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La Madriguera siempre había sido el lugar preferido de Ginny Weasley, desde que era una niña. A ella nunca le había importado si no era tan lujosa como otras casas, o si no era lo suficientemente grande. Su casa era la más especial, porque estaba envuelta en el aroma de la deliciosa comida de su madre, llena de humo por las bromas de los gemelos, con libros esparcidos por todos lados que pertenecían a Percy, y podías encontrar en cualquier lugar una rana de chocolate que eran de Ron. Bill y Charlie, a pesar de estar muy lejos, habían sabido como marcar la Madriguera; el primero mandando extensas cartas en las que relataba sus aventuras como Rompe-Maldiciones en Egipto, y el segundo enviando como regalo de Navidad caca de Dragón (la cual dejó mucho olor por mucho tiempo)
Y Ginny no había podido dejar su marca. Sus dibujos (los que hacía de más pequeña) no eran tan lindos como ella hubiera querido, así que le daba vergüenza mostrarlos por miedo a que se burlaran; de lo contrario, su madre los habría pegado en el refrigerador, junto con las medallas y logros de sus hermanos. No tenía algo especial, como Bill, Charlie, Percy, los gemelos o Ron. Ella montaba una escoba; todos, exceptuando Percy, lo hacían. Sus bromas eran buenas; todos, exceptuando otra vez a Percy, lo hacían. Comía mucho; todos, incluyendo a Percy, lo hacían. La única cosa especial que la hacía resaltar entre sus hermanos, era que ella era una chica. Y eso no podía pegarse en un refrigerador, o dejarlo tirado por ahí.
Pero, a pesar de todas aquellas cosas que la hacían sentir mal, le alegraba estar de vuelta. Solo se había ido cuatro años, pero parecía que fueron muchísimos más. Había vuelto para Navidad, Año Nuevo, algún cumpleaños, y aún así sentía que había estado fuera un siglo. Aunque el año no había podido ir, con todo el tema de que el Innombrable estaba de vuelta... Pero no quería pensar en eso en aquél momento, no cuando había regresado a su "lugar feliz"
La casa no había cambiado en absoluto. Seguía tal cual ella la había dejado: deforme, austera y con aspecto de caerse en cualquier momento. Cruzó la verja para ingresar al jardín y, con una sonrisa en el rostro, llamó tres veces a la puerta. Nadie contestó. Llamó tres veces más. Nadie contestó. Llamó otras tres veces.
—¿Hay alguien allí adentro que pueda abrirme la maldita puerta?—gritó, dando patadas a la puerta—¿Se los comieron los cerdos o qué?
La puerta se abrió enseguida, mostrando el brillante rostro de Hermione Granger, la mejor amiga de su hermano Ron. La chica castaña sonrió muchísimo cuando vio a Ginny y se le tiró encima, comenzando a gritar "¡Llegó, llegó, llegó!"
—¡Ronald!—gritó con más fuerza—¡Deja de dormir, alimaña apestosa, tu hermana está aquí!
—Hermione... déjame respirar—Jadeó la pelirroja.
Hermione, con el rostro aún iluminado de felicidad, soltó a Ginny, aunque sus manos permanecieron en los hombros de la pelirroja.
—¡Qué grande que estás!—Suspiró, enternecida.
—Sigo siendo unos centímetros más alta que tú.
—Cállate, y déjame actuar como una madre orgullosa.
Ron bajó las escaleras, algo dormido. Sonrió perezosamente al ver a su hermana y empujó a Hermione para poder abrazarla (ella se cayó al piso). Ron seguía igual como lo recordaba, aunque un poco más alto. Su cabello rojo estaba alborotado y sus ojos azules detonaban sueño y felicidad. Abrazó a Ginny, y ella sospechó que se había quedado dormido.
—¿Cómo estás?¿Qué tal Francia?—Preguntó Hermione, cuando Ron, quién seguía despierto, se había separado de su hermana.
—Yo estoy bien, y si te refieres a lo de Tú-Sabes-Quién, allí no ha llegado nada todavía, al parecer—dijo Ginny, aclarándose la garganta—. Aunque según he podido ver en las noticias...
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Nos Encontramos de Nuevo [HarryxGinny]
Teen FictionGinny Weasley decide volver a Londres para estar con su familia en esos momentos tan complicados, y quizás cursar sus últimos dos años de estudios allí en Hogwarts. Pero no cuenta con que Harry Potter está ahí también, listo para enamorarla nuevame...