EP 04

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Por alguna extraña razón, Choi Yeonjun tiene esa particular sensación en su pecho que le impide respirar correctamente y sus labios cosquillean amenazando con tirar de las comisuras y sonreír, pero se las ingenia para no hacerlo, al menos no mient...

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Por alguna extraña razón, Choi Yeonjun tiene esa particular sensación en su pecho que le impide respirar correctamente y sus labios cosquillean amenazando con tirar de las comisuras y sonreír, pero se las ingenia para no hacerlo, al menos no mientras su adorable vecino de enfrente, Choi Soobin, continúe riéndose y charlando al otro lado del pasillo, demasiado cerca y al mismo tiempo demasiado lejos para notarlo. Varios estudiantes le obstruyen la vista pero el peligris podría reconocer con facilidad en cualquier momento esa silueta tan alta y elegante del chico, además de su inconfundible risa y ademanes; tal vez Yeonjun ya se ha tanto acostumbrado a su presencia que ahora no puede evitar notarla incluso en los lugares menos esperados, como la universidad.

No obstante, por mucho que le agrade ver ese rostro tan familiar en un lugar como el colegio, no puede evitar sentirse incómodo e irritado por el hecho de que la persona con la que Soobin está charlando tan alegremente y riendo sin parar es el mismísimo rompecorazones que lo había ido a visitar un par de días antes. Simplemente hay algo en ese sujeto que a Yeonjun le disgusta, aún no puede decir bien de qué se trata pero sabe que no debería confiar en su sonrisa coqueta y sus ojos extremadamente expresivos, no importa si es demasiado apuesto y amigable.

— Tierra llamando a Yeonjun — una mano se atraviesa en su campo de visión y la voz de Kiyong lo trae de vuelta a la realidad. Parpadea un par de veces antes de apartar la mirada de Soobin y su amigo, y volver su atención al castaño que lo observa con una expresión de curiosidad en su rostro —  ¿A quién rayos estabas espiando con tanta intensidad?

— ¿Eh? ¿De qué hablas? No estaba espiando a nadie — dice tratando de hacerse el desentendido aunque el ligero rubor que tiñe la punta de sus orejas lo delata sin duda alguna.

— Ajá, sí eso dices — claramente Kiyong no se ha convencido con la mentirilla de su compañero, así que gira su cabeza hacia la dirección en la que Yeonjun había estado mirando fijamente, estirando su cuello y sosteniéndose sobre la punta de sus pies para alzarse sobre las cabezas de los demás estudiantes que van y vienen por el pasillo del área de artes — Woa... ¿Es ese de allá?

Yeonjun se abalanza sobre él en el instante que Kiyong hace su pregunta con voz clara y fuerte mientras señala directamente al chico que acompaña a Soobin. El peligris tira de los brazos de su compañero y lo obliga a darle la espalda a los dos chicos del otro lado del pasillo que permanecen inmutados de lo que sucede frente a ellos, demasiado inmersos en su conversación.

— ¿Qué estás haciendo? Te pudieron haber visto — masculla de mala gana Yeonjun, escondiéndose discretamente tras el cuerpo de su amigo. El castaño suelta una carcajada burlona mientras se quita a Yeonjun de encima.

— Bueno, estoy seguro que mirarlos fijamente no es la mejor forma de pasar desapercibido — se mofa colocando una mano sobre el hombro del más alto y sacudiéndolo ligeramente para liberar un poco de su repentina tensión — Además-

— Oh-oh... — murmura entre dientes al tiempo que vuelve su atención hacia el otro lado del pasillo. Su rostro parece palidecer antes de teñirse completamente de un tono cereza bastante brillante, digno de ser llamado un tomate.

El gato de la mala suerte | yeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora