Parte 3: El encuentro con Gorwel

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Al desmayarse no llegó a sentir el dolor del corte, sino que su estado de inconsciencia era un síntoma de su falta de Maná; dicha sustancia metafísica podía gastarse en mayor o menor medida al expulsarla del cuerpo para manifestar hechizos dependiendo de la magnitud del conjuro. Al despertar todos estaban en la sala de la estatua, pusieron los huesos de los enanos en un rincón y enterraron a Erza en la sala de las urnas en la que el suelo aún era de tierra. Marielle tenía una venda que iba desde su cuello a su axila y daba la vuelta por su espalda, le dolía moverse, pero no la herida en si gracias a las hierbas analgésicos que su hermana colocó en la herida. Keitlin tuvo que gastar prácticamente todas las vendas en el enorme corte de su hermana que parecía no recordar nada de lo ocurrido después de la muerte de Camardo, los tres lloraron al resumir lo ocurrido evitando los detalles de la muerte de Erza, pero no pudieron decirle dónde releer el encantamiento olvidado ya que a nadie le comentó dónde lo encontró y los demás no podían ver el contra relieve en las hojas de piedra. Cenaron las ultimas raciones que le quedaban a Erza; todas las que pudieron recuperar sin estar bañadas totalmente en sangre seca. Tras la ultima y mas grande puerta se encontraba una sala tres veces mas grande que la anterior, iluminada por completo por la llama azul que se reflejaba en unos cristales ordenados como constelaciones al fondo de una piscina rectangular que ocupaba el centro de la habitación. Keitlin se asustó y no dudó en atacar a una figura humanoide transparente echa de cristal que se acercaba a Marielle y que se quebró al instante al contacto con la lanza. Gastón lanzó a otra de una patada a la piscina de la que no pudo salir dado que la criatura solo caminaba por el fondo chocando con la pared, Marielle les detuvo; notó que las figuras cristalinas solo querían acercarse a la antorcha y calentarse con su llama, tomó de la enorme mochila (que por su peso ahora llevaba Gastón) la antorcha original (que tomaron del piso de la sala del trono) y la dejó encendida en el suelo. Mientras las figuras cristalinas se calentaban acercándose lo mas posible al fuego, las hermanas se sorprendieron con lo cristalina del agua y Marielle tocó con su dedo meñique la superficie; en segundos su dedo se convirtió en cristal empezando por la piel y el musculo y posteriormente el hueso, no sintió dolor, de hecho no sintió nada; perdió la sensibilidad en el dedo, aunque aún podía moverlo y solo quedó un profundo frío que no parecía acatarse con nada, ni con la prenda de ropa con la que tuvo que envolverse la mano entera. A la par, Gastón intentó tomar los cristales que parecían valiosos pero notó el incidente del dedo y prefirió no solo arrancar uno de los cristales con ayuda de su horquillo para no tocar el agua sino que también engancho con esta su botella de ron vacía y guardó dentro un poco del liquido. Siguieron adelante con el cristal transparente secado con un trapo ahora cristalizado y con una botella llena de liquido cristalizante, que mas tarde que temprano les sería de utilidad.

Bajaron por unas escaleras a un piso inferior y cruzaron por una mesa que parecía tener un mapa a escala de un continente similar a el suyo y con unos muñequitos de barro que parecían representar tropas en una guerra que se estaría decidiendo en esta polvorienta mesa. La siguiente sala era la mas grande en la que habían estado y tenía en el centro de ésta un numeroso ejército de muñecos de barro a tamaño real de enanos armados con lanzas y libros mágicos, en el fondo, custodiando la última de las puertas que les separaba del tesoro, se encontraban otras tres estatuas de tres metros de altura; la primera tenia un martillo y parecía ser el guardián de la segunda estatua que repetidamente era el mismo enano que se retrataba numerosas veces a lo largo de la tumba y que esta vez portaba un orbe esférico de treinta centímetros de radio. El ultimo; también un guardia, portaba una espada gigantesca que igualaba su tamaño. Al poner un pie en la habitación el orbe se elevó e iluminó la sala y los guardias de piedra cobraron vida, Gastón no dudó en empezar a correr entre las figuras de barro para tomarles por sorpresa. En el proceso algunas figuras cayeron, dejando al descubierto los huesos que tenían dentro y su funcion de ataúd. Uno de los guardias notó la estrategia y abanicó el martillo destruyendo todas las figuras de barro que lo separaban del valiente Gastón, El martillo sacó chispas al rozar el suelo y el cuerpo del valiente se destrozó al contacto, la fuerza fue tanta que salió disparado contra el techo dejando una mancha de sangre impresa y regresó ya con sus órganos expuestos irreconocibles al caer al suelo; sorprendentemente el contenido de la mochila continuaba intacto. Keitlin y Marielle, quien ya había recuperado el poder de correr, habían avanzado rápido pero sin prisa por la izquierda de la habilitación y estaban a un par de pasos de la puerta cuando escucharon los tres golpes de la muerte de su amigo, contra el martillo, contra el techo, contra el suelo.

-¡Al orbe!- gritó Marielle.

A la par que Keitlin disparaba la lanza que antes fue de Erza y de ella antes que eso y el orbe se partió en dos casi al mismo tiempo que aún en su postura de lanzamiento se partía en dos desde el estomago Keitlin atravesada por la espada gigante que el otro guardia lanzo para que se clavase en la pared detrás de ella. Mientras ambos guardias se recomponían en la obscuridad, Marielle pasó la puerta y en esta se recostó a llorar. Dos de sus amigos, su hermana y Camardo, a quien no extrañaba pero si lloraba, acababan de morir de las maneras mas violentas por un tesoro que ni siquiera ella disfrutaría porque no habría modo de que regresase con vida. Su llanto húmedo se convertió en gritos de rabia que insultaban a todos los dioses que pudo recordar y eso pareció despertar a un cadáver Enano que llevada muerto milenios sobre una mesa de piedra entre miles de monedas de oro, el fantasma se levanto y tocó el hombro de Marielle llevándola a otra realidad con forma de cielo estrellado: los sentimientos fuertes parecieron cesar cuando el espíritu que aquí se veía como un enano adulto con barba recortada y bata se presento como Gorwel, décimo sexto líder militar del ejercito Enano del Este. Marielle contesto:

-Soy Marielle Frawas Etorkisun, novena alcalde de Zirve-

A cambio de sus tesoros que abundaban en esa habitación Gorwel propuso un trato: él estaba muerto; pero no por completo, y existía un conjuro dentro de su libro de Magia que lo regresaría a la vida , pero el poder necesario para manipular el libro era muchísimo mas del que cualquier Humano podría tener. Existía sin embargo un método secundario: un báculo que compartía el poder del libro pero que resultaba muchísimo mas fácil de maniobrar. Ofrecía darle a Marielle cien piezas de oro (el doble de lo que su hermana había ahorrado en toda su vida) y la mitad del báculo que se encontraba sobre una pila de oro, la otra mitad estaba en el estudio donde el mago solía trabajar en vida; de unir ambas partes y lanzar el conjuro que le daría vida el le otorgaría su peso en oro y otros cuantos regalos más por su servicio.

Marielle aceptó, pero preguntó si el conjuro le serviría para traer a la vida a sus compañeros, a lo que Gorwel contestó que no; dado que el conjuro solo le serviría a él porque no murió por causas naturales sino por un conjuro que no lo desterró del mundo físico por completo. Marielle entendió pero rompió en llanto al perder tan deprisa su ultima esperanza, Gorwel la observó con lástima y en silencio recordó los tiempos de la guerra en la que él se sintió del mismo modo al perder a tantos amigos y compañeros, conjuró uno de los únicos hechizos que aún podía hacer desde su invivencia y la transportó tanto a ella como a sus compañeros a la superficie; envolviendo a los cadáveres en un ataúd de barro que mantenía sus apariencias en vida.

Gremio de los MoribundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora