EL MURO // RUBEGETTA AU

DÍA 0

Karmaland.
Conocido como el lugar más pacífico en la tierra según los expertos y eruditos en el mundo.

Pero todo ello es debido a que los héroes elegidos se encargan de mantener la paz en dichas tierras conocidas como el péndulo de la tierra.

El péndulo de la tierra se encarga de mantener la estabilidad y armonía en el resto del orbe por lo que era muy importante mantener la paz en aquel lugar, si de una u otra forma, Karmaland es derrotada, el planeta entero correría un gran riesgo.

Por eso aquel lugar cuenta con 9 héroes elegidos para defender aquella tan importante estabilidad en el planeta tierra.

- Te esperaré aquí, es demasiada agua para mí por hoy - dijo un mojado Rubén quitándose el chaleco salvavidas que vestía con anterioridad.

- Está bien Chiqui, pero iré a dar una última vuelta en esa cosa - sonrió Vegetta como un niño pequeño.

Hace poco que el clima en Karmaland se había vuelto más cálido, por lo que habían tomado la decisión de al fin probar aquella nueva cosa que Vegetta había comprado para utilizarla en el agua.

El azabache estaba por volver a la moto de agua en la cual habían estado más de 1 hora montados con Rubén cuando esté lo detuvo tomándolo de la mano.

- ¡Vegetita, espera! - pidió el apellidado Doblas sin soltar la mano de el de cabello azabache.

Samuel de Luque se volteo para ver a su pareja de una menta curiosa por aquel gesto tan repentino, pero de todas formas se giró para quedar frente al chico que le quitaba el sueño cada noche y ponía una sonrisa en su rostro cada día.

- ¿Que pasa cariño? - preguntó el azabache sonriendo.

Siempre le causaba intriga lo que su pareja estuviera por decirle, ya que no había vez en la que el platinado no se sonrojara por algo, cosa que le causaba ternura al mayor.

Con cuidado Rubén dejó la mano de Samuel para ir directamente hasta donde tenían sus cosas estiradas en aquella arena.
El menor tomó algo que tenía guardado bajo la toalla que se encontraba entre sus cosas y lo escondió en su espalda para que su novio no viera de que se trataba ello.

Y como siempre, un pequeño rubor tintaba las mejillas de Rubén.

- Yo, quería darte algo - dijo con nerviosismo el chico mientras evitaba el contacto visual con su novio.

Vegetta sonrió y esperó espectante a lo que su osito quería darle.

- ¿Que es? - pregunto ansioso el de cabello azabache.

Con mucho pudor y nerviosismo Rubén mostró una pequeña cajita dejando sorprendido al de ojos amatistas con tan repentino regalo.

- Sabes que no soy bueno con las palabras, pero... - con un pequeño movimiento, el de cabello platinado abrió la pequeña caja para mostrar su contenido.

Dentro de aquella caja había un colgante con una llave de color plata que brillaba bajo la luz del sol de aquella tarde.

- Esto es una representación, en señal de que tienes la llave de mi corazón - dijo Rubén totalmente sonrojado por decir aquello tan cringe como él solía decirle.

Samuel no podía con todo lo que estaba pasando, por lo que solo pudo comenzar a reír frente a la ridícula situación en la que se veía ahora.

¿Cómo había pasado esto?

- Ah, ¿Es gracioso? - Preguntó Rubén indignado - Yo no le veo la gracia eh, que por primera vez me esfuerzo en ser cariñoso y... - El chico de cabello platinado y capucha de oso estaba bastante molesto.