Sad Beautiful Tragic

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Por supuesto las cosas no podían ser tan perfectas.

El año escolar pasó y logramos graduarnos, obviamente los de la escuela siguieron hablando a nuestras espaldas, a veces me dolían algunos comentarios como “debería ubicarse, ¿acaso no sabes con quien va de la mano?”

“Seguro es un arrastrado, se nota que solo está con ella por su dinero”, pero nada de eso importaba para nosotros, podía soportarlo todo si Taylor estaba conmigo.

Disfrutábamos de los almuerzos en el patio de la escuela, las salidas a caminar en las tardes o los días lluviosos en casa viendo películas, incluso mi omega se sentía muy a gusto compartiendo los celos con la alfa y tenía que admitir que no me desagradaba para nada la situación, si bien no habíamos tenido sexo como tal la alfa solía mimarme de otras formas que lograban estremecer mi cuerpo y conmover mi corazón, ya que siempre intentaba ser cálida y delicada conmigo, sabía que eso era muy difícil para los alfas, más cuando estaban con un omega en celo, pero con ella no faltaban las caricias y uno que otro  halago que lograba ruborizarme y acelerar mi corazón.

“Eres hermoso, Lou” “Tus labios son tan suaves, podría besarlos todo el día” “Tu piel es tan suave y cálida, amo tocarte”.

Afortunadamente Taylor y yo logramos quedar en la misma universidad, habíamos pensando en alquilar un piso juntos porque a mí me quedaba algo lejos de casa y ella quería una excusa para salir de la casa de sus padres. Cuando conocí a los padres de Taylor pensé que iban a rechazarme, pero extrañamente fueron muy amables conmigo, luego mí siempre tan sutil amiga me explicó que al parecer ellos sospechaban que estábamos follando y creían que era su pareja, fue algo traumático para mí, pero logré superarlo.

Mi omega parecía tranquilo, mi aroma ya no parecía alborotar a nadie, en parte porque tenía el delicioso aroma de la alfa impregnado sobre mí todos los días, gracias a ella ya no tenía miedo de salir a la calle, estaba logrando ganar una tranquilidad desconocida para mí, pero me agradaba.

Ya no me sentía vacío, las noches que antes se me hacían frías y eternas ahora eran más calidad, sobre todo si la rubia estaba conmigo, también había ganado algo de peso, lo que me tenía algo preocupado, tenía una pequeña curva en mi abdomen que estaba comenzando a molestarme y mi trasero que de por sí ya era lo suficientemente notorio se volvió más grande junto con los muslos de mis piernas, era un desastre, pero la alfa por supuesto estaba pendiente de estos cambios y no tardaba en recalcar que amaba todos estos defectos que no dejaban de atormentarme. Ella siempre sabía cómo apagar las molestas voces que rondaban por mi cabeza haciéndome sentir inseguro.

Nunca había tenido una amiga, menos una alfa, pero amaba completamente mi amistad con Taylor.

Mi madre y los padres de la ojiazul creían que estábamos en una relación y aun que eso hacía aullar a mi omega yo sabía que nunca sucedería, algún día la rubia encontraría a alguien que valiera la pena, pero no importaba, porque seguiríamos siendo amigos ¿no? Era todo lo que me importaba…

Todo iba viento en popa hasta que Taylor acompañó a su padre por un viaje de trabajo. Estuvo un mes en Francia porque el señor Swift estaba reclutando modelos para su compañía.

Ese mes fue interminable, no me había dado cuenta de que la rubia era tan indispensable en mi vida hasta ese minuto.

Estar en casa era agobiante, los recuerdos estaban por todas partes y hasta mi omega se encontraba deprimido sin la alfa rondando por el lugar. Por mi condición era dificultoso para mi salir, más si la rubia no estaba así que fue un mes lleno de angustia y comenzó a valer aún más mierda cuando Taylor comenzó a contestar cada vez menos a mis llamadas, intentaba tranquilizar mi mente y pensar que ella estaba bien.

Pensamientos como “No le va a pasar nada, está con su padre ¿no?” “Seguro que donde está no hay tanta señal” “Quizás su celular se echó a perder y no funciona bien su batería por eso no responde siempre” “Tal vez pasó a cambiar mi nombre de contacto y no sabe que soy yo, eso sería muy trágico” “Puede ser que conociera a otro Louis y tuvo que agregarlo a su teléfono, pero este Louis es molestoso y quiere evitarlo, si, definitivamente debe ser eso” y el peor de todos… “no creo que este evitándome porque soy molesto, me lo diría ¿cierto?”

Estar sin Tay fue realmente una tortura, pero definitivamente no estaba preparado para lo que venía.

El día antes de que la rubia llegara la rubia me llamó por teléfono que vendría a visitarme a penas aterrizara, estaba tan emocionado, mi omega también lo estaba, movía su cola de lado a lado de solo pensar en la alfa.

Esa noche a penas dormí pensando en que me pondría al día siguiente, quería hacer algo especial así que planeé cocinar algo para mi chica.

Al día siguiente me pasé todo el día preparando las cosas, sabía que estaba exagerando, pero me puse mi mejor ropa y usé el fino perfume que me regalaron los padres de Taylor para mi cumpleaños, cuando comprobé que todo estaba en orden me senté ansioso en el sofá esperando el toque de la puerta.

No sé cuánto tiempo pasó, pero apenas sentí el golpe corrí a abrir, respiré profundo y con una gran sonrisa abrí la puerta y ahí estaba… La rubia estaba incluso más preciosa que hace un mes, con su suave y rubia cabellera cayendo sobre sus hombros, sus esponjosos labios cubiertos con su típico labial rojo regalándome una de sus brillantes sonrisas. Tenía puestas unas gafas que le daban un aura importante, las reconocí enseguida, fue mi regalo de despedida, sabría que se le verían asombrosas, incluso su atuendo lucía perfecto, no di más de la emoción y la abracé.

- ¡Tay, estás aquí! Te extrañé tanto. - suspiré y cerré mis ojos disfrutando el contacto. La alfa soltó su típica risita y me abrazó con fuerza, me separé brevemente de ella y estaba a punto de unir nuestros labios en un beso cuando se separó como si nada.

Me sentí algo avergonzado por el repentino rechazo, el calor de la vergüenza comenzó a invadir mi cuerpo y mis ojos comenzaron a picar ¿Qué iba a hacer? Estaba perdiendo la cabeza, la había extrañado mucho pero supongo que no era excusa, éramos mejores amigos.
De pronto miré al frente, al lado de la alfa había un chico ¿acaso…?

El hombre era alto de cabello rizado, tenía un porte elegante, más aún con el extravagante traje que portaba. Su rostro era digno de un actor de cine adornado por unos deslumbrantes ojos esmeralda. Demostraba seguridad y elegancia por donde se le mirara.

- Louis, me alegra mucho verte, te extrañe demasiado. - la rubia acarició brevemente mi rostro y yo le regalé la mejor sonrisa que pude esbozar en ese minuto ¿Qué estaba pasando? Me quedé quieto en el umbral de mi puerta presenciando la extraña escena ante mis ojos que estaban comenzando a escocer, tragué para disimularlo.

- ¿Recuerdas que te dije que quería contarte algo importante? - Taylor conectó su mano con la del chico, ambos se sonrieron, por alguna razón el gesto hiso que mi corazón se hundiera y el nudo en mi garganta se volviera cada vez más insistente. - Él es Harry Styles, mi novio.

¿Novio? No podía entender porque la situación que hacía sentir como si quisiera salir corriendo, mi omega estaba sollozando en mi interior. De nuevo me forcé a dar la mejor sonrisa para amiga.

- Wow Tay, te dejo sola unos días y ya me traes a un novio, no es muy lindo de parte engañar a tu omega. – dije irónicamente, la chica comenzó a reírse y el chico a su lado se encontraba sonriente.

- Un gusto conocerte Louis, he oído mucho sobre ti, espero que nos llevemos bien. - el rizado estiró su mano, la acepté intentando que el tacto fuera el más breve posible, el chico hiso contacto visual conmigo, se veía tan feliz que tenía ganas de vomitar.

- Seguro Harry. - a este punto estaba seguro de que la sonrisa molesta que tenía en mi rostro iba a levantar sospechas.

- Bueno cariño, la verdad es que espero que no te moleste, pero esta vez no voy a pasar, disculpa que la visita sea tan breve pero ya sabes, vengo recién llegando y mi madre quiere conocer a Harry ¿no te sentirías mal no? - de nuevo sentí como si me apuñalaran en el pecho, pero como seguía sonriendo como si nada, miré a la rubia que me miraba con un toque de preocupación.

- Claro que no preciosa, lo entiendo, mándale saludos a tu madre, dile que iré a saludarla pronto. - acaricié su rostro levemente, por un momento sostuve su rostro mirándola intensamente, quería pedirle que se quedara, que me abrazara porque me sentía triste, pero no podía ser egoísta, además no sabía porque estaba sintiéndome como si me hubieran arrancado algo del pecho.

Reparé en el beta que estaba mirándonos algo inquieto pero aún sonriente, saqué mis manos de su rostro.

- Lou, vendré pronto, estaré llamándote, ¿cuídate sí? Te prometo que te compensaré por todo el tiempo que no estuvimos juntos.

- Claro que lo harás, vas a tener que hacer méritos, Swift.- ambos nos reímos, volteé mi mirada hacia el rizado.- Cuídala, o eres hombre muerto, podré ser un omega pero soy peligroso y ella es como una hermana para mí.- sabía que había sonado severo porque la alfa soltó su típica risita nerviosa, el beta volvió a sonreírme como si fuera su amigo de toda la vida ¿Qué no entendía la gravedad del asunto? De verdad iba a cortarle sus preciadas bolas si lastimaba a mi chica.

- Eres adorable, Louis. - el chico acarició mi cabello como si fuera su puto perro mientras la rubia se reía carcajada limpia. - No te preocupes, voy a cuidarla. - tomó la mano de la rubia y volvieron a sonreírse como un par de idiotas, asqueroso.

- Bueno, nos vemos Lou. - la rubia me dio un beso en la mejilla, haciéndome sentir culpable por sentirme tan bien con solo un toque, tomó la mano de su novio y vi cómo se alejaban lentamente de mi riéndose.

Apenas los vi salir las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, sollocé un momento hasta que me di cuenta que estaba en la calle, por lo que intenté secarlas sin mucho éxito.

Entre a la casa, cerré la puerta y caminé hasta la cocina viendo la cena que había preparado para la rubia, de pronto vi todo oscuro y tiré todo al suelo, comencé a hacer trizas todo a mi paso, los ojos me ardían y el dolor era tan insoportable en mi pecho que no pude evitar gritar y sollozar con fuerza. Me sentía roto ¿Por qué?

No sabía cuánto tiempo había pasado, mi respiración se encontraba agitada, pero no paré hasta ver toda la cocina hecha un desastre, poco me importaba. Me senté en el piso aun sollozando, más levemente, sintiendo mi garganta quemar por dentro después de los gritos, observé mis manos de las que escurría sangre.

¿Qué estaba pasando? Era obvio, había sido los suficientemente idiota como para caer por la rubia y no solo eso, había sido tan estúpido como para pensar que ser su amigo iba a ser suficiente ¿entonces por qué me sentía así? ¿no debía estar feliz de ver que ella lo era? No podía, por más que quisiera el recuerdo de sus manos juntas alejándose de mi después de verla solo cinco minutos después de un mes, la necesitaba y ya nunca podría tenerla, porque no importaba si el tal Harry era pasajero, no, el problema no era Harry.

Yo solo era un patético omega, un omega defectuoso, y ella era Taylor Swift, la alfa más hermosa y amable del mundo, yo solo era un chico egoísta, si nada que ofrecer y siempre sería así.

Georgeus || Louaylor || OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora