Capítulo 5

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Xigbar escuchó el sonido de los truenos en el horizonte. Sentándose miró a Lady quien había caído dormida después de un par de horas de preguntas/respuestas.

El hombre no pudo evitar sonreír, en las horas que pasaron le hizo muchas preguntas, aunque no el tipo de preguntas que la Organización hubiera querido. Él ya podía imaginar la cara de Saïx y Xemnas cuando les contase cuales eran las comidas favoritas de Lady o cuánto café podía tomar en el lapso de una hora o el por qué duerme con tantas almohadas.

Levantándola y moviéndola al centro de la cama, cubrió sus piernas desnudas con una manta y se levantó.

"Estás pidiendo a gritos que te haga algo con esa mirada tan inocente en tu cara" Murmuró.

Levantando una mano, trató de conjurar un portal de regreso a la base, pero se sorprendió de que el portal solo parpadeara y se disipara en la nada.


"Los portales no funcionan aquí, ¿eh?" Suspiró, recordando la barrera mágica inpuesta para proteger a los inquilinos y su anfitriona "Supongo que lo haré a la antigua."

Dejando una nota al lado de su cama, se recogió el pelo en una coleta y se puso la camisa que le había dejado antes. Asegurándose de que sus pasos fueran silenciosos para no molestarla, abrió la puerta y siguió bajando las escaleras hacia las puertas hasta que una voz lo detuvo.

"¿Qué estás haciendo aquí?."

Xigbar se detuvo y sin girarse respondió. "Axel. Ha pasado un tiempo"

"Será mejor que no estés aquí para causar problemas, Xigbar", gruñó, acercándose a él. "¿Viniste a pelear?"

Xigbar se volvió, metiendo las manos en el bolsillo mientras se enfrentaba al pelirrojo. "No, si lo hiciera, no estaría caminando de regreso a las puertas principales."

"¿Cómo entraste?."

Los ojos de Xigbar miraron hacia la ventana de Lady antes de volver su mirada hacia Axel, solo dándole una mirada satisfecha y caminando de regreso hacia las puertas.

"¿La lastimaste?."

"No creo que tenga que preocuparse de que yo la lastime" le tocó el hombro, "- ¿Verdad, VIII?"

Le dio un último guiño antes de alejarse y dejar a Axel apretando los puños con el ceño fruncido.

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Saïx levantó la vista y vio que Xigbar se materializaba en la habitación sin nada más que un pijama y una sonrisa distante.

"Xigbar, ha pasado un día desde tu último reporte ¿Dónde has estado? El jefe te está buscando—"

"Cálla, "Scar face", iré a verlo pronto asi que no te alteres." Sacudió su mano pero fue interrumpido por la profunda voz que se unía a la converzación.

"Xigbar, creo que solicitiamos un informe diario sobre la situación de la chica" Xemnas caminó hacia él, sus ojos mirando su ropa" ¿Y tu uniforme?."

"Mmh... acerca de eso" Comenzó a explicar pero fue interrumpito cuando Xemnas se inclinó un momento hacia él y luego volvió a su posición"

"Hueles a ella" Dijo. Saïx frunció el ceño y ambos miraron a Xigbar en busca de una explicación.

"Relájate, jefe, no le hice nada" Se encogió de hombros.

La ceja de Xemnas se frunció alterando la calmada mirada que traía de hace rato. "Si no haces tu trabajo correctamente, tendré que enviar a otro para que lo haga." Se dio la vuelta y se alejó, deteniéndose justo antes de llegar al umbral de la puerta, "O si nadie aquí es lo suficientemente competente, lo haré yo mismo".

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Axel subió las escaleras y entró en el departamento de Lady, su ceño fruncido se hizo más grande cuando encontró la puerta principal entreabierta y entró para encontrar a Lady durmiendo profundamente con esa ropa. La fuerte intrusión hizo que sus ojos se abrieran mientras se sentaba y se frotaba los ojos con sueño con el dorso de la mano.

"¿Pasa algo?" Bostezó.

"¿Por qué dejaste entrar a Xigbar?" El pelirrojo resopló. "Es peligroso, no sabes de lo que es capaz. ¡Podría haberte llevado mientras estabas dormida!."

Lady suspiró y se arrastró hasta el borde de la cama para colgar los pies apenas por encima del piso de madera oscura. Sus ojos miraron la nota que descansaba en su mesita de noche y la levantó, escaneando la escritura con sus ojos mientras articulaba las últimas palabras. Su pulgar rozó el número romano "II" que estaba firmado en la parte inferior en lugar de un nombre.

Arrojando la nota en su cajón, se puso de pie para mirar a Axel. "Sabes que puedo cuidar de mí misma, no tienes que seguir preocupándote por mí".

"No entiendes, no te metas con la Organización. ¡Xemnas encontrará una forma de meterse en tu cabeza, él te tendrá en su mano y no será fácil escapar!"


"Y si lo hago, será mi problema arreglarlo, ¡no el tuyo! ¿Por qué estás tan nervioso?"

"Por que te estás tomando esto demasiado a la ligera, ¿Qué te pasa? No sabes qué tipo de personas hay en la Organización XIII."

"¿Y tú si? Espera, eras un miembro o algo asi—"

"NO, no... yo..."

Su respiración era más rápida, sus puños estaban apretados, y el aire que exhalaba se convirtió en vapor caliente, Lady sintió que el aire en la habitación se calentaba a cada segundo. Ella dio un paso adelante y colocó una mano sobre su antebrazo, estremeciéndose ligeramente ante el repentino impacto del calor que provenía de él.
Los brazos de Lady lentamente lo recorrieron y agarró su bíceps suavemente, "Axel, cálmate ..."

Los ojos de Axel se alzaron para encontrarse con los de ella y brillaron como esmeraldas en medio del fuego. Él giró su brazo y la agarró por la muñeca, empujándola hacia la pared mientras presionaba su cuerpo contra el de ella. Su rostro estaba enrojecido por la gran cantidad de calor que golpeaba su rostro mientras sostenía sus muñecas por encima de su cabeza.

"Axel..."

Él bajó su rostro hasta su oreja, su nariz recorrió su cuello, inhalando su aroma.

"No quiero lastimarte también..." Murmuró cerca de su piel "No sabes lo que la Organización es capaz de hacer. No me hagas rogarte que te alejes..."

"¿Tanto te asustan?"

Axel guardó silencio. El agarre de sus muñecas se aflojó cuando él se alejó.

"Cuando se trata de las personas que me importan, si."

Lazy lo abrazó por el cuello, poniendose en puntillas para abrazarlo más comodamente "No me lastimarás, lo prometo. Yo te protegeré"

Envolvió sus brazos en su cintura y ambos se abrazaron allí, en silencio.

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Axel cerró la puerta de su departamento detrás de él, cerró los ojos y se los frotó con una mano. Buscó en su cajón hasta que apareció una elegante pieza de cuero. Sacándolo y desplegándolo, lo dejó sobre la cama.

Era un gran abrigo de cuero con dos cadenas plateadas colgando de la solapa conectadas por una sola pieza que lo unía: su uniforme de Organización.

No me lastimarás, lo prometo. Yo te protegeré.

Repetía esas palabras en su mente mientras permanecía ahí, mirando el abrigo. Aún tenía manchas secas de sangre, aunque la gran mayoría ya había desaparecido, pero aun quedaban allí recordándole a quien pertenecían esas manchas.

Nuestra Querida Casera (Final Fantasy/Kingdom Hearts) (NSFW/Lemon) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora