Cuatro.

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Hoy es mi primera vez lanzándome en paracaídas. Ha llegado el momento de subir a mi avión de papel. Desde las alturas logro ver las ciudades de humo que están llenas de personas sucias con sonrisas torcidas. Una persona sin rostro me dice que salte y lo hago, pero cuando estoy cayendo, me doy cuenta de lo estúpida que fui al saltar sin mi paracaídas. No grito, no lloro, no hay rastro de nervios en mi rostro, simplemente acepto mi final. De igual manera no había oportunidad de seguir viviendo en mi mundo irreal. Si, el mundo que me creé para ser feliz dejó de existir en el momento que comencé a caer en la vida real.

Desastre emocional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora