One Shoots (Big Time Rush)

Why Don't You Love Me? (James Maslow y Tu)

“¿Por qué no me amas? Tócame, dime que soy tu todo, el aire que respiras ¿Y por qué no me amas? Abre tu corazón esta noche por que yo podría ser todo lo que necesitas.”

—James, recuérdame por qué estamos aquí.
—Queríamos matar el tiempo y ¡boom! Nos inscribimos a clases de pintura.
Observé mi intento fallido de un cuadro de frutas. No tenía ni una pizca de talento para esto, y viendo el cuadro de mi amigo, tampoco él. De su cuadro coloqué mis ojos en él. Su rostro tan atento a cualquier cosa que estuviera diciendo el maestro, mordí mi labio intentando mantener presa una sonrisa que moría por escapar.
La historia es así: Conocí James hace más de unos cinco meses, se ha convertido en un buen amigo. Nótese el error que hay en la última oración...
Amigo. Afortunada o desafortunadamente su forma de ser rápido se ganó un lugar en mi corazón, sin embargo era una en la zona de “más que amigos” y no era bueno.
Sinceramente no creo que esté ilusionada, más que eso, estoy decepcionada, intento saber por qué no me quiere, por qué no me ama, no es que sea el tipo de chica por la cual todos se pelean pero creo que James y yo somos muy compatibles. Casi como si fuéramos hechos el uno para el...
—¡Genial! ¿Qué harás? —Su voz me sacó de mis pensamientos abruptamente y no sabías a qué rayos se refería.
—Oscuridad —Contesté sin pensar.
—De acuerdo, después de todo es un tema libre —Comenzó a crear su “obra de arte” y yo hice lo mismo.
Si se le puede llamar arte a las pinceladas al azar que estoy dando.
Desinteresadamente creé mi pintura de la dichosa oscuridad. Quise reír al verla terminada. Dejé el pincel y tomé una toalla para limpiarme las manos. No interrumpí a James parecía muy interesado en su creación. Saqué mi celular y comencé a checar redes sociales, bueno eso intenté hasta que me preguntaron:
—¿Quieres explicar tu pintura? —Alejé mi mirada del aparato y puedo jurar que mi reacción podía hacer reír a 20 personas.
—Oscuridad —Repetí tontamente.
—Seguramente hay algo más que eso ¿cierto? —Maldito amante del arte, pensé.
—Obviamente... —Me sentía como una niña que había sido atrapada usando el maquillaje de su mamá.
—Queremos oírlo —Maldición, ahora había unas cuantas caras más, una de ellas me incitó a decir lo siguiente:
—Representa duda, interrogantes de por qué —Tomé aire y continué sin pensarlo dos veces —; ¿Por qué no me ama? Representa la pesadilla en la que estoy viviendo, la desesperación que llega a mí al ver que no puedo despertar. Que vivo un amor que no está correspondido. Pero también está el miedo de decir la verdad y que todo cambie, el dolor de mi corazón, éste permanece en la oscuridad por que está roto, ahí también se muestra la espera, la cual puede que me haga perder la cabeza, la espera de una razón, de una verdad por más que ésta me pueda lastimar, la necesito para saber si vale la pena permanecer o si debo avanzar. —Terminé sintiendo que mis pulmones necesitaban aire de inmediato— ¿Por qué no me amas? —Pensé en voz alta, me aturdió el sonido de aplausos de mis compañeros y el maestro, sin embargo la persona que quería ver, ya no estaba.
—Me gustaría comprar tu pintura —Indicó el instructor.
—¿Quiere gastar dinero en eso? —Pregunté asombrada.
—Sé que te es difícil creer que hiciste algo por lo que pagarían, lo sé por tu falta de interés en la clase, pero hoy le diste un profundo significado a “eso” —Enfatizó la última palabra haciéndome ver claramente su punto—. Abismo.
—¿Disculpe?
—Es un buen título, me parece —Observó la pintura—, Aunque no saber por qué no te ama es imposible detener la caída.
—¿Sabe qué? Quédesela, se la regalo, iré a buscarlo.
Alcancé a divisar una sonrisa en su rostro y me apresuré a salir, antes de comenzar a correr, lo vi, ahí sentado esperando por mí.
—Estás enamorada —Dejó claro James.
—Sí, y de eso...
—Soy un tonto, debí de haberlo dicho antes.
—¿De qué hablas?
—Llevo un tiempo sintiendo algo por ti y no lo dije y ahora me entero de que tú estás enamorada y...
—¡James! —Grité eufóricamente.
—¿Qué? —Preguntó con temor.
—Todo ha cambiado —Pareció no entender— La pregunta cambió, ya no es por qué no me amas —Sonreí.
—No entiendo —Tonto, pensé.
—Ahora es ¿por qué no me besas?