Nada dura para siempre

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-No aparece por ningún lado y casi es hora- dijo su madre con tono de preocupación.
-Descuida ma’, nunca se ha caracterizado por ser una chica muy puntual.- replico al momento de que esbozó una sonrisa nerviosa.
En ese momento mil preguntas vinieron a su atormentada mente.
“¿Se habría arrepentido de unirse a el?”
“¿Lo dejaría en el altar?”
¿Lo amaría lo suficiente o simplemente había sido un cariño pasajero?”
Preguntas como esas y muchas mas navegaban en el mar de sus pensamientos, cuando, de repente, su mama lo atranco en el muelle de la realidad.
-¿Seguro? No quiero que dejen a mi hijo vestido y alborotado, no después de lo que pasaste.
-Si  ma’ tranquila, descuida ella seria incapaz de hacerme esto a tan poco de la boda.
-Esta bien, si tu lo dices te creo-.replico su mama con cierto dejo de tranquilidad.-Dejo que te sigas preparando.
-Gracias mama.
“ella seria incapaz de hacerme esto a tan poco de la boda”
Esa frase recorría su atribulada mente, pero, ¿Eran ciertas esas palabras?
En su cuarto - que estaba repleto de posters de su banda favorita, Guns N’ Roses- podía escucharse aquella, su canción favorita y exactamente en la estrofa que lo llevo de nuevo al callejón del recuerdo.
“Y cuando tus miedos remitan  y las sombras aún permanezcan, sé que puedes amarme
cuando no hay nadie a quien culpar, pues no importa la oscuridad, aún podemos encontrar un camino, nada dura por siempre , incluso la fría lluvia de noviembre”
“Nada dura para siempre…”
Retumbaba esa frase en sus oídos, el dulce sonido del solo de guitarra, lo llevaba de nuevo al pasado, ese maravilloso mundo del cual no quería salir.
-¿Qué les sirvo?- preguntaba el mesero de aquella cafetería.
El lugar era espacioso, decorado con pinturas en los muros y el gran logo luminoso en tonalidades verdes y blancas, combinaban a la perfección con la elegancia del interior.
-Buenas Tardes, bienvenidos a Starbucks, ¿Qué van a ordenar?-Dijo un mesero, mientras veía a los jóvenes mirar el menú de bebidas.
-A mi me puede traer un Caramel Macchiato, por favor-dijo ella esbozando una sonrisa amable al mesero.
-¿Y al caballero?- dijo amablemente el mesero
-A mi, por favor, ¿podrías traerme un café mocha blanco?
-En seguida se los traigo.- dijo amablemente el mesero
Mientras esperaban sus bebidas, Ayden se perdió en el universo verde de aquellos ojos profundos y llenos de brillo, brillo que se reflejaba en los ojos castaños de el.
-Tierra llamando a Ay, tierra llamando a Ay, responda Ay- decía su chica mientras pasaba su mano alrededor de sus ojos, justo como lo hace quien quiere darse a notar- ¡Houston estamos en problemas!- Bromeaba-
-¿Mande? Lo siento divague- sonrió nervioso- ¿Qué me decías?
- Dios lo recuperamos, regreso de su viaje Astral – decía en torno burlón – ¿Todo bien?
- Si, disculpa, tengo que confesar que cuando te hice la invitación, pensé que no aceptarlas, te he visto tantas veces en la Uni, y eres la chica popular y yo, pues soy yo – dijo mientras se señalaba así mismo de arriba a abajo- ¿Puedo preguntar porque aceptaste?
- Pues la verdad, estaba aburrida y no tenía nada más que hacer – dijo en tono serio ante la mirada decepcionada de el- jajajajaja mentira tontito, pues igual te he visto en la escuela y me ha dado curiosidad conocerte, tal vez no seas el asesino en serie que todos dicen jajaja- río delicadamente
- Yo que tú no me confiaba, por cierto que bonito sillón rojo tienes en tu sala- dijo en tono ironico y con mirada pícara…
Y así platicando y bromeando se enfrió el café y habían transcurrido ya 2 horas…

“Nada dura para siempre incluso la fría lluvia de noviembre”

Faltaba una hora para la boda, y Miranda no llegaba, pero ni todo el nerviosismo del mundo podría asemejarse con aquel suceso, hace ya 2 años.

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Perdonen los casi 3 años de demora, xD es que pasaron muchas cosas, ahora intentaré actualizar a la brevedad. Espero lo disfruten :3

Los Días Junto a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora