𝙏𝙝𝙚𝙖𝙩𝙚𝙧

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A Zeldris nunca le gustó estar en una obra de teatro. 

El simple hecho estar frente de varias personas. Los nervios le invadían, las manos le sudaban y su corazón le latía desenfrenadamente. Por eso, para evitar el pánico escénico, decidió colaborar en el diseño de la escenografía.

En este momento, se dirige a la sala del teatro con Melascula ayudándolo a organizar el equipo que se colocará en el escenario. La obra que se  presentará es un cuento muy conocida e infantil, llamada Caperucita Roja.

— ¡Dios mío, esto no me puede pasar a mí! — se escuchó la voz de la profesora Lucinda y la puerta del auditorio se abrió de repente — No puedo hacer un cambio tan repentino y mucho menos decepcionar a los preciosos niños que con sus ojitos de cachorro, me hacen sentirme culpable de está terrible tragedia. ¡Ay, mi dios! Creo que me dará algo en éstos momentos — puso su mano derecha sobre su pecho y se sentó en una de las butacas mientras se abanicaba.

— ¿Se cancelará la obra? — tan pronto como Meliodas habló, los estudiantes rodearon a. la profesora.

— ¡La Caperucita Roja está enferma!¡No tengo a mi personaje principal! ¡La obra es un desastre! ¿Cómo puede una persona enfermarse en plena primavera? ¡Esto no tiene precedentes! — exclamó desilusionada y comenzó a sollozar desconsoladamente.

— Ahora, ¿quién reemplazará a Elaine? — preguntó Diane ansiosamente a sus compañeros de clase — Elizabeth, ¿puedes...?

— ¡No, no, no! — reaccionó de inmediato con un ligero rubor en sus mejillas haciendo movimientos negativos con las manos — Elaine es pequeña y el vestido no me dara... — explicó — Soy más alta que ella y no me gusta la ropa ajustada.

— Entonces... ¿Melascula?

— No me vestiré como una niña estúpida — se negó rotundamente — Además, estoy aquí en contra de mi voluntad para ayudarlos. Cuando debería haberme quedado en casa a dormir o ver una película en Netflix — enojada, se cruzó de brazos — ¿Por qué no escogen a Zeldris? — sugirió con malicia — Tiene la misma proporción que Elaine, no debería tener problema en probarse el vestido.

— ¡¿Qué?! No, no, yo...

— Yo voto por Zeldris como la caperucita roja — dijo Meliodas con una leve sonrisa en su rostro — ¿Están de acuerdo o quieren poner a alguien más?

One-shots | Meliodas y ZeldrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora