Pájaro cantor

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Aquí os dejo otra parte ^^

Detalles del corazón

Pájaro cantor

Ethari dejó caer sus herramientas sobre la mesa de trabajo, estaba agotado, lo cual no era normal, no bajo aquellas circunstancias. No tenía muchos pedidos, pero avanzó rápido con todos, pero por desgracia era su mente la que no quería concentrarse en el trabajo.

Llevaba así varios meses, pero el verdadero problema comenzó hace dos semanas, cuando en medio de la plaza, una chica se le confesó a Runaan. Ella era uno de los aprendices a asesino y, por lo tanto, fuerte y ágil. Todos hablaban de lo buena pareja que harían. Por supuesto que Runaan la rechazó al instante. Aun así, esa horrible sensación no abandonó el pecho de Ethari.

Hasta ese momento, nadie excepto Tiadrin, Lain y él mismo habían notado a Runaan, pero sabía que eso cambiaría. El asesino era amable a su propia manera y era cuestión de tiempo hasta que todos se diesen cuenta e hiciesen cola para confesarle sus sentimientos.

A Ethari no le gustaba la idea de que alguien se llevase a Runaan de su lado y sabía lo egoísta que era eso.

Probablemente por ello, llevaba dos semanas rechazando las invitaciones de sus amigos para quedar los cuatro. Sentía que debía calmarse primero si no quería decir algo de lo que se arrepentiría de por vida.

Pero Runaan parecía tener otros planes. El asesino se apareció en la fragua, aunque esta vez recordó llamar a la puerta.

- Hola Runaan, no te esperaba por aquí - dijo Ethari intentando sonar alegre

- Sé que estás ocupado, pero la cuerda de mi arco se rompió - explicó el hombre

Ethari se sorprendió, era prácticamente imposible romper esa cuerda, él se había asegurado de ello.

Igualmente tomó el arma de manos de Runaan, intentando no mirarle a los ojos o sentía que comenzaría a desvariar. Runaan en cambio, no quitaba los ojos de Ethari, como si estuviese analizando como actuar en territorio desconocido.

Con todos los años de experiencia como herrero, Ethari notó al instante, que esa cuerda no se había roto o soltado por el uso o de manera casual. Esta había sido forzada, cortada con un cuchillo, aunque habían intentado aparentar que no fue así.

Esto confundía a Ethari, ¿Por qué habría hecho Runaan algo así?

- ¿Cómo fue que se rompió la cuerda? - preguntó Ethari mientras le daba la espalda al elfo y comenzaba a cambiar la cuerda por una nueva

Runaan pareció dudar, como si no se hubiese esperado esa pregunta.

- Mientras estaba entrenando puntería - dijo el asesino sin decir detalle alguno

Ethari podía notar que le estaba ocultando algo, pero no sabía que era.

- Parece que hubiese sido cortada - añadió el herrero, mientras le entregaba el arco de nuevo a Runaan, pero prestando atención en secreto a su reacción

Runaan enrojeció, tomó el arco rápidamente y salió de allí.

Ethari entendía cada vez menos al elfo.

Aun así, Ethari sabía que debía tomar una decisión. El trabajo de Runaan era arriesgado y nunca sabría si podría verlo nuevamente y el solo estar a su lado era insuficiente.

Decidido, Ethari comenzó una nueva figura, una que representaría todos sus sentimientos.

Estuvo tres semanas trabajando en ello y dos veces comenzó de nuevo, insatisfecho con el resultado, tenía que ser perfecto, al menos si quería tener una mínima oportunidad.

Finalmente, el hermoso pájaro cantor quedó perfecto. Ethari estaba orgulloso, levantó la figura y comenzó a dar saltos de alegría por la fragua.

La figura era algo sutil, pero todos relacionaban a aquella criatura con los sentimientos románticos gracias a su hermoso canto.

- Me estaba preguntando que te tenía tan ocupado aquí, pero no me imaginé que habrías perdido la cordura - dijo Runaan apareciendo de la nada

Ethari enrojeció, no había oído a Runaan y tampoco estaba preparado para mostrarle lo que estaba haciendo. Intentando no ser demasiado obvio, tomó la figura y la guardó en el cajón de su mesa de trabajo.

- ¿No vas a enseñármelo? - preguntó el elfo

- No está terminado - mintió el herrero

- ¿Y pegas esos saltos por nada? - interrogó Runaan

Ethari no estaba listo, primero tenía que calmar a su corazón y quizás después podría hablar con normalidad.

- Es algo especial - dijo el elfo

- ¿Vas a pedirle matrimonio a alguien? - preguntó Runaan sin apartar la vista ni un segundo del herrero

- No es eso - defendió Ethari, probablemente demasiado fuerte para su personalidad

- Creo que será mejor que me vaya - añadió Runaan visiblemente molesto

El herrero nunca lo había visto así, ni siquiera cuando entrenaba. Sintió que, si dejaba ir al hombre ahora, lo perdería para siempre.

- Espera - pidió Ethari

Runaan se giró, toda su atención centrada en el elfo.

Ethari suspiró, era ahora o nunca. Abrió el cajón y sacó la figura con cuidado, cubriéndola con sus manos.

- Sé que ya hice varias figuras, pero esta es diferente, mis intenciones al hacerla también lo fueron, si la aceptas esta vez, tendrás que aceptar mis sentimientos con ella - comenzó Ethari mientras bajaba la mirada avergonzado - Me gustas Runaan, mucho, al principio era amistad, pero ahora eso no es suficiente, me volví egoísta y lo quiero todo de ti, al igual que solo quiero enseñarte todas mis facetas a ti -

Runaan estuvo en silencio unos segundos, antes de acercarse a Ethari y acariciar su mejilla.

- Ya era hora, te estabas tardando mucho - dijo el asesino logrando confundir a Ethari, pero besándolo sin darle tiempo a más

Cuando se separaron del beso, Runaan unió sus frentes.

- Aceptó tu regalo junto a tus sentimientos, aunque a cambio solo puedo darte mi corazón - dijo Runaan

- No hay nada en el mundo que desee más que eso - confesó Ethari

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