Counting Stars (Rubegetta)

3.𝐿𝒶𝓉𝑒𝓁𝓎, 𝐼'𝓋𝑒 𝒷𝑒𝑒𝓃 𝓁𝑜𝓈𝒾𝓃𝑔 𝓈𝓁𝑒𝑒𝓅 , 𝒹𝓇𝑒𝒶𝓂𝒾𝓃𝑔 𝒶𝒷𝑜𝓊𝓉 𝓉𝒽𝑒 𝓉𝒽𝒾𝓃𝑔𝓈 𝓌𝑒 𝒸𝑜𝓊𝓁𝒹 𝒷𝑒

Samuel había tomado una decisión; había pasado casi una semana desde su último encuentro con Rubius, y como era de esperarse, cada día se había preguntado una y otra vez el como acercarse a el luego de haber sido un total idiota. Era sábado en la noche, el pelinegro tenía sobre la cama su portátil y navegaba por sus redes sociales.

—¿Tendrá Instagram?, no, pero eso sería muy evidente, sabría quién soy y lo más probable es que me ignoraría. — Aquel pensamiento daba vueltas una y otra vez por su cabeza. Hay que aceptar que estaba un poco tonto, no se la había cruzado por la mente el hecho de que Rubius no gustara de hombres, el iba a lanzarse con todo. 

—Ya sé, imposible que no tenga Twitter, parece una persona que se queja bastante. — Abrió su cuenta en aquella red social y buscó "rubius", aparecía una sola coincidencia, tenía que ser el. Entró en su perfil, y se dispuso a leer sus últimas actualizaciones, para confirmar si le hablaría al correcto. No tuvo que bajar mucho para encontrarse con algunos tweets que podría jurar hablaban de él. "Es un idiota, cree que por tener músculos y una cara bonita puede venir a humillarme" "Espero no volver a encontrármelo en la Universidad" "Quisiera arrancarle la sonrisa de bobazo con la que me miraba, imbécil" "Is ividinti qui simis di difirintis nivilis, sopla pollas". 

Samuel soltó un par de carcajadas, absolutamente entretenido con aquellos comentarios, al parecer el chico le había pensado, no de la forma que esperaba, pero al menos pensaba que tenía una cara bonita. Se aseguró no tener nada en su perfil que pudiese delatar que era él mismo, y una vez contento con el resultado, le envío un mensaje. 

-"Hey, Rubius, soy Vegetta, voy contigo a la universidad, ¿Qué tal?"- Con ese sencillo mensaje espero que todo fuera bien, o al menos lo mejor posible, quizá era demasiado esfuerzo por una persona con la que solo quería acostarse, pero bueno, si no quería ser descubierto tendría que hacer las cosas bien, a su manera. Samuel decidió apagar el computador, para deshacerse de la tentación de estar revisando cada cinco minutos si el chico le había respondido. Terminó por poner una película para poder distraerse y enfocarse en otra cosa.

Su estrategia había funcionado perfectamente, pasaron casi dos horas cuando una notificación sonó en su celular. Un escalofrío recorrió su espalda y con una sonrisa torcida revisó el móvil. 

-"Ehm, ¿Nos conocemos?"- La respuesta de Rubén había sido corta, y aquello desesperó un poco a Samuel, ¿No podía ser un poco más amigable?. 

-"Por desgracia no, pero sería un placer poder hablar contigo"- La respuesta del pelinegro llegó a los escasos dos minutos al celular del chico de ojos verdes, el cuál con una sonrisa divertida y solo porque no tenía nada que hacer, decidió seguirle el juego a aquel chico que le hablaba tras la pantalla. 

-"Entonces hablemos, no tengo nada más qué hacer, ¿Qué estudias? supongo que eres de intercambio, nadie en este país habla lo suficientemente bien el español"- La sonrisa de Samuel cada vez se ensanchaba más, su plan salía de maravilla, rápidamente tecleó una respuesta. 

-"Estudio para ser auxiliar de enfermería, y sí, soy de España, llevo un año aquí, ¿Y tú?"- Samuel no podía creer que de verdad hubiese logrado tener contacto con él, al menos sabía que de ahora en adelante descansaría más tranquilo, sin tener que estarle dando vueltas en la cabeza al chico, podría directamente contactar con el. 

-"Yo estudio animación 3D, algún día quiero aprender a hacer videojuegos, bueno, ya es tarde, me iré a dormir, un gusto conocerte, Veggg"- ¿Ya tenía un diminutivo?, el pelinegro sintió una breve presión en el pecho y su sonrisa no se iba, pero el no se daba cuenta de que miraba la pantalla con más que solo ganas, quizá un poco de ilusión traslucía su mirada. 

-"Descansa, Rubius, ten una linda noche, sueña con los ángeles"- Y dicho esto soltó una suave carcajada, dejó el celular sobre la cama y se dejó caer de espaldas, mirando al techo; después de todo, el chico era agradable, y no tan agresivo como lucía en persona. La película que había estado viendo ya ni siquiera importaba, ahora solo daba vueltas por su mente aquel pequeño diminutivo "Vegg".