Capítulo 21: El sueño

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Durante los días posteriores, Hermione, Ron y Eira ayudaron a Harry a practicar para la tercera y última prueba. Habían pensado que, dado que se trataba de un laberinto donde los campeones encontrarían diferentes obstáculos, aprender varios maleficios le resultaría útil, y el mago se centró especialmente en el encantamiento aturdidor. Eira, que sabía utilizarlo, le daba consejos, mientras que Ron y Hermione tenían que sacrificarse y recibir los encantamientos. A Ron le dolía todo.

—Estás mejorando mucho —animó Eira—. Pero tendrá más efecto si subes el brazo con el que sujetas la varita...

Ayudó al Gryffindor a colocar el brazo y a ejercer la presión justa sobre el mango de la varita. Harry sintió una corriente recorrerle el cuerpo al contacto con la piel de ella, pero trató de que nadie lo notase. Al fin y al cabo, su amiga tenía novio y él no tenía ninguna oportunidad.

Cuando llegó el momento de regresar a las clases, Eira se separó de los Gryffindor y se dirigió a la clase de Transformaciones que tenía en aquel momento. Sus amigos sabían que estaba ayudando a Harry con la tercera prueba y que era el motivo por el que no pasaba tanto tiempo con ellos, pero lejos de importarles, se mostraban igual de amables con ella. No les importaba que mantuviese buena relación con estudiantes de la casa rival.

Mientras se acercaba a Daphne, se cruzó con Orión. Solamente le dedicó una mirada seria, pero no lo saludó. Estaba segura de que sabía lo que había ocurrido con el señor Crouch, pero no se lo diría, y aquello la molestaba. ¿Acaso no habían comenzado a investigar juntos sobre aquello? Le molestaba que hubiese considerado el asunto demasiado grande y la hubiese dejado atrás. A ella, a la mejor alumna de la generación, junto a él.

—Eira —llamó, sin alzar demasiado la voz.

Pero ella no lo miró dos veces. Lo ignoró por completo y se acercó a Daphne, quien parecía confundida al ver lo ocurrido.

—¿Estáis enfadados? —preguntó con curiosidad.

—Algo así. —Eira no quería hablar mucho sobre el tema. Estar mal con Orión le dolía.

—Nunca os había visto así —admitió su amiga—. Apenas habéis discutido, y cada vez que habéis tenido un problema lo habéis solucionado pronto.

Eira consideraba aquello algo mayor a un problema normal. Estaba segura de que Orión estaba relacionado con el regreso de su padre, y no le contaba nada al respecto. La dejaba al margen e incluso había obligado a sus "amigos", entre ellos el novio de Eira, a hacer el Juramento Inquebrantable. Estaba yendo demasiado lejos.

—Esto es diferente —se limitó a decir.

Sus compañeros no tardaron en darse cuenta del distanciamiento de Orión y Eira. La joven, a pesar de todo, lo consideraba un buen amigo y lo quería como tal, pero necesitaba tiempo. Necesitaba asimilar lo que estaba haciendo. ¿Lo sabrían sus padres? ¿Sabría Melody que el chico al que había decidido cuidar como a un hijo estaba involucrado en aquello?

—Eira, tenemos que hablar —dijo Orión cuando terminó la clase, cogiéndola del codo para que no se marchase.

Ella se soltó bruscamente.

—¿Para qué? ¿Vas a mentirme? ¿O vas a ocultame lo que está sucediendo? Sé que el señor Crouch desapareció, y tú sabes qué ocurrió.

Observó su expresión, y supo que estaba en lo cierto. Orión estaba al tanto de todo lo que ocurría en el colegio. ¿Desde cuándo lo sabía? Comprendía que desease que su padre regresase, pero solamente tenía quince años, y había hecho daño a personas o había sido cómplice de ello. Era demasiado.

—¿Todo esto es por lo que te contaron acerca de Crouch?

Eira lo pensó. Sí, tal vez aquello hubiese sido la gota que colma el vaso. Necesitaba tiempo para asimilar que Orión estaba del lado de su padre y que haría lo que fuese por él, y que sus padres tampoco harían nada en su contra. Aunque no le gustaba admitirlo, comprendía la posición de su madre. Porque, aunque Orión cometiese un crimen, tampoco ella sería capaz de odiarlo ni de destruirlo.

—Ha influido —admitió—. ¡Es un alto cargo del Ministerio de Magia! ¡Y ha ocurrido aquí, en el colegio!

—Se descontroló —murmuró él—. No quiero que me odies, Eira.

—No te odio... pero necesito tiempo para asimilar todo esto.

Se alejó tras decir aquello. No se sentía preparada para continuar hablando.

Encontró a Harry, Ron y Hermione en el aula en la que habían quedado para continuar practicando maldiciones. Pero, en contra de lo que había esperado, sus amigos no se encontraban practicando nada, sino que estaban hablando con semblantes muy serios. Incluso se sobresaltaron cuando escucharon que alguien entraba.

—¿Hay algún problema? —preguntó la chica mientras se acercaba.

—Bueno, yo... he tenido un sueño durante la clase de Adivinación —le explicó Harry—. Voldemort recibía una carta. Estaba con Colagusano, y dijo que su error había quedado reparado y que alguien había muerto. Dijo que su serpiente (había una serpiente junto a él) no le comería a él, sino a mí... Y después lo torturaba mediante la maldición cruciatus, y la cicatriz ha comenzado a dolerme.

Eira se mantuvo en silencio durante unos segundos, preguntándose si sería cierto. ¿Era posible que Voldemort hubiese regresado y fuese a por Harry?

—¿Crees que es verdad? —preguntó.

Su amigo asintió con la cabeza.

—Lo creo —confirmó—. Pero eso no es todo... He ido a ver a Dumbledore, me he quedado solo en su despacho y me he metido en algo llamado "pensadero" que sirve para ver recuerdos. ¿Sabías que Karkarov había salido libre por dar nombres de mortífagos? Y Snape también fue mortífago, aunque Dumbledore dice que cambió de bando antes de la caída de Voldemort. Vi también cómo Ludo Bagman era absuelto de pasar información a los mortífagos, y el juicio del hijo del señor Crouch, que fue enviado a Azkaban por ser seguidor de Voldemort.

Eira necesitó algo de tiempo para asimilar aquello. Severus Snape, el profesor de Pociones, ¿un mortífago? Dumbledore debía de estar muy seguro de su inocencia para confiar en él dando clases en un colegio. Aquello explicaba, además, la relación entre Snape y Karkarov. Si ninguno había sido fiel a Voldemort, era comprensible que ambos pudiesen temer su regreso. Al fin y al cabo, tal vez tomase represalias contra ellos.

—Espero que Dumbledore esté en lo cierto y Snape no nos traicione —comentó, un tanto preocupada por ello.

—Dumbledore siempre ha demostrado que sabe lo que hace —la tranquilizó Hermione.

A Eira le habría gustado poder hablar con Orión al respecto, porque seguramente él sabría más acerca de los seguidores de su padre, pero no deseaba hablar con él en aquellos momentos, y tampoco le contaría nada. Estaba segura de ello. No traicionaría a su padre de ninguna manera. Él no.

—Pero, hasta ahora, no había estado tan claro que Voldemort pudiese regresar. Si lo hace, sin duda contará con muchos aliados que volverán a él.

Pensó en los Malfoy. Muchos sabían que habían sido seguidores de Voldemort, pero al igual que otros muchos, Lucius se había librado de Azkaban alegando que había sido controlado por el maleficio Imperius. ¿Apoyaría a Voldemort si llegaba a regresar? ¿Y el padre de Theodore? No le cabía duda de que un regreso de Voldemort tendría graves consecuencias, y que la vida de muchos miembros de la casa Slytherin cambiaría por completo. Incluso la suya, probablemente.

—Los Malfoy —se apresuró a decir Harry.

—Y otros muchos —le dijo Eira—. Muchos se libraron de Azkaban...

Sin duda, el sueño de Harry había dejado preocupados a los cuatro amigos.

Eira y el cáliz de fuego✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora