En un mundo completamente normal, el cielo se pone muy azul y aparecen extraños cuerpos en él. Empieza una carrera contra el tiempo entre saber qué es lo que está ahí y qué es lo que vino a hacer al planeta.
Se acercaba la noche y empezaban a verse más aterradores, oscuros... ahí simplemente flotando sobre nosotros.
¿Qué tanto pesan? ¿Caerán? No hay dónde ir.
El que estaba encima de la casa solo lo estaba en teoría, en realidad, si llegaba a bajar no aplastaría la casa sino el patio.
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Las horas pasaron con la amenaza sobre nuestras cabezas, la idea era mantenernos despiertos toda la noche tanto para esperar información de los medios y también por si alguna de esas cosas empezaba a caer.
Sin embargo, estando ya en horas de la madrugada, de alguna forma, todos nos quedamos dormidos un par de horas.
Eran las cinco de la mañana, desperté delante del reloj despertador, ni siquiera recordaba haberme acostado, debí estar muy cansada.
Había niebla afuera, ¡Era mucha niebla!
¿Es posible que se forme tanta niebla solo en un par de horas? no lo sé, supongo que en otros climas es posible pero en mi ciudad...
Estoy cansada de tantas preguntas sin respuestas.
Me acerqué más a la ventana tenía mucha curiosidad y miedo, algo me decía que no era buena idea. Enseguida noté que la niebla se estaba asentando.
Estaba acumulada a un metro del suelo y por encima de esa altura aun había niebla pero era mucho más visible. El pequeño Jupiter seguía encima de mi casa, fue un alivio de cierta forma, pero luego volví a experimentar miedo de golpe.
Entre el patio frontal de la casa y la carretera había un mini planeta incrustrado, sólo veía su silueta a causa de la neblina.
Era aquel mini planeta que parecía una dona, aquel que vi tan a lo lejos, y estaba muy lejos... porque de cerca era mucho más grande de lo que habría pensado.
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