4. "Romeo y Julieta"

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Pasaron varias semanas desde que Lucas había salido del hospital. Había terminado de redecorar el pequeño cobertizo de la casa de Andy y pasaba la mayor parte de su tiempo ahí como si de su propio hogar se tratase. El oxígeno que ahí dentro se respiraba era una fórmula entre melancolía y esperanza que se volvía más intensa con el tiempo. La voluntad de Lucas por lograr un cambio iba a más conforme el sol completaba su ciclo una y otra vez pero sus padres obviamente no apoyaron eso que cualificaron como "pérdida de tiempo" para alguien que no había leído un solo libro en su vida. Jamás entendieron lo que Andy había hecho por él y todo lo que Lucas sentía que le debía. Por las buenas o por las malas, no se iría a rendir ante ese intenso rayo de luz que le había otorgado su mejor amigo.

El cobertizo no se hizo solo, como podríais haber supuesto. Al no tener ningún apoyo moral y, menos aún, financiero, Lucas tuvo que recurrir a otros métodos. Nunca tuvo una apropiada educación de lo que estaba bien y lo que no, y lo poco que sabía del tema era gracias a su amigo. Tomar algo de dinero prestado de lugares donde veía cajas llenas de billetes no le parecía una mala acción si el propósito era caritativo, al igual que no consideraba estar haciendo algo amoral al quedarse con pertenencias de Andy que veía como amuletos de la suerte. 

Hizo su mayor esfuerzo en crear una vivienda a partir de cuatro tablas ancladas en el suelo y un oxidado candado. Sin embargo, esa sensación de satisfacción que creyó que iría a obtener al finalizar no llegó nunca. Se tumbaba sobre el sofá mirando perdidamente al techo mientras se recorría inconscientemente el trapecio con dos dedos. A veces era la clavícula, otras, la parte baja del esternón. Cada vez que se dejaba llevar por pensamientos vacíos, cierta curiosidad llamaba a su puerta haciéndole recordar las técnicas medicinales de las que habló con Andy una vez. 

Se miró el brazo que ya había sanado parcialmente mientras encogía los dedos y los volvía a estirar.

- Me pregunto si podría curar cualquier parte de mi cuerpo con tan solo unas pulsaciones...

Doctores que habían empleado años de su vida en sacarse una carrera, enfermeros que tuvieron que pasar noches en vela para estudiar conceptos... ¿Realmente había una opción alternativa a hincar los codos en unos libros?

Lucas se levantó lentamente del sofá y se acercó al espejo con los dedos sobre su cuello. Sabía que podía ser peligroso probar en sí mismo a ciegas, pero le tentaba.

- ¿Qué haría Andy en mi lugar? - meditó unos segundos mirándose fijamente a los ojos pretendiendo sentirse en la piel de su amigo. 

Inclinó levemente la cabeza hacia su derecha y achinó los ojos. Independientemente de que pensara que esa metodología para aclarar sus dudas fuera eficaz, no conseguía mentalizarse lo suficiente...

- ¡Ah, ya! - exclamó agachándose para remangarse el borde del pantalón. Seguidamente se descalzó y se colocó de rodillas sobre sus propios zapatos.

Al contrario de lo que podría haber llegado a imaginar, el resultado de su test de imitación no fue exitoso ya que seguía viendo sus propios ojos a la misma altura del reflejo en el espejo. Lo único que había cambiado era la distancia entre su cabeza y el techo.

Lucas suspiró con frustración y se bajó de sus zapatos dejándose caer perezosamente sobre el suelo. 

- Sí, mamá, ya sé lo que vas a decir... - murmuró recreándose una conversación con sus padres como si lo estuvieran observando -. "Menudo idiota..."

Aun así, el frío suelo era más cálido que el amor familiar que Lucas llegó a sentir alguna vez. No era ni de lejos esa princesa delicada que sus padres quisieron tener. Una hija educada, inteligente y hermosa, la envidia de las altas clases. No ser rico podría haber sido compensado de esta forma, la niña podría haberse casado con un burgués vecino y levantar el triste nombre familiar para hacer historia. En cambio todo lo que obtuvieron fue una enorme decepción sin remedio y Lucas era plenamente consciente de ello. Le fue dicho innumerables veces que no valía lo mismo que los demás y, por tanto, tenía que aceptar una vida en una escalón inferior. Pero si vivir por debajo de los ricos significaba lograr su éxito y permitirles crecer, tal vez no estuviera tan mal, ¿verdad? Era como emplear tu vida en hacer una gran obra de caridad.

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⏰ Última actualización: May 25, 2020 ⏰

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Insomnio (SR #4) (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora