De todos los colores, ROJO tenía que ser (Akabane Karma x Oc)

Capítulo 108: Control

Pov normal

Lunes por la mañana, ahora que todo estaba en paz y no faltaba ningún alumno o profesor de la Clase E, el ambiente estaba bastante más relajado en todo el edificio, comparado con los días anteriores. Ahora no contaban con ninguna preocupación externa a los estudios y su asesinato, por lo que su súper profesor no dudo en aprovechar esto y dirigir su clase lo más entusiasmadamente que pudo. Apenas estaban en la tercera semana de octubre y los exámenes de final de semestre vendrían a finales de noviembre, así que no entendían bien a que se debía su entusiasmo pero se lo dejaron pasar con unas sonrisas, pensando que se trataría de su buen humor del día. 

—¡Asegurense de no dejar que el objetivo escape, pero al mismo tiempo tengan precaución de su guardia! ¡Si ustedes son asesinados están fuera!— alertó Karasuma mientras corría y disparaba hacia dos de los estudiantes con su arma, dejándoles manchas de pintura en sus trajes.

Estaban en medio de su entrenamiento, el cual consistía en algo un poco parecido al juego de policías y ladrones. Sin embargo, aquí no había un verdadero límite de tiempo que defina al ganador, tampoco una prisión donde los ladrones puedan salir. Esta vez, todos portaban armas de pinturas y, corriendo por toda la montaña, los estudiantes tendrían que lograr dispararle a Karasuma, mientras que este también podría dispararles a ellos dejandolos fuera del juego definitivamente. Ahora no podían atacar de frente descuidadamente como antes. Los chicos ganaban si podían darle a Karasuma, pero si ellos eran completamente aniquilados por él, sería su derrota. Cazar o ser casado.

Eran 29 contra 1, pero estamos hablando del hombre que enfrentó al mismísimo Shinigami así que para sorpresa de ninguno, ya habían 3 bajas en sus fuerzas a los 15 minutos de haber empezado. De todas formas comparado a la primera vez que lo enfrentaron, cuando su instructor había sacado de juego a 6 en tan sólo 5 minutos, no estaban tan mal. Karasuma aún no los había podido rastrear. Los 3 asesinados de antes fueron porque se acercaron a tratar de matarlo y este los notó antes de tiempo, pero en lo que consta al resto no estaba pudiendo encontrar rastros de ninguno.

—Alejemonos. Si estamos dentro de su rango seguro sentirá nuestra presencia— alegó Nao saliendo de detrás del árbol al ver el mapa que le brindaba su amiga el cual mostraba la localización de su profesor.

Los otros tres asintieron antes de comenzar a moverse rápidamente, entre medio de los árboles y esquivando arbustos o rocas en su camino. Cuando estuvieron lejos de su posición inicial se juntaron de nuevo en una zona sin árboles pero ocultos tras una gran roca.

—¿Quién es el grupo más cercano al objetivo?— cuestionó Isogai sacando su móvil para ver a Ritsu. Esta tardó un poco en mostrar el mapa pero en cuanto lo hizo dejo ver 8 puntos en toda la zona de la montaña.

—El equipo de Sugino— respondió haciendo enfoque en dos puntos más al sur, uno de su profesor y el otro del móvil del peli-azul.

—Kayano, Nagisa y Okuda...— susurró la oji-violeta un tanto pensativa, recordando en los que formaban dicho equipo.

—Diles que vayan en busca de Hayami-san y luego dividanse otra vez. Su equipo fue aniquilado así que debería estar sola en estos momentos pero podría llamar la atención de Karasuma-sensei— alegó el Ikemen, un tanto preocupado por la francotiradora. Se habían separado en grupos pequeños para poder apoyarse los unos a los otros, y le preocupaba que alguno de ellos haya quedado a la deriva, más si estaba dentro del rango del pelinegro.

—No— los otros tres volvieron la mirada hacia la oji-violeta— Hayami estará bien por su cuenta. Que tan sólo se quede siguiéndolo para buscar una oportunidad de dispararle— sugirió, generando cierta duda en el rostro del Ikemen— Ella es capaz de ocultarse y disparar cuando vea una buena oportunidad. Es más fácil despistar a Karasuma-sensei si es ella sola. Un francotirador no necesita protección, necesita que le despejen el camino— sonrió mientras se encogía de hombros, dejandole la decisión al castaño. Al fin y al cabo el era el líder, Nao tan sólo se prestaba como su estratega.