El dolor ajeno no lo podemos sentir, pero si comprender, ya que repelemos esa sensación. Ante el daño causado mucho reaccionan diferente, unos huyen, otros se enfrentan, pero algunos crean odio y venganza. Ya que hefestos no tenía un corazón lleno de odio, Eris sería su escudo, ya que era su amigo, y no se quedaría con las manos cruzadas.
Eris sabía bien que tenía que adoptar otra forma, para llevar acabo su plan, debido a las fricciones que había entre los dioses por la guerra.
Se dirigió a tesalia, para ver a cariclo, la ninfa de la clarividencia y la viuda de quirón. Que tenia la cabellera dorada que resplandecía como el aura debido a su padre, sus ojos grises, y de una baja estatura.
Cuando eris se presentó en su hogar, disfrazada de anciana, ella le abrió la puerta.
-deja tus disfraces, diosa del caos... -
-que.... Yo no tengo un propósito como los demás! -
Cariclo hizo una sonrisa burlona, intentando tapar sus labios con su mano.
-es noble lo que intentas con tu amigo, pero no puedo curarlo, si es lo que veniste a buscar, solo quién lo daño, puede curarlo... --esa, no hará nada por él -
-no dije que ella lo hiciera, solo necesitas una trozo de ella... -
-por qué me ayudas?... -
-no te ayudo, solo que es inevitable... Además tu liberará a mi hija Hipe... Así que.. Confío en ti, pero no te acerques a delfos Eris, bueno no por ahora -
Eris se sentia intrigada, y aún no sabia a dónde acudir, así que volvió a verla, y solo unas palabras bastaron para que supiera donde buscar.
-la reina del tejido.... Ella podría ayudarte... Además de la mujer serpiente y la que tiene serpientes...-
Eris cambio su disfraz a una adolescente para llegar a hipepa una ciudad bella y llena de hábiles artesanos, que no se atrevían a ir a las cuevas, ya que había algo horrible que devoraba a los hombres, mujeres niños y animales.
Las habladurías del pueblo advertían a los viajeros que no se acercaran a las cuevas, ya que ahí vivía un monstruo capaz de arrastrarte sin tocarte, no sabían bien cómo era, ya que los que lo vieron ya habían muerto, solo se escuchaban los gritos por las noches.
Eris se preparo, teniendo una buena armadura bajo su ropa, y una daga brillante. Se adentro en el bosque buscando la cueva de tal monstruo, el bosque era denso, siguió subiendo la montaña mesogis... Mientras subia, los destellos de Luna se reflejaban en pequeños hilos que brillaban y se entrelazaban en los árboles, eran tan finos que ningún humano podría verlo.
Eris recordó que hefestos hizo una red así de fina para atrapar a afrodita, y no caería en ese error. Cogio una gran roca y la lanzó donde unos hilos hacían un entrecruze, y ahí es donde la vio, una araña gigante, con cabeza de mujer volteada hacia arriba, y sus cabellos llenos de de hojarasca, ya que su cabellera se arrastraba debido a su longitud, sus ojos no eran humanos, dos en cada lado, rojizos como el carmín, de sus labios sobresalían cuatro colmillos gruesos, el torso aún parecía algo humano, que exponía sus senos y su sexo hacia arriba, pero su piel parecía un exoesqueleto.Mientra Baja lentamente, eris se paralizó, no por el miedo si no por admiración, cuando se dio cuenta esa mujer lanzó veneno por sus colmillos, eris se cubrió con los árboles, y se dispuso a correr, mientras veía una sombra que brincaba de árbol en árbol.
Tiro de aquellos pequeños hilos casi invisibles, llamando la atención, haciendo que su contrincante chocora con el tronco.
-ahgsrrr.... - se escuchaba cercade ella