Muchas veces extrañamos lo que éramos antes de enamorarnos, aquella parte fría e insensible en los sentimientos y relaciones, pero luego tomamos la decisión de estar con alguien, compartir un momento de nuestras vidas junto a otra persona, pasamos de no preocuparnos por el tiempo, al querer gastar cada minuto en su compañía; de dormir tranquilamente, a no poder conciliar el sueño por la angustia que se presenta en las discusiones con esa persona; de comer como animales, a perder el apetito cuando esa persona decide alejarnos de su vida; amamos la soledad, pero ya luego no podemos tener tranquilidad al sentirnos solos, simplemente porque nos adaptamos a una compañía efímera.
¿Cómo enfrentamos entonces la enfermedad del amor?… Porque no es tan simple como lavarnos las manos y borrar el virus de nuestra piel, porque a la final, ¿Cómo borras los sentimientos que te nacen por una persona?, ¿Cómo se elude las caricias marcadas en nuestro cuerpo y nuestra alma?, ¿Cómo siquiera borras el sabor de esos labios que fueron tan adictivos y quedaron impregnados en los tuyos?, ¿Cómo conciliamos el frío de la madruga sin aquellos brazos rodeando nuestra cintura, incluso sin esa respiración chocando en nuestro cuello?, y finalmente ¿Cómo acostumbramos a nuestro corazón a un solo latir, cuando ya sabemos la sensación de otro latiendo junto al nuestro?
El virus del desamor es mucho más fuerte que cualquiera, por qué éste puede dejarte agonizando días, meses e incluso años; a diferencia de otros que pueden solo matarte en instantes.
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Últimas Palabras
PoesiaTodas las almas puras son vulnerables, debido a que tienen una luz propia, que tarde que temprano desea dejar de iluminar en un mundo oscurecido por la maldad.
