Día 3: cita concertada

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Ser gay era algo verdaderamente estresante.

Sobre todo decirle a su madre que: "no mamá esto no tiene nada que ver con que tú y papá se hayan separado. Y no, Wei WuXian no tiene nada que ver, que a él también le gusten los hombres es otro tema".

Despues de casi dos años de hacer entender a su madre que nunca le iba a gustar una chica por más bella o inteligente que fuera, empezó con la otra cara de la moneda: arreglarle una cita con un chico rico.

Tal vez la idea de fugarse como había hecho su hermano no era tan mala.

Jiang Cheng odiaba las citas a ciegas, la gente quería que fuera y hablara de su vida con una persona que jamás había conocido.

Una completa estupidez, teniendo en cuenta sus pobres capacidades sociales.

Aun así el día de la cita se preparó de forma correcta, con unos pantalones negros de vestir negros y una camisa de manga larga morada, sumado uno de esos relojes caros plateados que tenía junto con un perfume de loto suave.

Era increíble como con veinticinco años y siendo dueño de la empresa familiar seguía acatando las órdenes de su madre.

Se dirigió con su auto hasta el lugar pautado —también por su madre—, era uno de los restaurantes ubicados al centro de la ciudad. Todo el mundo había escuchado de la atmósfera tranquila y elegante que tenía.

No era la primera ni la última vez que iría, normalmente las reuniones con clientes importantes las llevaría a cabo en ese lugar.

Al llegar había gente haciendo la fila afuera, fue directamente hasta la puerta y dijo el número de su reserva. Fue llevado a la parte privada que tenía sillones y una pared que separaba las mesas.

El otro chico no había llegado por lo que se puso a contestar los mensajes del trabajo que le había quedado. Pasaron veinte minutos hasta que la otra persona llegara.

Fue sorprendentemente hermoso.

—Hola, eres Jiang WanYin ¿no? Supongo que ya lo sabrás, pero soy Nie Huaisang —se presentó el chico, llevaba una camisa verde agua y unos pantalones de vestir negros. El cabello azabache le caía hasta los hombros.

Jiang Cheng maldijo a su madre por conocer tan bien sus gustos. Ese hombre era totalmente su tipo.

—Mn es un gusto en conocerte, gracias por venir —respondió tranquilo, sabía que su madre había planeado esta cita con la idea de que pudiera juntarse con alguien de alto nivel, pero no sabía verdaderamente de dónde venía Huaisang.

—Ah gracias a ti, sé que debes de tener una vida ocupada. Mi hermano me conto que eres el jefe de una compañía por lo que tu día debe ser ajetreado —exclamó con una pequeña sonrisa nerviosa, la persona frente a él tenía una apariencia intimidante.

—Sí, soy el jefe de la empresa familiar, me tomó un tiempo poder acomodar mis horarios para quedar libre hoy, pero no fue nada verdaderamente complicado. Simplemente acepté la cita porque mi madre se estaba volviendo demasiado insistente, hace años que me venía arreglando citas con mujeres. Ahora que está poniendo de si para entender que no bateo para ese lado, acudir es lo mínimo que podía hacer.

Jiang Cheng alzó sus hombros dándole poco interés al tema. Al menos la persona que había elegido su madre estaba dentro de sus preferencias.

—¿Es así? Mi hermano arregló esto porque según el necesito empezar a ser más serio, supongo que estaría mucho mejor económicamente si no hubiese sido obligado a estudiar derecho cuando era joven. Mi pasión siempre fue la moda, más hasta hace poco apenas tenía tiempo para dedicarme a diseñar algunos bocetos, aunque en el último tiempo me ha estado yendo bastante bien —contó Huaisang jugando distraído con su copa, al menos no fue el único obligado a ir a esa reunión.

Tu y Yo, Dos en un MillónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora