Un fin de semana que salieron al centro comercial, iban para el cine a ver una película, y al ir Charlotte con la cabeza agachada, que era algo que hacía siempre, chocó con una persona. Después del incidente se escuchó una voz masculina pidiendo disculpas, Charlotte levantó la mirada y se dio cuenta que había chocado con un chico alto, de piel clara, cabello largo, joven y muy atractivo. La adolescente al verlo se puso muy nerviosa y no la podía disimular, pues nunca había estado tan cerca con un hombre tan encantador como él. El chico nuevamente le pidió disculpas, pero ella no le contesto, después, el sujeto le hizo otra pregunta al ver que ya no le contestaba, preguntándole su nombre, pero Charlotte de nuevo no le contesto y se alejó de él sin decirle una palabra. El joven se quedó desanimado al ver que Charlotte lo había ignorado, ya que él, en el primer momento que la vio directamente a los ojos sintió una gran atracción por ella, pero él tenía muy en mente que ella no había sentido lo mismo, pues no había contestado ninguna de sus preguntas.
Después de regresar del cine, Charlotte fue a acostarse, pero no podía dormir, ya que no dejaba de pensar en aquel chico tan interesante con el que había topado en el centro comercial, pero ella estaba muy segura de dos cosas: que jamás lo iba a volver a ver, y que ningún hombre tan atractivo como él se iba a llegar a fijar en ella, así que, en tan solo un par de días, se olvidó por completo de él. Mientras, por otro lado, el chico no dejaba de pensar en Charlotte, preguntándose el por qué lo había ignorado, pero también deseando que algún día se volvieran a encontrar.
