Viggo cansado y frustrado de que todos sus planes sean fallidos, decide utilizar un dragón que ni el propio Hiccup pueda liberar para amenazar la supervivencia de Berk
¿Lo jinetes serán capaz de superar el reto puesto por los cazadores? ¿Era realme...
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─ Oh, estás equivocado Stoick el vasto, esa no era mi verdadera intención, no mi plan original ─
Hiccup se estremeció al escuchar aquella voz ronca que estaba detrás de ellos, mostrándose tan imponente y perspicaz como siempre, Stoick solo atrajo más a su hijo hacia su robusto cuerpo, intentando protegerle al sentir como se estremecía por la voz ya conocida.
─ ¿Qué quieres decir Viggo? ─ Habló el jefe poniendo una mirada asesina y sin quitarla de su enemigo, Viggo contaba con aquello, solo fue cuestión de segundos para que uno de sus cazadores noqueara a Stoick el vasto por la espalda, Hiccup débil por la hipotermia, trató de salir huyendo del lugar; el jefe de los cazadores solo daba la espalda a la puerta de aquella casa de madera para poner su mirada en el líder de Berk.
─ Vayan tras él y llévenlo al gran salón ─ Ordenó a dos de sus cazadores, quiénes sin rechistar y perder tiempo salieron tras el castaño ─ El resto lleve al jefe al mismo sitio y encadénenlo en su trono ─ Una pequeña sonrisa maliciosa se formó en su rostro en lo que iba al lugar ya mencionado, esperaría afuera de aquel enorme salón, su sonrisa se agrandó cuando vio a los cazadores volver con su presa.
Devuelta a su conciencia, el líder de los berkianos busco con su mirada a su primogénito esperando que haya escapado de las garras de su enemigo. Las esperanzas de Stoick cayeron cuando Hiccup fue arrastrado por el enorme pasillo, había esperado que todo fuera una pesadilla, Berk estaba perdido. Los jinetes habían sido enviados de vuelta a la orilla para protegerla; sin oro y comida suficiente, Berk no tenía oportunidad de defenderse de un ataque, quiénes los estaban atacando se encontraban preparados, los cazadores de dragones claramente tenían todo planeado con anticipación para aprovechar el desafortunado estado del castaño. Hiccup estaba siendo arrastrado, luchando todo el camino contra los dos grandes hombres que tenían un aire de autoridad sobre ellos. Stoick los reconoció en cuanto entraron al salón, un hombre ya conocido, Ryker. El otro era claro de quien se trataba, Viggo. Su ropa y armadura eran más refinadas, estaban a un paso por delante de él, siendo el dueño de aquel diabólico plan.
El jefe de Berk se movió un poco en sus cadenas hechas con hierro de Gronckle, sentándose más erguido en un intento vago de intimidar. Los cazadores se habían encargado de dejarlo inmóvil en su trono para imposibilitarle algún escape. Peleó y se esforzó, pero estaba débil y hambriento, el hierro no era algo para ser roto por manos humanas. Además, luchar contra sus restricciones en ese momento sería indigno, a pesar de que estaba preocupado por su hijo, tenía que ahorrar su energía para un escape que realmente funcionara, no en unos tirones inútiles que no servirían de nada y posiblemente solo lo dañen.
─ ¿Qué es lo que quieren aquí? ─ La voz de Stoick salió casi más como un gruñido, se encontraba furioso, listo para matar a unos cuantos cazadores, su pueblo estaba sufriendo, no podía hacer nada y su encadenamiento solo le hacía enfurecer más, se escuchaban los gritos de las personas refugiadas en sus cabañas que eran obligadas a salir de ellas, principalmente mujeres, aunque también unos cuantos hombres. Incluso sin tener una vista de los escenarios se imaginaba lo que estaban haciendo los cazadores.
