Capítulo 1

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Desperté. Estaba demasiado sudado, no, no, no otra vez.... Por favor no

Ya era la tercera noche seguida que tenía la misma visión, seguía teniendo la esperanza de que fuera un sueño, pero... todo parece tan real.

Desde hace 10 años empecé a tener mis famosas visiones, podía ver el futuro, pero solo una pequeña parte, a veces eran cosas insignificantes, y otras no. Nadie sabe sobre lo que podía ver, lo he mantenido en secreto. Lo que he aprendido con el paso del tiempo, es que no debo meterme con lo que veo, ya que las cosas pueden acabar peor. Pero, esta vez, ha sido diferente, Kelsey...

La alarma sonó, 6:30 a.m. y mi día apenas empieza.

15 minutos después baje por las escaleras y me encontré con mi hermano Trevor, sentado en la isla de la cocina.

-Hermanito... necesito hacerte una pregunta

Trevor no es lo que se dice una persona madura, a punto de cumplir sus 27 años y todavía no sabe cómo hacer la cena sin quemar toda la casa en el proceso.

-No Trev, mamá me prohibió llevarte al bar de Joe después del accidente de aquella vez.

Y con accidente me refiero a estar hasta las chanclas de borracho y rayar el auto de papá

-¡No te hagas la victima aquí!- exclamo -¡tú fuiste el que le dijo a mamá que yo raye el carro!

-Sí claro, al cabo "Trevor es ermoso" en el carro de papá no le dijo nada

-Tu pudiste escribir eso- dijo receloso

-A diferencia tuya hermano, yo si se escribir hermoso

En este punto de la discusión Trevor se había parado y estaba en frente mío, solo me sacaba unos 10 cm de altura. Antes de que nuestra pelea pasara a mayores llego Connor, con una sonrisa en la cara, y al vernos a los dos muy serios, se le ensancho esa sonrisa. Camino hasta el refrigerador y saco la leche.

-Valla hermanitos, no quiero entrometerme en nada- le divertía la situación -pero... ¿acaso estaban peleando?

Si hay algo que dicen todos nuestros vecinos es que, hay solo dos cosas en que los hermanos Hayden se parecen... Numero uno: tenemos los mismos ojos gris-azulado. Numero dos: Todos tenemos pene. Y es todo. Los tres somos completamente diferentes exceptuando esas dos cosas.

Empezando por Connor, es alto con todo y su 1.95, delgado, sus cabellera era pelirroja y risada, demasiado pálido y con pecas en las mejillas. Demasiado tierno e inocente según las chicas, lo que era una mentira, ya que se ha tirado a más chicas que todos los hombres en la familia juntos, nunca ha tenido novia formal, y tiene más condones en su cajón que la toda una farmacia.

Trevor, es más fornido y casi tan alto como Connor, piel bronceada, cabello castaño y alborotado. Pequeñas cicatrices en sus nudillos, consecuencia de sus constantes peleas callejeras, en el bar de Joe es conocido por acabarse un barril de cerveza el solo y aun así poder distinguir si alguien es hombre, mujer o travesti. Solo chicas de una noche, pero nunca las trae a la casa.

Y yo solo tengo el cabello negro y alborotado (la única diferencia es que el mío es así por naturaleza, y el de Trevor no) piel blanca, no tan pálida como Connor, cuerpo atlético debido a que me gusta correr y puedo ver el futuro desde los 10 años.

-Si fuera así, ¿Qué?- le contesto Trevor

-Oh, nada, solo quería asegurarme de no perderme el espectáculo- sonrió Connor y se sentó en la isla, con su cereal en mano

Tenían que estar bromeando, no tenía tiempo para esto. Tenía que ir a la escuela, pase de lado a Trevor para preparar mi desayuno, antes de poder probar las galletas que horneo mi mamá ayer, sonó la bocina del carro de Jay, salí disparado hacia la puerta sin antes gritarle a Trevor.

Destino cruelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora