𝐜𝐚𝐛𝐢𝐥𝐝𝐨 𝐲 𝐣𝐮𝐫𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 - 𝐰𝐨𝐬

[𝟷𝟶] - 𝚎𝚕 𝚌𝚘𝚖𝚒𝚎𝚗𝚣𝚘, 𝚎𝚕 𝚏𝚒𝚗.

"bien, entonces arrancas hoy, ¿o no?" preguntó sonriente.

"despacio, porque sino no voy a poder." advertí.

"despreocupate, corazón." susurró cerca, haciendo que mi cuerpo temblara por completo. "vamos descartando de a poco."

asentí, a la vez que sentí su mano acunar mi cara, brindándome toda la seguridad que necesitaba para avanzar.

tenía ganas de soltar, en realidad tenía ganas de que ella me viera soltar. desde que veía a acker me sentía distinto, mi rompecabezas no se formaba igual, y eso me gustaba.

"gracias..." dije. "por bancarme y estar acá."

"ya te vas a dar cuenta de que vos también te queres igual que te quiero yo, es cuestión de tiempo." sonrió. "según esta guía que encontré, tenemos que hablar cómo te metiste en esto."

"joda. casa de martín." contextualicé. "tobo tenía un frasco en el cuarto y arrancamos darle."

"¿y con el resto?"

"también en jodas. sobretodo en la casa de wawa, ahí te encontras las que quieras."

"bien, ahora elegí una para no consumir más, el resto vamos viendo." sonrió, aún con aquella ternura que la caracterizaba y tan propia se sentía.

"em..." comencé a pensar. un poco de vergüenza me daba, estaba exponiéndome a mí mismo, abriendo mi cabeza como si fuese un libro para que ella lo leyera, pero no me incomodaba en lo absoluto, porque en cierto punto se sentía como si ella lo hubiese leído. "la merca es la que menos consumo dentro de todo, pero la consumo en cantidades cuando tomo." confesé avergonzado.

"no sientas vergüenza..." tomó mi mano, brindándome confianza. "yo también estuve ahí, es normal."

ladeé mi cabeza y me quedé mirándola... era tan hermosa por donde se la viera. era libre, hasta se la veía siendo una viajera de la vida o algo así, capaz ya estaba delirando.

"acker..." la llamé.

"¿qué pasa?"

"sos hermosa."

"me haces poner roja, no me gusta." soltó mi mano rápido, largando una carcajada.

"eu..." volví a llamarla.

"¿qué pasa?"

"me gustas."

que olor a trolo