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—¿Y qué te parece, amor? —pregunto mientras dejo la bandeja con nuestro pedido sobre la mesa.

—Pues el ambiente es encantador, aunque no entiendo por qué estás trabajando aquí —sonríe.

—Es lo único que puedo hacer por ahora, es difícil encontrar un trabajo de medio tiempo —respondo mientras levanto el vaso del frappuccino y lo coloco frente a ella.

—Bueno, tienes razón. No puedo contradecirte porque no estoy en la misma situación. Mis padres no me dejarían, prefieren que me concentre en aprobar mis cursos; además, son muy sobreprotectores.

Río —mis suegros saben cuidar muy bien de su linda flor—bromeo, lo que provoca que ella frunza el ceño de forma graciosa, haciéndome reír por su expresión.

—Dirás "tus padres", que yo recuerde nunca acepté ningún compromiso —frunzo el ceño en respuesta a lo que dijo.

—Eso duele, cariño —responde mientras se hace la dramática y coloca su mano en el pecho.

—Vaya, Jongin, madura —rie.

—Son las consecuencias de estar contigo, no he logrado madurar por completo —le sonrío, me levanto y me acerco para darle un beso. Se siente tan bien besarla, es como una tranquilidad que se hace presente en mi interior.

—¡Oye, Jongin! —escucho la voz de Baek gritando mi nombre—, limpia las mesas, hombre. Se acerca la hora pico y van a llegar más clientes —Sunny se ríe por esa llamada y nos separamos sonriendo.

—Ve, Jongin, te llaman jajaja. Aunque no me dijiste que tenías que hacer limpieza —dice.

—Rotaciones, hoy me toca limpiar —encogí los brazos y le doy una última sonrisa antes de caminar hacia la caja.

Sonrío internamente al recordar el beso que compartí con Sunny. Realmente elegí a una buena pareja.

Es increíble cómo ha cambiado mi vida. Su sonrisa es la más hermosa que he visto, es tierna, alegre, comprensiva y tiene un cuerpo increíble. Es la mujer perfecta, no puedo pedir más.

—Arruinaste mi momento, Baek —reclamo con tristeza en mi rostro.

—Vamos, Jongin, te permití estar con Sunny durante una hora, tienes que trabajar —me regaña mientras se dedica a preparar un pedido.

—Por esto puedo hacer que te despidan —comento, tratando de provocarlo.

—Amigo, soy nieto del gerente, ¿crees que pueden despedirme? —pregunta con una sonrisa—. Vamos, toma la escoba y empieza a barrer —me la entrega riendo. Frunzo el ceño y termino por sonreír para comenzar a limpiar. Dejo la escoba a un lado y tomo un trapo para limpiar las mesas y recoger los pedidos culminados. Poco a poco comienzo a sentir calor y la chompa no ayuda, me hace sudar. Maldigo el hecho de que en la mañana haya hecho tanto frío como para venir con la chompa. Dejo el trapo sobre la mesa por un momento y con la mano le hago señas a Baek, quien se encuentra en la puerta, para que pueda ir a mi casillero y cambiarme a un polo. Él asiente, y le doy una última mirada a la mesa donde dejé a Sunny, pero me doy cuenta de que ya se ha ido. Formo una mueca de tristeza y luego dirijo mi mirada hacia Baek, pero me detengo en seco al verlo entrar con mi odioso primo.

"¿En serio? ¿Tengo que verlo incluso en el trabajo?"

Me pregunto con una mueca de asco en el rostro. Es tan difícil encontrar trabajo en estos tiempos que solo me queda aguantar hasta que encuentre uno nuevo.

Saco la llave de mi pantalón y camino rápidamente hacia mi casillero. No quiero que noten mi presencia aún; si bien puede ser después, ahora no tengo ganas de encontrármelos.

Inevitable Antídoto l ChankaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora