Back to you; 윤민

Parte 1.

Es horrible la sensación que te inunda cuando te das cuenta de que no tienes nada, no tienes con quién y mucho menos a dónde ir... Pero el sentimiento que te abarca cuando todo parece arreglarse es lo mejor del universo, sin duda alguna. Te hace apreciar las cosas que tienes de sobremanera.

─── Vayámonos hermoso. ─sus labios volvieron a capturar los míos con una dulzura increíble, el simple roce de sus suaves belfos me subía a las nubes. Se alejó de mi boca para luego dejar un tierno beso en mi frente.

Tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos haciendo que una vez más mi pulso se acelere.

─── Espera. ─dije limpiando mis lágrimas que aún permanecían en mis mejillas. Regresé y tomé mi bolsa que momentos antes había dejado caer al suelo.

Volví rápidamente con Yoongi y lo abracé como sí no lo hubiese visto durante años.

Llegamos a la casa de Yoongi, él se bajó y tomó mis maletas.

─── ¿Me dejas quedar? ─pregunté con una enorme sonrisa, me miró y llevó las maletas para caminar hacia mí. Los nervios me carcomían, me sentía tan estúpido.

─── Yo no te dejaré solo. ─acarició mi mejilla.─ Más bien... ─sonrió.─ No te dejaremos solo. ─con su pulgar desapareció la lágrima que se me había escapado.

─── Te amo Yoongi. ─me abracé a su cuerpo y escondí mi rostro en su pecho.

─── Te amo Jimin. ─susurró en mi oído.

Dejó mis maletas en el living y en sólo segundos ya lo tenía abrazado a mí.

─── ¿Yoo Hee y Jonsang? ─le pregunté rodeando su cuello con mis brazos. Bajó la mirada.

─── Me detestan. ─sonreí bajito.

─── Eso es imposible. ─pasé mi mano por su cabello.

─── No, no lo es. Yoo Hee está sentida conmigo y Jonsang la apoya. ─ocultó su rostro en mi cuello donde comenzó a dar pequeños besos.

─── ¿Y por qué está sentida? ─algo me decía que yo era el responsable.

─── Le grité. ─sacó su rostro y una vez más miró hacia abajo.─ Pero seguro se pondrán felices cuando te vean. ─sonreí y besé fugazmente sus labios.

─── Ven. ─le dije tirándolo del brazo para caminar hacia atrás.

─── No... ─dijo pero ya había entrado y vi la mesa central hecha trizas. Me giré hacia él estupefacto.─ Si me ponía a recogerlo, no hubiera llegado al aeropuerto. ─subió los hombros.

─── Eres un tono. ─lo golpeé.─ Te pudiste haber lastimado. ─rió aunque no le encontraba gracia. La sala estaba llena de gritos.─ Hay que levantarlo, los niños se pueden lastimar. ─le dije sentándome de su abrazo.