01 A First (fail) meet

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Un chiquillo de no más de 15 años se encontraba recargado en la pared adjunta a la puerta de la sala de ensayo #10 perteneciente a la gran empresa Bighit entertainment. Lo primero que cualquiera puede notar al verlo esque su vista se encuentra fija en las manecillas del antiguo reloj que daba con los baños del tercer piso y lo segundo era la forma en como, sin quitarse de su lugar, se paraba de puntillas cada 5 minutos, asomando su cabeza para rectificar, a través de la pequeña ventana de la sala de ensayo vocal, que el chico que esperaba desde hace algunas horas todavia siguiera ahí dentro practicando junto a los mejores trainees de la compañía su habilidad vocal.

Dejó escapar un suspiro cuando lo vió.

El chico seguía ahí sentado en el banco junto a la ventana, igual que como hace 5 minutos atrás, entonando las difíciles notas que el coucher les pedía hacer una y otra vez hasta entonarlas perfectamente.

Al rectificar que el pelinegro seguía ahí volvió a ocultar su cabeza, sacando su teléfono celular de inmediato para no parecer tan sospechoso ante los curiosos ojos de varios bailarines de apoyo que pasaba en busca de la cafetería ubicada en el piso siguiente.

Desbloqueó su teléfono una vez más para ver la hora digital y chasqueó la lengua en signo de frustación. Aún faltaban otros 10 minutos para que terminara la práctica.

Poniéndole fin a su trabajo de acosador, el chico guardó el aparato, camino unos pocos pasos hasta estar frente de las escaleras que daban hacia el 4 piso y tomó asiento. Pudo sentir como sus piernas se resintieron al momento de estirarlas. Una expresión de dolor se posó sobre su rostro.

Quizás llegar 2 horas antes y esperar todo ese momento de pie no había sido tan buena idea.

Dándole un pequeño masaje a sus adoloridas y entumecidas estremidades, el chiquillo usó su diestra para buscar entre los bolsillos de su hoodie amarillo una diminuta y casi inlegible hoja de acordes. Está se encontraba toda arrugada, siendo llenada por palabras que se ocultaban o resaltaban por los millones de tachones, líneas y dibujos en ella.

El trainee la colocó encima de su pierna derecha, alisandola, o intentándolo de, para poder leer todo lo que había escrito en las últimas 24 horas.

Admitía que le avergonzaba un poco las palabras que había estado escribiendo. Algunas parecían tan cursis que no pudo evitar sacar el bolígrafo que se resguardaba en su hoodie para poder tachar algunas y reemplarlas por otras más adecuadas; sin embargo, seguían siendo demasiado empalagosas y rosas para su gusto.

Hizó una mueca de disgusto.

— ¡Que vergonzoso sería decirlas!. — Susurró alzando la capucha para ocultar su cabeza en ella.

¡Por dios! Era un borrador de las palabras super cursis que confesaría dentro de poco.

¡Una estúpida y aniñada carta de amor en todo su sentido!

Qué diría su padre si lo viera hacer tal cosa. De seguro lo quemaría vivo y después bailaría encima de sus cenizas. Ok, quizá exageraba un poco pero es que era increíble que estuviera haciendo algo como eso.

Huening Kai en sus cortos 15, técnicamente 16, años de vida jamás había experimentado el sentirse atraído por alguien. Sí, quizá en el pasado, y presente, amaba a su infinita colección de peluches pero lo que sentía por aquel chico era algo que iba más allá del cariño hacia algo material como lo eran sus afelpados compañeros, era algo más fuerte, algo que lo hacía experimentar las muy aclamadas mariposas en el estómago.

En toda su vida viviendo en Honolulu o en Seul jamás había caído en las redes del amor, no si quiera se había sentido atraído a aquella chica que le robó su primer beso en la primaria, en aquel momento sus amigos se asombraron de su reacción puesto que él simplemente le había sonreído a la chica para después rechazarla amablemente, y no esque el chico de ascendía Hawaiana fuera alguien frío que no creía en el amor.

A great (not at all) confession *Tyunning/KaiTae*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora