Imprevisible

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Parte segunda: Nosotros.

Parpadee pesadamente, no queriendo adaptarme a la iluminación. No queriendo despertar de aquella burbuja íntima y cálida que me abrazaba.
Ya había llegado la mañana y con ella la claridad del día, por segunda vez intente adaptarme a la iluminación en aquella habitación, los rayos de sol topaban con la cortina clara, dando una luz tornasolada.

De repente sentí una brisa chocar contra mi, dándome escalofríos...estaba desnudo, apenas cubierto con la sábana rosada y un brazo fuerte abrazaba con dominio mi cadera, gire su rostro con cuidado.

Y ahí estaba él con su rostro aniñado y sus largas pestañas, sonrió ante la idea de que aquel chico que me abrazaba con fuerza ya no era un niño. Me acomodé en los brazos de mi castaño favorito, sin soltarme de él pero conservando la poca distancia que había entre ambos para quedar frente a su rostro y poder apreciar aún mejor los detalles.

Esos detalles que me hacen caer cada día aún más por él.

Taehyung  tomó la sábana que compartían y tiró de ella para taparlos mejor a ambos, no necesitaba más nada, despertar así todos los días era su mejor regalo. Beso la nariz del castaño y junto sus frentes, amaba a ese chico y esa aura de paz que tanto necesitaba para afrontar el día a día.

Jungkook se sentía como su todo, su hogar, su lugar seguro y reconfortante.
Se acercó aún más a su cuerpo (si eso se podía), acomodando su pierna derecha en el regazo del otro, mientras acariciaba con sus dedos largos el pecho ajeno, olía a frutilla, su fragancia favorita. El perfúme caro de su novio no le hacía competencia al jabón de frutilla.

—"Amor."—

Su voz ronca le hizo helar la piel, tan varonil. Jungkook seguía con los ojos cerrados; entonces se acercó a su boca y sonrió muy cerca de ella solo para molestar cuando su chico decida abrir los ojos perezosamente.

Manteniendo los ojos cerrados el castaño se acercó instintivamente hasta los labios ajenos, tomándolos con delicadeza y ronroneando ante aquel sutil y pequeño toque inocente de labios.

El rostro de Taehyung se tornó de un fogoso rojo cuando sintió la curiosa mirada de su compañero, le había robado un beso. Pero aquello no era necesariamente vergonzoso cuando podía sentir la desnudez e intimidad del otro.

De un momento a otro el castaño lo había acorralado entre sus brazos y las sábanas, besándole a su antojo, dejando su boca e hinchados labios para concentrarse en su cuello pecaminoso, que había sido víctima de una noche llena de lujuria y hoy guardaba las consecuencias de su ‘muy posesivo’ novio.

Taehyung gimió cuando el chico comenzó a chupar y morder sus clavículas, el castaño sabía que aquel lugar era la parte débil del rubio y que este podía regalarle muchos gemidos y gritos si jugaba con él en el lugar indicado. Tomó los cabellos rubios entre sus dedos y jaló hacía un lado sin utilizar tanta fuerza para no lastimar a su TaeTae, esté al recibir el tirón de sus cabellos, obedeció a lo que él castaño le pedía, estirando su cuello y presionando su cabeza contra la almohada para darle más espacio a la boca traviesa de su chico.

El menor sonreía socarronamente mientras apreciaba la bonita cara de muñeca del rubio, con sus ojos cerrados con fuerza, su boca abierta, su pelo dorado hecho un lío en la almohada y sus manos sujetándose de las sábanas, haciendo puños con ellas. Amaba lo que provocaba en su novio y sus reacciones le volvían loco. Esta vez lo beso más abajo intentando sacarle más gemidos, en su pecho acaramelado.