Ruggero se despertó y se dirigió a la cocina para hacerse un café, luego fue al living y se encontró con la chica, acostada en el sillón.
—yo me acabo de despertar y, bueno, quería decirles ¡Buenos días!...— La castaña lo miró y sonrió, luego volvió a mirar al celular—...y eso, tengan un lindo día.
Se despidió tirando un beso, luego verificó el vídeo para poder subirlo y bufó al notar algo.
—¿Podrías dejar de aparecerte cuándo estoy grabando storys?— Le preguntó al hombre y él río.
—¿Ahora qué hice?— Preguntó riendo, mientras tomaba un sorbo de su café.
—mis pupilas se dilataron— Dijo y le enseñó el vídeo—, y tú sabes cómo se ponen las fans— Suspiró resignada—. Bueno, ya no se sorprenderán.
—no es mi culpa ser tan atractivo— Dijo el italiano con una sonrisa. La chica río.
—no, claro que no...— Se acercó a él y rodeó su cuello—...pero si te apareces así recién despierto, sin camiseta y con esa sonrisa...no puedo contigo, Pasquarelli.
Se mordió el labio inferior y luego comenzó a darle pequeños besos en la mejilla mientras reía.
—¿No me hiciste de desayunar?— La chica hizo un puchero al ver que él tenía un café.
—las princesas también deben hacer cosas por ellas mismas— Dijo Ruggero con diversión.
Karol lo miró con indignación luego sonrió y le dió un beso en los labios, para luego ir a la cocina y hacer su desayuno. Mientras el de rizos la observaba con una sonrisa.
Karol Sevilla y Ruggero Pasquarelli , ambos mantenían una relación estable de 2 años; aunque el primer año fue un martirio para el hombre puesto que debía demostrarle a la castaña que era de confianza, y lo hizo cortejando a la chica, contándole sus cosas y logrando que ella también lo hiciera, hasta que por fin pudo ganarse por completo el corazón de la mexicana.
Ambos se disponían a sentarse a mirar una serie, mientras desayunaban pero un pequeño ruido en la habitación los hizo ir hacia allí.
—miren quien se despertó— Dijo Karol, sonriendo y tomando a la pequeña en brazos—. ¿Cómo durmió la linda Gigi?
La bebé, de tan sólo 1 año de edad, río mientras daba pequeñas palmadas y movía sus piecitos, alegre; volvieron al living y la castaña se sentó con la nena en su regazo, mientras le compartía de su desayuno: yogurt con cereal. El hombre puso caricaturas para que la bebé se entretenga mientras él le hacía pequeñas bromas a su novia.
—basta— Río ella cuando le hizo cosquillas con su barba—, basta, Ruggerito.
El italiano no le hizo caso y siguió con sus bromas hasta que ambos se encontraban en una pelea con los cojines del sillón. La pequeña los veía divirtiéndose, así que se sostuvo del borde del sillón, se mantuvo en pie y reía; ambos la miraron.
—¿Y tú de qué te ríes?— Le dijo Karol para luego cargarla.
—Gianna no debería estar presente cuando empezamos con nuestros juegos— Dijo Ruggero con una sonrisa divertida. La chica lo miró sorprendida.
—Rugge, no debes decir eso frente a ella— Le dijo riendo levemente, luego miró a la pequeña castaña—. Y tú, ¿Quieres hablar con tus papás?
Gianna al escuchar la palabra "papás" comenzó a saltar en el regazo de la mexicana, emocionada; Ruggero tomó su teléfono e hizo videollamada con Lino, quien al segundo tono, contestó.
