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Park Jimin
Al parecer el invento de mi madre no se vendió — ¡Que mal! — lo que es bueno porque sino ahora mismo estuvieran lloviendo demandas por intoxicación. Mire por la ventana de la tienda como las personas pasaban y pasaban, entre mi divagues recordé al chico de la mañana, con aquella gorra y lentes claramente caros.
« ¿Acaso al joven príncipe no se le ocurrió un mejor disfraz? » pensó.
— Jimin, prepárate para cerrar y recuerda que debemos ir a casa para arreglarte, esta noche es el baile — avisa mi madre mientras revisa las ganancias de esta mañana.
Asentí y mire con pesadez por la ventana de la tienda.
...
— ¡Mantente quieto, Jimin! Si llegas a llorar te dejaré así. — advierte mi madre apuntándome con su dedo.
— Ammh, madre estás metiendo la brocha de sombras en mi ojo, ¿Cómo no quieres que mi pobre ojo llore?
Mi madre revoloteo sus ojos y siguió con su trabajo.
Luego de que mi madre terminara de maquillarme o más bien ponerme un poco de sombra y un poco de brillo, me ayudó con el traje y los zapatos. Al estar listo me ví finalmente al espejo.
— Te ves hermoso, el príncipe Kim caerá rendido a tus pies y te reclamará como su Omega.
« Ojalá y ni toparme con el directamente otra vez.»
