𝙈𝙖𝙧𝙨𝙝𝙢𝙖𝙡𝙡𝙤𝙬 𝙖𝙣𝙙 𝙢𝙖𝙘𝙖𝙧𝙤𝙤𝙣𝙨

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Olimpiadas.

Siempre son el foco de las competencias, habilidades y destrezas para los cambiaformas del subgénero Alfa y Omega.

Cuando se anunció que las olimpiadas comenzarían la próxima semana, todos vitorearon con entusiasmo y comenzaron a planificar su entrenamiento.

— ¡Esta es mi oportunidad de humillar Pump! — exclama Ban motivado haciendo movimientos de boxeo en el aire y algunos saltos mortales para agregar algo de estilo a su entrenamiento — ¡A esa hojalata parlante le sacaré los dientes uno por uno y haré que se los trague!

— Si no te callas, te haré lo mismo — respondió irritado Meliodas.

Él solamente quería volver a los dormitorios a dormir, pero su plan fracasó y fue arrastrado al ring de boxeo.

— ¿No me digas que no te hierve la sangre saber que Bellion te robó el liderazgo y los fans? — preguntó burlonamente.

Meliodas se encogió de hombros y bostezo.

— No me importa... Por primera vez, me alegro de no ser el centro de atención. Finalmente pudo vivir como una persona normal.

— Bueno, ese es el detalle, mi querido Wasson. No eres una persona ordinaria. Eres Meliodas Demon, un alfa de élite con genes potenciales. Seguro que hay mas de un omega que te tienen como su fantasía sexual.

— Tal vez tengas razón. Pero lo más importante para mí es saber que soy la fantasía de mi Omega y así poder cortejarlo apropiadamente.

— Espera... ¡¿Ya le haz echado ojo a un omega? Pero ¿cuándo, cómo, dónde?

— Fue cuando entré al jardín. Siendo un cachorro, me volví posesivo y controlador con él — habló distraídamente con una pequeña sonrisa muy poco habitual en él, haciendo que los ojos de Ban se abrieran como los de un búho en un campo de arroz.

— No vengas con tonterías Meliodas — dijo en medio de risas — Fue solo un apego. Ese Omega te dió todo el cariño, la atención y el cuidado, porque no recibías ese afecto de tus padres...

— ¡Ya cállate! — gruñó y de repente se levantó de la colchoneta sobre la que estaba acostado.

Ban levantó la mano en señal de paz, sabe que ha desbloqueado un tema muy delicado para su amigo, pero aún así, debe ser directo porque Meliodas tiende a confundir sus emociones.

— ¿Por que no me dices su nombre? Tal vez lo haya visto... — comentó, encogiéndose ligeramente de hombros — ¿No me lo dirás? ¿Es un Omega sin nombre o es producto de tu imaginación?

— Él existe — elevó la voz con énfasis — Simplemente no recuerdo su nombre, ¿de acuerdo?

— ¡Qué excusa más barata! Estoy seguro que estabas tan fascinado por la compatibilidad de tus feromonas y las de él, que ni siquiera te molestaste en preguntar su nombre — carcajeo, agarrándose el estómago mientras Meliodas tiene el rostro sonrojado por la furia, aprieta los puños y mira hacia un lado porque todo lo que dijo Ban fue como sucedieron las cosas — Eres patético, amigo.

— Todo lo que sé es que huele a galletas recién horneadas y malvaviscos — murmuró para sí mismo y suspiró con resignación.

— ¡Amigo no te deprimas! — se quejó mientras baja de la tarima. Camina hacia el rubio y pone su brazo sobre su hombro — Hoy en día nadie quiere un amor de los 80s o 90s, son anticuados y ¡Ahg! — hizo una cara de disgusto, abrió una botella de agua y la bebió un poco — Somos jóvenes, podemos irnos de juerga y si tenemos suerte podemos tener un que otro revolcón y dejaríamos ser vírgenes... A esperar una década para encontrar a tu "destinado".

One-shots | Meliodas y ZeldrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora