Batidos

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Narra Eva

Eva: Hugo, te quiero

Mierda, se me ha escapado. Espero que piense que es plan amigos.
Sí, seguro que lo hace, además si se lo llegara a creer, tampoco pasaría nada ¿no? Porque está claro que él no tiene ningún interés en mí.

Narra Hugo

Me acaba de decir que me quiere.
No será en le sentido que a mí me gustaría, pero bueno, eso es mejor que nada.

Hugo: Emmm, bueno vamos a pagar ese conjunto de ahí. Diría que es el que más te ha gustado, ¿no?–espero que Eva no me haya notado tan nervioso como lo estoy de verdad–.

Eva: Emm... Sí, claro. Muchas gracias.

Salimos de la tienda y nos dirigimos a comprar los batidos, pero desde que Eva dejó caer ese comentario, ambos estábamos un poco nerviosos; aunque no debería ser así.

Al comprar los batidos –que por cierto, estaban buenísimos– salimos de la cafetería y nos sentamos en un banco.
Seguíamos bastante callados y me daba mucha vergüenza romper el hielo; pero no hizo falta, porque entoces Eva empezó a tartamudear.

Eva: Hu... Hu... Hugo... Es él... Es el hermano del que está buscando tu madre... Es...

Delante de nosotros, a unos diez metros, había un chico que aparentaba unos pocos años más que nosotros. Vestía con ropa muy sucia y rota y tenía tanto la cara como los brazos llenos de moratones y cortes.
Caminaba muy lentamente arrastrando las suelas de los zapatos, que casi se le caían, mientras fumaba un cigarrillo.

Yo me había quedado paralizado. No sabía qué hacer y Eva aparentaba tener mucho miedo.

Eva: Hu... Hugo... Vámonos...

Hugo: Eva, ¿estás segura de que es ese?

Eva: Cla... claro... Te... tenemos que irnos...

Pero cuando nos levantamos ese tío ya nos había alcanzado.

X: Evaaa, hombre, ¡cuánto tiempo!

Eva: Alejate de mí, Emilio.

Emilio: ¡Pero si somos amigos de toda la vida!

Hugo: ¿No la has escuchado? Ha dicho que te vayas, chaval, que no quiere verte. A ver si te enteras.

Emilio: ¿Y tú quién eres para decirme eso, ehh?

Hugo: ¿Y a tí que te importa?

Le habría pegado un puñetazo en todo el careto, si no fuera porque Eva me había cogido antes de la mano.

Emilio: Ayy, Evita, Evita. ¿Ahora lo defiendes a él? ¿Quién es? ¿Tú nuevo noviete? –dijo riéndose maliciosamente–.

Hugo: ¿Y si lo fuera qué?

Emilio: Nunca encontrarás a nadie mejor que mi hermano –dijo dirigiéndose a Eva– Venga, ven conmigo y te llevaré con él.

Yo estaba tan atónito con la situación, que no me percaté de inmediato de que ese asqueroso había cogido a Eva de la muñeca y la estaba obligando a que se fuera con él.

Eva: ¡Ahh!
¡Qué me sueltes!

Emilio: ¡Cómo te quejes una vez más te vas a arrepentir!
¿Qué prefieres, que te estire del pelo, o te pegue en la nariz? –preguntó con malicia mientras se regodeaba–.

Que tío más repugnante. No le iba a permitir que le hiciera más daño. Se iba a arrepentir de lo que había hecho.

Hugo: ¡Suéltala ahora mismo, imbécil!

La soltó de inmediato, pero solo fue para ir a pegarme a mí.

Eva: ¡Hugo! –el tal Emilio me acababa de pegar un puñetazo en toda la nariz y notaba como caía la sangre por mi cara– ¡Déjalo por favor, Emilio!

Ese no iba a salirse con la suya. Ahora fuí yo quien le pegó en la cara y también en el estómago. Él me la devolvió y a partir de ahí empecé a verlo todo muy borroso. Él me había vuelto a dar y yo notaba como brotaba cada vez más sangre de mi cara.
Cuando me dio de nuevo en la frente y me pegó una patada en la pierna, caí al suelo y lo último que llegué a escuchar fue a Eva gritar y llorar como una loca y la sirena de una ambulancia desde lejos.

Este capítulo es un poco más intenso, así que espero que os guste😅
Y gracias por seguir leyendo la historia y todo el apoyo. Nunca pensé que me llegaría a leer tanta gente, así que os lo agradezco muchísimo❤️❤️❤️

Hasta El Final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora