5."𝐿𝒶𝓉𝑒𝓁𝓎, 𝐼'𝓋𝑒 𝒷𝑒𝑒𝓃 𝓁𝑜𝓈𝒾𝓃𝑔 𝓈𝓁𝑒𝑒𝓅 , 𝒹𝓇𝑒𝒶𝓂𝒾𝓃𝑔 𝒶𝒷𝑜𝓊𝓉 𝓉𝒽𝑒 𝓉𝒽𝒾𝓃𝑔𝓈 𝓌𝑒 𝒸𝑜𝓊𝓁𝒹 𝒷𝑒"

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Habían pasado un par de semanas desde el regalo que le había hecho Samuel a Rubius, pero aquel contacto por twitter había seguido, y se había hecho prácticamente diario. No veían la hora de llegar a casa a poder contarle su día al otro, y quizá todo era más fácil de esa forma porque "no se conocían" o al menos eso pensaba Rubén. Era realmente liberador poderse quejar de la gente sin que la otra persona supiese realmente de qué hablaba. Pero Samuel ya conocía su círculo de amigos, y había podido descubrir la personalidad del chico, y para ser sinceros, le llamaba la atención. En el fondo sabía que aquello estaba mal, Rubius no se merecía que le estuviese mintiendo, o bueno, ocultándole la verdad, pero no sabía como acercarse sin que el contrario le sacara corriendo, o le reprochara lo que le había dicho alguna vez; en resumidas cuentas, en este punto, no estaba dispuesto a perderle. 

Era una semana de locos para Rubén, la última semana del semestre estaba encima y el estaba enloqueciendo con la cantidad de exámenes y trabajos finales que tenía por entregar. Y no era tan sencillo para él, después de todo estaba allí gracias a una beca y no podía permitirse el bajar su promedio, porque podía perder el cupo en la universidad y esa no era ni siquiera una posibilidad para el. Era lunes, y aquel día tenía dos exámenes que tenía que pasar sí o sí con nota alta. Había estado todo el fin de semana estudiando como loco, casi ni siquiera había dormido para poder repasar todo lo quehabían visto en el semestre y realmente le estaba pesando. Se sentía listo para presentar las pruebas, pero no sabía cual sería su resultado y aquello le traía con los pelos de punta.  

Repasó una última vez sus anotaciones, y cuando el maestro entró en el aula, respiró profundo, había llegado el momento. Pero para su mala suerte, el pánico le ganó, en cuanto recibió el formato del examen su mente quedó en blanco. Sus manos comenzaron a sudar, no podía ser que aquello le estuviese pasando, no recordaba absolutamente nada de lo que estaba leyendo. Las lágrimas acudieron a sus ojos y mientras trataba de resolver cada uno de los puntos, aquellas lágrimas corrían por sus mejillas. Lo hizo lo mejor que pudo, y fue el primero en terminar; entregó la hoja al maestro y salió rápidamente del salón para que nadie pudiera ver el estado de frustración en el que se encontraba. Casi que corrió por los pasillos hasta llegar a las escaleras de evacuación, el lugar donde se sentía seguro porque nadie transitaba por allí. Se sentó en los escalones y dejó que el llanto fluyera por fin libremente. Sentía aquella presión en el pecho ahogarle; su carrera había terminado allí, tendría que volver a España sin terminar la carrera, tendría que decirle a su madre que el esfuerzo que hacía para pagarle su estadía no había valido la pena porque el era un inútil y no podía sacar buenas notas.

En aquel momento, Samuel bajaba por allí, ¿La razón? era la vía más rápida para llegar a la biblioteca y ese era su destino, por lo que había decidido tomar aquel camino. Estuvo a punto de esquivar al chico, cuando se dio cuenta de quién era. Su corazón se congeló por unos momentos, frunció el ceño, le partía el alma verle de esa forma. Terminó por sentarse junto a él en silencio, no iba a decirle nada, no quería interrumpir su dolor con sus estupideces. Con cuidado rodeó su cuerpo con los brazos, jalándolo con cuidado hacia su pecho. Rubén se dejó mover en silencio, y sin siquiera mirar quién era el desconocido, se refugió en aquel abrazo que le ofrecían, y terminó por romperse lentamente, dejando salir toda la decepción y el dolor que le ahogaba. Así estuvieron quién sabe por cuánto tiempo, Samuel solo acariciaba con delicadeza su espalda, y algunas veces su cabello, queriendo calmarle un poco de esa manera; no sabía que estaba pasando, pero odiaba verlo de esa forma, quería verle pelear con el, no tan derrotado. 

—Yo...Lo siento, gracias por...— En ese momento el ojiverde levantó la cabeza y vio la persona que estaba allí con él. No, podía creer lo que veían sus ojos, no podía ser el gilipollas, no,no. 

— Antes de que digas cualquier cosa, está bien, ¿Vale? lamento haber sido un idiota contigo, pero no podía dejar que te hundieras de esa forma.— Samuel se apresuró a hablar, mientras llevaba sus pulgares a limpiar las mejillas del más alto, queriendo de aquella forma sanar un poco el dolor que sentía al verle de esa forma. 

—Vaya, no te preocupes, supongo que eso quedó atrás ya. No pasa nada...— Rubén desvió la mirada en cuanto sintió las caricias del chico, y apretó la mandíbula, esperaba aquello de cualquier persona menos a él. Samuel negó suavemente y entonces peinó los cabellos ajenos, sí, quizá le trataba con demasiada confianza, no se le pasaba por la cabeza que no había sido capaz de decirle a Rubius que él era el chico de twitter, y le trataba como si le conociera de tiempo atrás. 

—¿Quieres contarme que sucedió? — Rubén soltó un suspiro y pasó sus manos por su rostro, antes de apretar sus ojos y voltear a verle nuevamente. Sonrió con tristeza y se encogió de hombros. 

—No todos somos privilegiados, ¿Sabes? Estoy seguro de que voy a perder la beca porque mi promedio va a bajar, acabo de perder un examen de una manera demasiado estúpida, estudié todo el fin de semana para esto y cuándo estaba allí simplemente desapareció de mi cabeza todo... No hay forma de que pueda seguir estudiando aquí sin esa beca, tendré que volver a España.  — Samuel negó rápidamente, no podía permitir que el chico volviera a España, bajó la cabeza y tomó aire, antes de volver a verle, y hablar despacio. 

—Si eso pasa, yo puedo prestarte el dinero para que puedas seguir estudiando, y antes de que quieras rechazar mi oferta, quiero decir que no tendrás que pagar ninguna clase de extra, puedes pagarlo cuando puedas, cuando tengas un trabajo estable que te permita hacerlo, ¿Sí?— Rubén le miraba increíblemente sorprendido, así que el pelinegro podía ser amable y considerado, vaya... Pero rápidamente negó, no podía aceptarlo. 

—Yo... No puedo, es decir, ¿Por qué quieres hacer esto? a penas me conoces y no hemos sido los mejores amigos, ni siquiera sé cual es tu nombre. — Lo último lo dijo con sarcasmo, pero Rubius estaba claramente equivocado, su ignorancia no le permitía saber que aquel chico que tenía frente era el que últimamente le llamaba la atención. 

—Mi nombre es Samuel, y vaya, no te preocupes, ¿Sí? solo prométeme que lo vas a pensar y que si llega a pasar me dirás.— Rubén bajó la mirada ante la intensa mirada de Samuel y asintió lentamente; se había sentido un poco intimidado por aquellos ojos que le observaban. El pelinegro se levantó entonces, y estiró la mano hacia el de cabellos plateados, el chico la tomó, y sonrió suavemente, no creía haber sido el único que había sentido aquella descarga eléctrica ante el toque de sus pieles.

Counting Stars (Rubegetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora