II. Airado

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Un ángel de la muerte apesta en el más allá,
un planeta rojo fue manchado por la sangre
de toda especie que viene al mundo y se va
por culpa del pecado, la guerra, por el hambre.

Esa es la ira infinita de un diablo sin origen
que oculta sus complejos con su doble moral,
perfecto, sólo en las mentes de aquellos que rigen
a la ignorancia futura de la sociedad.

Se oye lo hondo de su ira en su silencio rítmico,
la necrópolis, imagino en su rostro pálido
sin color, sea romano, fenicio, judío u olímpico.

En el más allá hay un vacío que me da pánico,
donde sólo habita un ser estéril y cítrico
con sus amigos irreales que fallecen rápido.

CXCVI: Sonetos AlejandrinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora