Con sólo abrir los ojos cada mañana se sentía dichosa. Era una sensación...
Como si debiera dar gracias por estar con vida.
De alguna forma, aveces, verse en una cálida cama, con los rayos del sol asomados ligeramente por su ventana cerrada, le daban ganas de llorar, como si toda su vida, lo único que hubiera querido era algo tan común como poder levantarse con paz.
—Makomo.—Conoce esa voz.—Levantate o llegarás tarde.
Se trata de su querido abuelo.
—Ya voy.—Ella responde con suavidad, sin quitar su sonrisa. Para de inmediato levantarse y comenzar a vestirse para otro día de escuela.
Sus días eran así usualmente, en paz, tranquilidad...
—¡Llegaremos tarde!—Hasta que Sabito llegaba de imprevisto a su hogar y le dejaba apenas masticar su pan.
—¿Eh?, ¿No deberían quedar aún 30 minutos?—Viendo su reloj de muñeca nota su error, apenas tienen 5 minutos y llegar a la escuela, a paso veloz, eran 10 minutos.—Oh no...
—¡Apresúrate!—Tomando su muñeca comenzó a tirarla, dándole una mirada a Urokodaki.—¡Nos vemos después, Urokodaki-san!—Sin más salieron de la humilde casa.
—¡S-Sabito, aunque corramos será imposible...!—Estaba segura que no llegarían, y la imagen de Tomioka-sensei con su espada de bambú les vino a la mente.
—¡Lo haremos!—El de ojos violeta se detuvo de golpe.—Pero eres muy lenta.—Aquello la ofendió, pero en comparación, tenía razón.
—Ve tu solo y quizás te salv-...—Muy tarde, sus pies ya no tocaron el piso.—¿Eh?—Ahí lo entendió, Sabito la estaba cargando como toda una princesa.—¡¿Ah?!
—No te muevas y quizás lo logremos.—Sin más que decir, aceleró su paso sin detenerse.
Honestamente, ese acto no la sorprendía del todo, se conocían de hace años, era vecinos desde que usaban pañales, y sus familias se llevaban muy bien, así que ser cargada por él, era similar a que su hermano o abuelo lo hiciera, la sensación era la misma, el problema era las demás personas que los veían y como se reían o comentaban que linda "pareja" eran. Y eso lograba avergonzarla, sobretodo porque su querido "hermano" Sabito ya era un joven de 15 años guapo y alto.
—¡Lo... Logramos!—Cuando lograron llegar aprecio como el chico de cabello melocotón jadeaba tirado en el piso agradeciendo a las deidades que llegaron a tiempo.
—¿Estás bien?—Preocupada se inclino, este se levantó solo un poco y sin aliento levantó su pulgar con una sonrisa, podía ver qué estaba orgulloso de su logro. La azabache sonrió con dulzura, quería reír, y así gentilmente acaricio su cabello.—Bien hecho, eres genial, Sabito.
Esos ojos lavanda sólo se abrieron un poco más de lo usual antes de desplomarse en el piso, alertando a la joven.
—¡¿S-Sabito?!—Algo preocupada movió sus brazos, ¿Tanto pesaba?, Usualmente no era tan duro, porque si, no era la primera vez que sucedía, pero el joven siempre aguantaba.
—¿Piensan estar aquí todo el día?, Vayan a su clase.—Tomioka de brazos cruzados se acerco. Makomo elevó su vista y ligeramente sonrojada asintió, era penosa la situación con su amigo en el piso sin poder moverse, sin mencionar su llegada con ella en brazos sin tomar en cuenta las quejas de Giyuu quien se contenía de reprenderlos de modo más violento, ya que, conocía a esos dos desde hace años y les tenía aprecio, pues Urokodaki era buen amigo suyo también. Y esos niños fueron sus buenos amigos en su adolescencia.
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Sólo un malentendido | SabiMako
FanfictionMakomo sólo quiere vivir una vida agradable y pacífica. Esto se viene abajo cuando Tomioka Giyuu le pide ayuda y no puede explicarle a Sabito la situación. Un Tomioka desesperado y un Sabito molesto. Una gran combinación.