1: Una Herida Profunda

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En la antigua Joseon no existía mujeres más bellas que las tres hijas del rey Kangin, el pueblo mencionaba que fue bendecido por los dioses al regalarle aquellas joyas que adornaban su palacio.

La mayor era de una naturaleza salvaje, altiva, de un orgullo inquebrantable , vanidosa pero a su vez bondadosa con sus semejantes , con un carácter parecido a su padre, que los eruditos comentaban que de no haber un rey ella sería la mejor reina de todos los tiempos, su nombre hacía temblar a los hombres pues todos mencionaban el miedo que les invadía al estar en su presencia, Heechul no titubeaba al impartir justicia mandando a la horca a los culpables.

La segunda tímida y humilde, femenina, hogareña, pendiente de los sucesos del palacio, la encargada de organizar los banquetes y celebraciones, de un andar delicado, suave y sutil, tan frágil que parecía poder romperse con un pequeño roce, tan grácil como su hermana mayor, a quien le mostraba respeto y admiración.

Su nombre un tanto extraño para su época había sido contraído para ser llamada cariñosamente Wookie.

Pero de las tres la más bella con una combinación excepcional de belleza , feminidad y temperamento, era la menor, su gusto por el arte era su pasión, la danza y el canto una de sus cualidades, siempre curiosa buscando aventuras, coqueta por naturaleza que conquistaba más de un corazón de los nobles de palacio, tanto que su nodriza influyó en su padre para que se le obligara a cubrir su rostro que tendía a ser sensual y provocativo.

Su piel era delicada, única, amante de las flores, la consentida de su propio padre y sus hermanas que le auguraban una boda segura con el príncipe de China Zhoumi, quien en una ocasión mencionó que de escoger como esposa a una de las tres hermanas para establecer una alianza lo haría con la menor de la cual sólo le había bastado ver sus ojos para saber que era magnifica.

Por supuesto que dicho enlace no pudo ser llevado a cabo, porque como terrible tempestad en un campo elíseo, una desgracia cayó sobre la pequeña, obligándola a vivir un infierno en un pedestal de oro.

Aquel día del fatal suceso, se festejaron las fiestas del cambio de estación, y un grupo de bellas gisaengs entro a palacio a deleitar con sus algarabía y sensualidad a los presentes tocando y bailando melodías para los nobles, entre los cuales se encontraban los dueños de la noche, dos jóvenes que habían sido nombrados capitán general y comandante de las fuerzas imperiales al salvar la vida del Rey en batalla.

Uno de ellos, orgullosamente el hijo de ministro de guerra, que para su corta edad, era uno de los mejores espadachines y tiradores de arco que existían, Kyuhyun, tenía un solo defecto , la bebida, de la cual gustaba mucho a pesar de que varias veces le llevaba a perder la conciencia de sus actos, la última lucidez de la que era 100% seguro de haber vivido era haber empezado a bailar con una gisaeng que se le había estado insinuando durante gran parte de la noche.

Para ese momento, tanto el rey como sus hijas se habían retirado a sus aposentos pues como doncellas criadas en un pureza celestial no era digno que estuvieran presentes en las orgías de las que solían ser parte los nobles junto a aquellas lindas cortesanas.

Sin embargo la ímpetu y curiosidad de Sungmin, la menor de las princesas hizo complot en su conciencia y en desobediencia a su nodriza se escapó por una de las ventanas para observar a las gisaengs quienes a manera de broma escucho decir que al retirarse la familia real , los tigres serian soltados, obviamente la princesa no entendió el doble sentido de esa palabras y la llevo a aquel sitio, donde nunca debió de haber estado.

Para no ser reconocida, se colocó un sombrero parecido al que usaban aquellas chicas y se escondió en una habitación contigua al salón de bailes, desde aquel sitio esperaba la aparición de aquellos tigres que mencionaron las cortesanas sin darse cuenta que un hombre como puma hambriento se acercó a ella.

Cuando Sungmin sintió las manos alrededor de su cintura, grito de susto y dio un brinco que en lugar de alejarla sólo la llevó más a los brazos de aquel individuo. Pidió que le soltara, olvidándose que por su vestimenta parecía más una gisaeng que una princesa, además que al no llevar el paño que cubría su rostro parecía otra persona.

Por otra parte aquel tipo que embriagado por el alcohol había tomado aquel menudo cuerpo entre sus fuertes brazos era nada más y nada menos que Kyuhyun quien después de ser rechazado sexualmente por la gisaeng trataba de tomar a otra para vengarse o eso creía él.

Presa de pánico la princesa quiso gritar a los guardias, pero su boca fue callada por un beso salvaje que no tenía nada que ver con el dulce beso de amor con el cual siempre había soñado.

Trato de empujar a su captor, pero al no conseguirlo opto por usar sus uñas como defensa. Kyuhyun al sentir su carne arder por aquella herida, molesto sin medir su fuerza abofeteo a la chica que cayó sin piedad contra el suelo; en aquella posición y sin el cobijo del sombrero, admiro a la más bella mujer que había tenido a su merced, en ese momento pensó tontamente que ni las princesas del palacio la podrían igualar sin imaginar que estaba por ultrajar a una de ellas.

Y lo hizo, a pesar de que aún aturdida trato de detener aquel acto vil, no pudo contra aquella fuerza masculina que sin tanta delicadeza le desprendió de sus prendas íntimas y sin titubeos la penetro con fuerza causándole un dolor descomunal, el cual tuvo que tragarse ya que unas fuertes manos le impidieron gritar.

Una y otra vez la tomo en aquel lugar, a pesar de sentir caer por sus manos las lágrimas de ella, de sentir su cuerpo temblar de dolor y miedo, de no ver como en su cuello colgaba una joya preciada digna de la familia imperial.

Esa noche no sería borrada de la memoria de Sungmin, quien una vez liberada por su captor, el cual al terminar su fechoría, satisfecho regreso a la fiesta, importándole poco el estado de su víctima, corrió a sus aposento a los cuales entro sintiéndose humillada, ultrajada, sucia, muerta , queriéndose arrancar la piel, pues recordaba cada caricia y beso en su cuerpo como un latigazo de púas sobre ella.

A esa hora tomo un baño de agua fría y tallo cada centímetro de su piel tratando de arrancársela para borrar aquel acto que había mancillado su honra y su pureza.

No dijo nada a nadie, pues sabia su padre la castigaría por su osadía de haber desobedecido una orden real, lloró su pena en silencio por días, en los que no pasó desapercibido por sus allegados que algo no andaba bien con ella, pues su grácil forma de ser fue reemplazada por una nostalgia y un dolor que la hacía llorar a todas horas, así como su negación a participar en eventos sociales.

Por su parte para Kyuhyun los recuerdos que le vinieron a la mente una vez que la borrachera había pasado su efecto, fue de la violación cometida a una linda jovencita que al parecer era una gisaeng doncella. Sintiéndose mal por su comportamiento no tan caballeroso, buscó a aquella chiquilla en las casas de té para ofrecerle ser su mecenas como parte de la reparación del daño por su osadía, pero no la encontró, la madame de la casa de té no identifico como suya a la chica a quien él describía como una diosa de la luna, pues su piel blanca y suave y perfumada no la había podido olvidar.

Pasado un mes de aquella situación, el rey se enteró por boca del propio medico real, de una noticia de conmoción que quiso matar a la preferida de sus hijas y de no ser por la intervención de Heechul lo hubiera hecho.

La salud de la princesa se agravo de repente, nadie entendía, su desgano de apetito, vómitos, mareos, dolores contantes de cabeza que llevaron a pensar que algún extraño mal le aquejaba, nadie se imaginó siquiera que al ser revisada sólo un resultado se obtuvo, la princesa Sungmin estaba embarazada.

Cicatrices [KYUMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora