II

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El viento hacía volar las hojas, el silencio daba a entender como casi no había nadie aún en la escuela. Y ahí estaban Makomo y Giyuu, sin decirse nada, sentados, mirando el cielo anaranjado dando a entender que ya era tarde.

—Entonces... Shinobu-senpai.—La azabache decidió hablar.

—Si.—Sin vacilar respondió, dandole una mirada.

—Creí que ustedes no se llevaban bien...—Intento reír, sonrojada, jamás alguien le había dicho tan directamente que estaban enamorados de alguien. Una vez intento preguntarle a Sabito, pero este negó cualquier posible sentimiento de amor.—Sin mencionar que es una estudiante...

—Lo mismo pensé yo.—Sin expresión miro sus pies.—Soló que... Shinobu había dicho que, este era su último año. Y yo pensé que, realmente... No quiero que ella se vaya.

La joven de azulados ojos los abrió bastante, y su rostro adquirió un intenso carmesí. Su querido Onii-san Giyuu estaba siendo tan abierto a sus sentimientos que podría derretirse de dulzura.

—E... Eso es...—Rascando su nuca sudo, no tenía claro porque acudiría con ella, pues no tenía ninguna experiencia en el amor.—Eso es muy tierno, Giyuu-san...

—Yo quería que Makomo lo supiera.—Tomó aire.—Porque... Makomo es una chica.—Y concluyó con lo que consideraba importante. Makomo lo miro unos minutos, para así tomar el hombro de Tomioka y dar una palmadita.

—Giyuu-san no a cambiado, me había preocupado, gracias.—El azabache no comprendió las palabras, Makomo río, se había asustado de la seriedad de Tomioka, pero ese último comentario la había calmado.

Sólo la eligió por ser una mujer cercana a él. Y eso le parecía bien.

—Confío en que Makomo no dirá nada, por eso... Quisiera tu ayuda.—Con ojos vacíos la veía, la pequeña sabía que era algo importante, aunque claramente no se notará en ese rostro.

Sonrió y suspiro.

—Realmente no soy alguien cercana con Shinobu-senpai... ¿Kanao-senpai o Kanae-sensei no serían mejores opciones?—Pudo ver un ligero sudor frío en Tomioka.

—Kanae no es la mejor opción si se trata de su linda hermana menor con un adulto...—Murmuro serio.—Y se vería raro hablar en privado con Tsuyuri-san, a diferencia de contigo, que somos cercanos.

Makomo comprendió, ella era su única salida. Aún así no se veía como la persona adecuada para ayudarlo, por lo que iba a declinar.

—A cambio.—Tomioka saco de su bolsillo algo inesperado.—Te daré ésto.—Ahí se apareció un precioso llavero de la máscara de un zorro con una linda flor.

Esos ojos aguamarina brillaron con intensidad, ese...

—¡Es este!—Tomandolo entre sus manos lo miro llena de amor, como si le perteneciera, tan hermoso y nostálgico.

—Iba a dártelo en tu cumpleaños, pero creí que sería un buen chantaje para que me ayudes.—Honesto como de costumbre, Makomo río ligeramente al ver cómo este no endulzaba sus palabras.

—Eres muy extraño, Giyuu-san.—El azabache espero una respuesta segura, la joven sonrió.—Te ayudaré.—Pudo verse el alivio en Tomioka ante esas palabras.

—Gracias, Makomo.—La joven río, y levantándose, creyó que era hora de volver a casa.—También, por favor, no le digas a Sabito.

—¿Eh?, ¿Ni siquiera a Sabito?

—Sería vergonzoso si él lo supiera.—Su expresión de hielo no dejaba en lo absoluto ver su vergüenza. Pero Makomo lo entendió.

—Esta bien, Giyuu-san, tu secreto está a salvó conmigo.—Aseguró llevando su dedo índice a sus labios, simulando un "shh".

Tomioka sonrió ligeramente.

—Gracias, te llevaré a casa, espérame en los casilleros.

—¿Eh?, ¡E-Estaré bien, ya no soy una niña!—Negó, no quería molestar.

—Yo hice que te quedarás más tarde, me haré responsable de ti.—Levantandose le revolvió el cabello.—Me sentiré menos preocupado, ¿Si?

Sonrojada y con el corazón en la garganta asintió. Giyuu-san aún lograba alterarla a pesar de todos esos años.

—Te esperaré.—Dicho eso, ambos fueron por caminos distintos, pues Tomioka debía ordenar sus cosas en la sala de maestros antes de acompañar a Makomo.

Por otro lado, caminando lentamente hacía los casilleros, la joven de azulados ojos brillantes miro con cariño el llavero y suspiro. 

—¡Makomo!—Esa voz la hizo despertar.

—Sa...—Sorprendida lo vio sentado, extendiendo una mano y moviendo la de arriba hacía abajo.—¿Sabito?—Llegando a su lado se inclino a su altura.—¿Qué haces aquí y a estás horas?, ¿No te dije que podías irte a casa?

—De nada por esperarte.—Burlón le sonrió.—No podía permitir que te fueras sola, creí que podrías perderte.

—¡Eso sólo paso una vez!—Inflando sus mejillas lo vió reír, haciéndola sonreír un poco, ya que, después de todo;—Estabas preocupado por mi, ¿No?

El de cabello melocotón desvío la mirada.

—Pues claro, eres demasiado torpe, como hermano mayor me hago responsable de ti.

Ese comentario le recordó a lo dicho por Tomioka hace unos minutos.

—Después de todo, Giyuu-san y tú son iguales.—Riendo ligeramente no notó como la boca de Sabito hacía una ligera mueca, y esos ojos lavando viajaron a la mano izquierda de Makomo, dónde algo sobresalía.

—¿Uh, qué es eso, Mako-.—Muy tarde para hablar, ahí lo vió.

El llavero.

—Ah, m-me lo dió Giyuu-san hace unos momentos.—Explico algo avergonzada, intentado no ser malinterpretada.—Ya sabes, mi cumpleaños es en un mes, y él... Quiso dármelo antes.—Intentando ser creíble, se percató del particular silencio del chico, usualmente recibiría burlas.—¿Sabito?

—Ya veo.—El chico le sonrió, pero esa sonrisa no era de su gusto, haciéndola preocupar.—Mis predicciones fueron correctas después de todo.—Levantandose, sacudió su ropa.—Giyuu realmente se te declaro y te dió el regalo que tanto querías...

—¿Eh?, N-No, no, no es...—Sonrojada movió sus manos hacia todos los lugares posibles.

—Me alegro por ti, Makomo.—Se acercó, mucho, y por un momento, ella creyó que tocaría su rostro, pero con una mirada dolorosa revolvió su cabello, haciéndola incapaz de verlo por unos momentos hasta que esté, desviando la mirada, le dió la espalda.—Supongo que debería irme, seguro Giyuu vendrá a acompañarte.

Makomo apretó su pecho, frunciendo ligeramente el ceño.

—S... Sabito, no es lo que piensas.—Tomandolo del brazo, intentó detenerlo, y así pudo apreciar esa expresión.

Esos ojos lavanda...

Esa gentil mirada que lo caracterizaba...

Esas mirada tan expresiva...

Demostraba tanto enojó...

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Weeeeeey, no esperaba un tan buen recibimiento

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Así que me inspire para otro capítulo 💗

Ya saben

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Sólo un malentendido | SabiMakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora