Tu y Yo, Dos en un Millón

Día 1: Orgullo

Jiang Cheng ha girado alrededor de la palabra orgullo toda su vida.

Desde muy pequeño, cuando su madre le explicó que en un futuro se convertiría en el orgulloso líder de la secta Yunmeng Jiang.

Cuando tuvo que permitir que un niño extraño empezara a vivir en su habitación, invadiendo su espacio y privacidad.

En las discusiones de sus padres, donde su madre le reclamaba a su padre que nunca demostraba orgullo por sus logros, más si por aquel intruso.

En su vida diaria, donde llegaba a entrenar catorce horas para demostrarle a él que si lo podría lograr, que sería el mejor y le ganaría en algo a su hermano.

En el deseo de poder escuchar solo cuatro simples palabras de su padre.

En el apodo que compartían él y su hermano.

En las cacerías nocturnas, al lograr vencer una presa por sí mismo —aun cuando jamás lograba escuchar esas palabras tan deseadas palabras.

Al menos no dirigidas a él.

Cuando se esforzaba por ser el mejor estudiante de Cloud Recesses, —aunque su hermano contestara esa pregunta sin siquiera haber leído un libro —mientras a él le dolía el cuello de tanto leer.

En las conferencias de LanLing Jin, donde su hermano encertaba cinco flechas mientras él dos.

En el fuego, donde recibió el peso de un anillo, de una secta, del vacío de su núcleo, pero jamás el de aquellas palabras tan deseadas.

Y que a partir de ese momento, jamás tendría la oportunidad de escuchar. Lo unico que regresó fue la energía dorada en su pecho.

El orgullo que sentía hacia su hermano el cual iba a volver. Porque era Wei WuXian, uno de los cultivadores más poderosos y con un don innato.

Él lo haría, debía hacerlo, porque no era uno solo el orgullo de Yunmeng.

En la guerra, donde poco a poco reconstruía su secta.

Cuando en el campo de batalla, escuchaba los susurros de zonas siendo diezmadas, de cadáveres andando, de los Wen perdiendo.

De Wen Chao siendo asesinado por su propia prostituta.

Sintió orgullo al ver por fin las paredes de su secta de nuevo en alto.

Estuvo orgulloso de su hermano, a quien todos alguna vez ya habían escuchado nombrar.

Sin embargo aquello duró poco.

Fue desechado como basura por aquel que tanto había apreciado.

No tuvo vergüenza en cambiarlo por esos perros, cuando él hacía tantos años había tenido que abandonar a los suyos.

Lo dejo para convivir con los asesinos de su familia.

Los asesinos de su padre que solamente había mostrado orgullo hacia él.

Wei WuXian.

Le arrebató todo lo podía querer: el cariño de su madre, la atención de su padre, ser el preferido de su hermana, tener el más alto nivel espiritual, las mejores notas, los amigos.

Todo, se lo llevo él.

Y aun así, cuando su Shijie le pidió que lo acompañara a verlo, él fue.

Delgado, pálido y débil, así era como se veía.

No supo si quería abrazarlo o golpearlo.

Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no demostrar aquellos sentimientos que brotaban en su pecho.