esquina a la espera de que no haya mucha gente para meterme directamente a la parte trasera.
—¿Vas a hablar con ese tal Felipe?— Me dijo Elizabeth desde detrás de mi.
—Ais... me asustaste, ¿no les dije que vayan a la estación?
—Si, pero no te iba a dejar solo.
—¿Por qué no?
—Porque si ese imbécil mintió diciéndoles a todos que Agustín y vos agredieron a un policía, puede llegar a pasar cualquier cosa.
—Y tú estás aquí para hacer de guardaespaldas, ¿verdad?
—Si quieres me voy— Dijo con voz sarcástica.
—Ya estás aqui, asi que vamos.
Nos movimos rápida y sigilosamente hacia la parte trasera del edificio.
Cuando llegamos, vimos a un grupo considerable de personas, entre ellas, Felipe.

—¡Eey miren quién está aquí!— Dijo Nicolás cuando me vió.
—Que tal, bro.
—Amigo que locura, como saltaste y agrediste a un policía, enséñame a hacerlo. ¿Y ella quién es— Preguntó refiriéndose a Elizabeth.
—Una amiga de Adam.
No tan amiga como para contarme tu pasado, ¿verdad?
—De todas formas, no nos vamos a quedar mucho tiempo...

Felipe se encontraba sentado en un bidón, fumando y entre ambos nos separaban unos 3 metros.
—Adam, amigo, ¿cómo has estado?
—Bien. ¿Y tú?— Dije con tono dominante.
—Eh estado bien... ¿qué te trae por aquí?
—Quiero que me digas por qué inventaste que Agustín y yo agredimos a un policía.

Felipe dejó el cigarro a un costado, se levantó y comenzó a caminar con paso muy despacito hacia mi.
—Yo nunca dije eso.
—Estás mintiendo, idiota.
—Tal vez tu estás delirando, después de todo siempre fuiste de inventar estupideces.
—Está diciendo la verdad— Habló Elizabeth —una chica nos dijo que les hablaste sobre eso a toda la escuela.
—¿Y tú quién eres?
—No es de tu incumbencia.
—¿Seguro que no, niña? No por ser mujer voy a ser menos malo, ¿sabes?
—Tu aspecto físico me da a saber que te noquearía de un golpe— Dijo de forma burlona.
—¿Quieres intentarlo?
Llegó un momento en el que Felipe se había puesto cara a cara con Elizabeth, pero ella no se hacía para atrás y su mirada daba realmente miedo. Esta chica era increible.
Sabía que Elizabeth iba a cagar a piñas a Felipe, sin embargo, me puse entre ellos y los separé empujándolo.
Al empujarlo, Felipe se arremangó la camiseta y se puso en frente de mi. Ahora estábamos cara a cara a punto de empezar una pelea.
—Chicos cálmense, podemos arreglar esto.
—Vamos Felipe, no pelees.
—Adam sepárate.
Los demás miembros del grupo se interponían entre nosotros.
—Adam, lárgate y no vuelvas más a pedir ayuda— Me amenzó.
—¿Qué te hace pensar que venía a pedirte ayuda a vos, imbécil?
—Vayámonos, Adam— Me susurró Elizabeth.
—Bien vamos.
—Nicolás, avisa a Uitzsom de que Adam está cerca...

—¿Donde se metieron esos?
—No lo sé... seguramente Adam haya ido a encarar a Felipe.
—Tengo entendido que Felipe es un vago que está gran parte del día en la parte trasera de la escuela.
—Si. Es jefe y amigo de Adam.
—¿¡Adam es un vago como esos?!
—Eee...
—Juré nunca juntarme con gente de su tipo— Dijo revoleando los ojos.
—Yo también pensaba antes que Adam era un vago, pero desde que comencé a ir con él a clases todas las mañanas, me di cuenta de que simplemente está aburrido y no sabe que hacer, asi que se junta en la parte trasera con gente igual de aburrida que él.
—Ya veo...
Agustín... estas en un buen momento... o no... una estación no es un lugar para declararse... a demás, ella me conoció ayer, sería muy espontáneo, ¿no?.
¡Oye!
—¿Q-que?
—Te hice una pregunta.
—L-lo siento, estaba pensando en una cosa, ¿qué pasa?
—¿En qué necesitan mi ayuda?
—Pues... para buscar sobre una persona...
—¿En serio es para eso? ¡Hubieran pedido su turno como los demás!
—L-lo siento...
—Ais... ¿cómo se llama?
—Emiliano Ortega.
—¿Tienes celular? El mío no tiene internet
—No, se me murió ayer cuando salté de la azotea.
—¿Qué saben sobre él? Asi me voy haciendo base para buscar cuando lleguemos.
—Bueno... sabemos que vive en un pueblito a las afueras de la ciudad llamado "Buena Luz" y que debe tener entre 40 y 50 años.
—¿40 y 50 años? Va a estar difícil buscar sobre él— Dijo pensante —Instagram y Twitter probablemente no tenga... Facebook posiblemente...
Se ve tan linda pensando... ese pelo... es tan hermoso...
—¡Oye!
—¿S-si?
—Tienes que estar más atento, niño...
—Hola chicos, ¿los hicimos esperar?
—Hola Adam, Elizabeth.
—¡Hola chicos! Tranquilos, estaba siendo ignorada por Agustín, ¿vamos?
—N-no, no te-
—Hablaremos de esto luego, tenemos que irnos de la zona lo más rápido posible.
Los 4 nos subimos al tren y partimos hasta la base.

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