Prólogo 1: El chico

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Hace 2 años…

La lluvia golpeaba fuertemente las ventanas de un tranquilo pueblo. La gente se resguardaba en sus casas, ya que en la temporada de lluvias, el fenómeno se ponía serio. Los relámpagos se dejaban ver luminosos y los truenos se oian imponentes. A pesar de todo, era una noche muy tranquila…

Ariana estaba sentada en el borde de la ventana mirando hacia afuera. Veia como la lluvia caia implacable golpeando el cristal. La chica de 17 años e hija del doctor del pueblo estaba muy aburrida. A ella le gustaba salir por las noches a buscar criaturas en el bosque cercano, pero parecía que con esa lluvia no iba a poder salir esa noche. No obstante, sabia que si la lluvia paraba para mañana en la noche, un montón de criaturas extrañas saldrían a pasear.

Pero por ahora, tenía que esperar aburrida sentada en el borde de la ventana. Su papá, doctor declarado del pueblo, estaba en la mesa del comedor leyendo un periódico. Se veía tan concentrado en su lectura, pero de todas formas, noto el estado triste y aburrido de su hija. Dejo el periódico a un lado y le hablo:

-Noche aburrida ¿no Ariana?-

-Si…-respondió con un tono casi audible

-Como me gustaría que algo tan inesperado pasara-

-¿Cómo que?-

-No lo se- su papá se rascó la cabeza –Que se caiga un árbol encima de una casa o que un rayo caiga cerca de aquí, lo que sea-

-¡Papá no digas esas cosas!- gritó Ariana levantándose de golpe -¡No es bueno que pasen cosas malas inesperadas!-

-Oye, es época de lluvias, todo puede pasar-

De repente, tocaron la puerta. Una…Dos…Tres veces. Fueron tres toques lentos y débiles, pero sonoros. Padre e hija, e incluso la madre, que estaba en la cocina, voltearon a la puerta. Otro golpe sono en la estructura de madera:

-Anda ¿Por qué no vas y abres?- dijo el papá

Ariana se acercó a la puerta y empezó a abrirla:

-Vaya- dijo el papá retomando su lectura -¿Quién podría salir en esta noche tan endemoniada?-

Ariana abrió lentamente la puerta. Delante de ella, apareció una imagen que seguramente no olvidó de por vida. Un joven, de aproximadamente la misma edad que ella, estaba parado frente a ella. Tenía el pelo rubio alborotado hacia arriba y tenía unos googles como de ingeniero en su cabeza. Vestia ropas azules y un pañuelo rojo en su cuello. Jadeaba muy cansado y solo le faltaba una cosa… Su brazo izquierdo.

Ariana miro la herida aterrada, estaba cubierto de sangre y lodo.Pudo ver incluso parte del hueso. Podia ver como la sangre aun seguía saliendo por la herida y manchaba el suelo de su casa. Ariana miró los ojos del joven, apenas podía mantenerlos abiertos:

-Ayu…dame… Por favor…- dijo el joven y en ese momento de desvaneció y cayó al piso. Ariana se tapó la boca para no gritar

-Pa…papá…- dijo en voz alta. Pero la sopresa era mucha -¡Papá!-

El papá, al escuchar el gritó de su única hija, corrió ni tardo ni perezoso a la puerta de su casa:

-¿Qué pasa hija?- gritó sin voltear a la puerta

Ariana señaló el pórtico y el papá vio como el joven estaba tirado y sin un brazo. La sangre no dejaba de salir de la herida. El papá rápidamente se agachó y tomó su pulso:

-Está vivo, pero está muy grave- susurró –Se está desangrando ¡Querida, prepárame mi mesa de trabajo, tengo un paciente que atender!-

El papá llevo rápidamente al joven a su lugar de trabajo. Lo recostó en una mesa, donde ponía a todos sus pacientes. Rápidamente busco los vendajes y se acercó al chico. Su hija estaba con el:

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